El daño causado por el castrismo a los cubanos es demencial y malvado.





Yo digo que la dictadura castrista se ha especializado en hacerle daño a los cubanos. La realidad más real es que somos un montón de generaciones las que hemos sufrido, padecido, soportado, aguantado y resistido, durante casi 60 años, a un régimen, y a una partida de sinvergüenzas, decidiendo, como les sale de las entrañas, el destino de millones de nosotros sin que nadie les ponga un freno, con la complicidad de algunas democracias mundiales y el visto bueno de muchas “personalidades” con famas adquiridas o fabricadas.
Nosotros los cubanos, como bien dice la sabiduría popular, nos ganamos la Lotería el 1 de Enero de 1959, pasa que el premio gordo era una revolución engañifa, estafadora, embaucadora y traía consigo a un tremendo descara’o que, con el bonche y la jarana, el arroz con leche ahuma’o, con Estela es un granito de canela y que el imperialismo es lo más malo que se ha inventado, nos envolvió como caramelitos rompequijá y nos soltó en la puerta de un colegio para ver si sobrevivíamos a la gula desaforada de unos niños, perdón, de unos pioneritos seremos como el Che.
Yo mismo fui uno de esos pioneritos. De aquella época recuerdo, como si fuera ahora, y de pensarlo se me ponen los pelos de punta, el terror que me provocaban los matutinos y las actividades políticas en la escuela.
Una práctica habitual de la pedagogía revolucionaria, socialista y fidelista, era parar, frente a todos los alumnos, a cualquier estudiante por algo que, según los maestros, no estuviera acorde con las “ideas” de la revolución. A estos “sembradores de pinos nuevos” lo mismo les daba que no hicieras la tarea, que tuvieras el pelo un poquito largo, que tus pantalones fueran algo estrechos o las sayas de las niñas “provocativamente” cortas.
Nunca podré olvidar esa sensación “guillotinesca” que me producía la mirada de la Directora escudriñándonos desde la tribuna y el temor a ser señalado y conducido al “cadalso” para un escarmiento político-ejemplar. Ahora, con los años, he comprendido que la inocencia, el exceso de inocencia e indefensión, puede provocar que, literalmente, nos caguemos en los pantalones.
Y es este el punto donde quería llegar. Mi generación, nací en 1962, como las posteriores, fuimos y son víctimas del abuso sistemático, el daño, la maldad, el acoso, la depredación, la manipulación, el engaño, la mentira y las felonías de una dictadura que se especializó en estrujarnos y lavarnos tanto el cerebro que muchos terminamos largándonos de aquel “lavatín” infernal y otros, los más afectados, quedaron mutilados para siempre y gritando yo soy Fidel, o gracias Comandante por todo lo que nos has dado, aun viviendo fuera de Cuba.
Pero no se puede hablar del daño causado por esos hijos de puta si no somos capaces de enumerarlos. Los cubanos perdimos nuestra identidad en 1959, el castrismo transformó de un bayonetazo la rica tradición cultural de nuestra nación y nos puso a cavar trincheras, marchar como unos desaforados, tirar tiros pa’llá y pa’llá, gritar consignas y oír discursos interminables, apoyar leyes y “reformas” revolucionarias, cambiar el traje por los uniformes y lo peor, lo más terrible y angustioso de todo cuanto hicimos, corear como verdugos idiotizados paredón, paredón, paredón.
Nuestra estupidez, nuestra ignorancia y nuestra complicidad le costó y le cuesta la vida a cientos de miles de compatriotas.
Es mucho el daño infligido por la tiranía castrista al pueblo de Cuba, perfectas “mariconadas socialistas” implantadas para someter y doblegar el espíritu de una nación y para que hombres, mujeres y niños no tengan tiempo siquiera de entender qué carajo es realmente la libertad.
La escasez injustificada, el racionamiento eterno, el excesivo control sobre la vida de los ciudadanos, la desinformación constante y planificada, los apagones, la mesa redonda, el adoctrinamiento, el partido único, la falta de agua, jabón, desodorante y papel higiénico, el picadillo “enriquecido”, la sed, la represión y la autorrepresión, el ascensor que ni sube ni baja, la masa cárnica, cinco huevos por persona al mes, la leche a los niños hasta los siete años, el quinqué de luz brillante, con la revolución todo contra la revolución nada, las largas colas, los desfiles y mítines de repudio, la chivatería, la adulonería, la croqueta de subproducto, la imposibilidad de elegir lo que queremos, la censura, una señora que resbaló y se cayó en medio de una fosa séptica, las elecciones al poder popular y, la peor de todas, la más terrible y perjudicial, dañina e infernal, el mismo apellido y la misma doctrina “mojonera” castrista clavada entre pecho y espalda de los cubanos sin darnos un tiempo para respirar.
Ricardo Santiago.


1 comentario en «El daño causado por el castrismo a los cubanos es demencial y malvado.»

  1. Yo solo veo maldad, daño, manipulación, falta de respeto, gran ignorancia y fetidez en esta pagina me huele mal esta pagina, no se si seras un «mal bañao» ni me interesa pero estas bien embarrao con la mierda de la desinformacion y cuidao no te embarres de sangre porque aqui tus mejores padrinos los dolares pagan a asesinos y matan estas llamando a destruir y dañar todo un pueblo que ha tenido muchos dolores y no precisamente los que tu llamas a eliminar es mucho lo que sabemos, no somos ingenuos como antes, tenemos afortunadamente la conciencia clara y gente tan extremista como tu no son mas que oportunistas llenos de ambicion personal y de veneno prestos a clavar su garra en sus propios hermanos la fissionomia clara de un traidor, bajo repulsivo, inepto, payaso, falta de guevitos y descreido.

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