Esteban Lazo: El “genio” lamparero de la revolución con minúsculas.





Ahora se baja este “consorte” con la muela de que los cubanos tienen que pagar más impuestos. ¿Habrase visto un ser tan sinvergüenza, tan cínico, tan descara’o, tan oportunista y tan mediocre como este “pitusín” de doble costura?
Sería bueno que este paria de la decencia declare públicamente con cuánto contribuye él al erario público cubano mediante el pago de impuestos, si es que lo hace, y sobre todo a qué se dedican dichas contribuciones en Cuba.
Definitivamente la revolución con minúscula de los Castro los caga, los apila, los esparce y los “huele” para que le sirvan de ridículos esperpentos del disparate mientras ellos juegan a los escondidos o al burrito 21, todo el tiempo, en la cara oculta de la Luna.
Con “genios” como este Esteban Lazo ninguna dictadura necesita más. Obediente como un culo, depositando siempre a la hora acomodada el mensaje “sagrado” de sus intestinales jefes, este “ébano” de la hipocresía socialista fue la segunda carta de presentación que utilizó Fidel Castro para hacerle creer al mundo que ni él, ni su revolución de porquería, eran racistas. ¡Que los compren quienes no los conozcan!
Por cierto, peor que el racismo en Cuba, que existe y no se puede negar, es la polarización de la sociedad cubana que esa dictadura sin escrúpulos ha elevado a niveles estratosféricos, segmentando a los cubanos en revolucionarios, contrarrevolucionarios y apáticos, una segregación “mental” que va más allá de la decencia humana y de la convivencia natural en cualquier sociedad civilizada, porque el hombre es dueño de su pensamiento y todo “gobierno” debe respetarlo como la posesión sagrada de cada individuo, a eso me refiero cuando digo que el castrismo inventó lo de blanco y negro, división social que nada tiene que ver con el color de la piel.
Pero bien, continuemos con el tema, temita tema. Esta “masita” de pan tosta’o, que hoy por hoy es al “flamante” presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba, una especie de Asamblea Constituyente como la que quieren implantar los pupilos del castrismo en Venezuela, donde quienes participan lo aprueban todo por unanimidad en total complicidad con la dictadura y para no herir los sentimientos de los Castro, dice ahora que los cubanos tienen que pagar más impuestos.
Bueno, bueno, bueno, bueno, pero es que este mequetrefe cómplice número uno de los crímenes del castrismo no sabe que la vida de los cubanos es un “impuesto” en sí misma, que desde que nacemos todo cuanto comemos o sencillamente respiramos es una “imposición”, que desde los cinco años en las escuelas, o mucho antes en el círculo infantil, esa proselitista dictadura nos “impone” su “chacalista” doctrina como un dogma y como si fuera la única verdad que existe sobre la faz de la tierra, que para vivir en Cuba, como el marxismo manda, es mandatorio ser revolucionario, delator, combatiente, medio comunista u obediente, muy obediente, y que hay que ser como el Che.
¿Pero en qué país vive este fulanejo?
El mayor, más desproporcional, injusto, abusivo e indecoroso impuesto que tienen los cubanos es a través del salario oficial que les paga la dictadura de los Castro por el trabajo realizado. En Cuba la ecuación trabajo-salario-costo de la vida es como uno de esos problemas de la física cuántica o de la matemática aplicada que nada más que entienden dos o tres sesudos o siete u ocho sinvergüenzas, que la solución a la ecuación cubana es de muy difícil comprensión porque nadie puede explicar cómo, en pleno siglo XXI, y frente a la complacencia de la comunidad “científica” internacional, los cubanos sean la fuerza de trabajo esclava más disfuncional del universo, con los salarios más ridículos del mundo, con una doble moneda que no tiene ninguna justificación razonable y que literalmente vivan colgados por los “cojones” intentando que el dinero les alcance para llegar a fin de mes.
Yo digo que si esa revolución de apéame uno que tanto vocinglera su superioridad moral, la justicia social, la igualdad y el chiqui-chiqui es tan “bárbara” como sus defensores quieren hacernos creer, por qué el salario de los trabajadores cubanos no es igual o superior al salario mínimo promedio de un obrero, un simple obrero norteamericano, canadiense, sueco, costarricense, sudcoreano, sudafricano, vietnamita, mexicano, colombiano, peruano, chileno o argentino, por sólo citar algunos ejemplos.
La realidad es que la dictadura castrista no escatima centímetros, metros ni kilómetros para exprimir al trabajador cubano y mucho, pero muchísimos menos a sus “querubines” ideológicos para que hagan el papel de comemierdas pregonando el absurdo que significa ese socialismo que es un “impositivo” por los cuatro costados.
Ricardo Santiago.




2 comentarios en «Esteban Lazo: El “genio” lamparero de la revolución con minúsculas.»

  1. Bro, con el mayor respeto cambiale el nombre al Blog por la matraca, deja de Ser blogger y ponte a vender frituras, tu muela vizca es igualita a las de aqui pero con signo contrario

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