Al castrismo lo combatimos hasta con la mente en blanco.



Hoy estoy sin ideas. Parece que el cansancio físico me “aturde” la imaginación y me pone algunas trampas frente a los ojos. Intento escribir pero las letras se me enredan y solo me salen muchas malas palabras.
Llamo a mi amiga la cínica y me dice que no me entiende, que mientras esté esa tiránica dictadura de los Castro haciendo de las suyas en Cuba: “Ahí hay tela por donde cortar y pegar… mueve el pudin mi’jito que aquí el que no salte es comunista… ”.
Pero no es tan fácil, por más que pienso y me exprimo las entendederas hoy no me sale ni esta buena palabrita.
Reviso y leo las publicaciones de los amigos en facebook y encuentro muy buenas opiniones, comentarios, artículos, frases y “ocurrencias”. Se han creado algunos grupos que vienen empujando con mucha fuerza.
Me gusta leer la mayor cantidad de post que puedo porque me retroalimento y aprendo con la genialidad y la lucidez que emana de cada publicación. Yo digo que hasta las cosas de los chivatos castristas tienen lo suyo porque, caballeros, en pleno siglo XXI, con todas las cosas que ha vivido la humanidad, y sobre todo los cubanos, aun esta pandilla de degenerados continua con la misma retórica discursante del dos por uno iniciada por Fidel Castro hace más de 60 años. Dan gracia pero no son graciosos.
¡Pero hay que ver que el cubano es ocurrente! El cubano, además de todas las virtudes y “despilfarros” señalados por muchas personas de diferentes latitudes, es un tipo que no puede quedarse callado, opina y discursea de cualquier tema, si es de política más, y si es de Cuba, de la cruel, traicionera, golpista y mierdera dictadura castro-comunista ni hablar, digo, rectifico, lo hacemos hasta por los codos.
Todos los cubanos, por culpa de Fidel Castro, llevamos muchas marcas en el alma, unos más, otros menos, pero no existe un solo cubano en este bendito planeta de música sinfónica, jazz y reguetón a quien esa dictadura traicionera no le haya cambiado la vida.
Tengo una amiga aquí en facebook, de hecho mi preferida, con perdón de otras muy buenas que también me acompañan, que tiene 93 años y que es una de mis mejores lectoras y más apasionadas crítico. Vive en Miami y me cuenta que lo que más extraña de Cuba es la brisa con olor a mar. Le digo que Miami tiene mar, playas y brisas a borbotones pero me dice que no, que como el de Cuba ninguno, que aun después de más de 40 años en el exilio sigue buscando esa sensación indescriptible y esos espasmos casi orgásmicos que provocan el “salitre cubano de Cuba”. Y yo pa’ joderla le pregunto: ¿Orgásmicos, a tu edad? Y me responde altanera y locuaz: “Los buenos orgasmos son la única cosa que no se olvidan ni aunque pasen 100 años o la vida entera”.
De lo otro, es decir, de la vida mundana, de los tamales con carne de puerco, del café colado con tetera, de la yuca con mojo y de los sabores y las “pasiones” de Cuba me dice que no coma tanta mierda que esas cosas mal que bien se encuentran en todas partes: “o al menos parecidas, así que ordena tu espíritu que la simplicidad es la esencia de la grandeza…”.
Pero bueno, siguiendo con el tema, es muy estimulante, impactante, sobrecogedor y apasionante observar que coinciden en las redes sociales varias generaciones de cubanos y la mayoría con ideas muy claras sobre el daño, la traición y el carácter real de la dictadura de Fidel Castro y sus herederos ilegales y malditos. Las ideas, aunque diferentes, son únicas, y es lo que yo considero lo más positivo de este movimiento de inconformidad, protesta, lucha y perseverancia de nuestros compatriotas que quieren ver una Cuba libre y democrática.
No importa la edad o las experiencias vividas, los cubanos honestos agonizamos al ver un país destruido por más de 59 años y que cada día sale un imbécil diciendo que la revolución socialista marcha triunfante hacia adelante por la guardarraya, “mi congo se va por la guardarraya, por la guardarraya, por la guardarraya…”.
Yo digo que cuando a un hombre honesto y sensible le pisan un dedo del pie grita, no importa la edad que tenga, grita y le canta las verdades al mismísimo en su propia cara…
Ricardo Santiago.



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