Cuba: Un país feudal en pleno Siglo XXI.





La dictadura que impera ilegalmente en Cuba ha hecho retroceder y ha destruido tanto a la nación cubana, en el orden económico, político y social, que los cubanos, en vez de tocar el progreso con las manos, vivimos en una especie de feudalismo cochambroso donde hasta aceptamos medio risueños pagar los diezmos, los “veintemos”, los “treintemos”, los “cuarentemos” y, sin mucho inconveniente, convertirnos en siervos, perdón, en revolucionarios De Leva así… sin chistar.
En la vida real Cuba es un gran feudo. Raúl Castro, respaldado por su “temible” ejército de chivatones, tracatanes y edecanes del lupanar actúa como amo y jerarca de todo cuanto se mueve o se está quieto sobre nuestra querida tierra. Lo único que le falta a este degenerado “señor” es ejercer su derecho a “desvirgar” a las fieles doncellas en su primera noche de bodas. Dice mi amiga la cínica que ese comentario, esa idea, de sólo pensarlo, le da tremendo asco y mucha repugnancia
Por lo demás es el clásico mandamás medieval ejerciendo sus caprichos sobre sus súbditos y promoviendo o eliminando a quien a él le dé la gana, cuando quiere y como quiere al compas de: “Damisela encantadora, Damisela por ti yo muero…”.
Lo heredó de su hermano el desenfrenado ideológico, el tarambana político, la piedra en el tenis de las revoluciones, el verdadero inventor del feudalismo tropical, el que no creyó ni en la madre que lo parió y se burló de todos los cubanos a plena luz del día. Dicen las malas lenguas que lo hacía hasta del propio “Raulín”, que más de una vez lo humilló en público, lo hizo llorar y se mofó de su aspecto lampiño y medio afeminado, en fin, que lo cogía pa’ sus cosas cuando le salía de sus abusadoras nalgas.
En Cuba no existe, en la práctica real, un sistema económico-social coherente, productivo, que conduzca a la nación al desarrollo y al progreso.
Bueno, en realidad, yo pienso que si, y esta es una visión muy personal: En Cuba predomina el sistema del caos, el maniguiti, la cogioca, el “mira pa’rriba, saliva…”, y todo para un sólo lugar, pues por más que la tiranía castrista trate de disimular su desvergüenza, el robo, la hecatombe económica y el desparpajo mortuorio autodenominándose la revolución del pueblo y para el pueblo asediada por el imperialismo, veremos que ni comunismo, ni socialismo, ni capitalismo ni la madre que los parió, feudalismo patriarcal y dinástico a pulso, impuesto a la cañona, a la trompá y al si te gusta bien y si no también.
Si alguien duda de cuanto digo preguntémosle entonces a los miles de cubanos fusilados, ejecutados, torturados, desaparecidos, encarcelados o desterrados por el sólo hecho de pensar o querer una Cuba verdaderamente libre, democrática y con prosperidad económica para todos.
No pretendo convencer a nadie, pero para mí resulta demasiado evidente, demasiado real, visible, palpable y demostrable. Estos dictadores y esbirros no se esconden, incluso pienso que lo hacen ex profeso, como una burla, que les gusta demostrar que son un “gobierno” de mando, obedece o te coge el cocuyé, de machos con pantalones sin ojales, de octogenarios “aviagrados” hasta la saciedad que le pasan por encima a cualquiera, a quien sea, incluyendo a sus propios lame botas a quienes desguazan si tienen que hacerlo por tal de preservar la rigidez de sus “castillos”.
Ahora Raúl Castro está preparando al próximo “Castrado feudal” para dirigir la finca de los tomates y las azucenas. A posicionado en los puestos claves de su pirámide feudal, sin contemplaciones y aunque no posean la preparación necesaria o los conocimientos suficientes, a cuanto conde-general, duque-coronel o marques de la tracataneria repugnante le sirva para garantizar el sonido de las monedas dentro de las bolsas imperiales. No quiere dejar ni el más mínimo cabo suelto para que continúe en práctica la ley del embudo: ¿Y el pueblo? “…que se joda, si total, si han aguantado hasta aquí, que lo hagan un poco más…”.
Pero error de cálculo, una vez más se equivocan estos malditos feudalistas reaccionarios de fastuosos trajes verde-olivo. Los cubanos dignos no somos sus siervos, no queremos seguir con la cabeza baja esperando y esperando por: “hasta que se seque el Almendares”, ya somos muchos los que alzamos la voz y las manos contra el descaro que han implantado en nuestra tierra y muchos más los que queremos verlos salir de sus “palacios” con el rabo entre las patas, con la pestilencia de sus diarreas incontenibles, lloriqueando y suplicando perdón, derechitos al patíbulo por tantos y tantos crímenes cometidos contra el pueblo cubano.
Ricardo Santiago.




Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Translate »