El General quiere morirse sin que le arranquen las plumas.



Se avecinan tiempos muy difíciles para Cuba y los cubanos. La desesperación de Raúl Castro por sentar en el “trono desfondado” de la dictadura castrista a su hijo, a su hijito del alma, al siniestro Coronel de la retaguardia vaciladora o al mismísimo comemierda que se sacó un ojo jugando con “coheticos” en Angola, raya en la histeria, el pataleo, los jalones de pelo, los gritos “apucherados”, el no llores niña ponte ajustadores, los arañazos y los brinquitos en puntica de pie.
Y cuanto digo no es un juego. No exagero. Desgraciadamente una vez más en Cuba la historia se repite a lo descara’o, sin que nadie le ponga freno, con el mira pa’llá y aguanta calla’o de las “mejores” dictaduras de la historia, sin que el pueblo tenga siquiera derecho a protestar, a quejarse, a decir no los queremos, estamos hastiados de tanta miseria y tanta hambre, queremos un cambio total, queremos una real democracia y queremos justicia.
Y me estoy refiriendo al traspaso del poder en Cuba, estoy hablando de la pantomima buñuelera que significa “traspasar” el único puesto de “verdadero poder” en nuestro país, en esa Cuba nuestra dominada desde hace casi 60 años por intereses mezquinos, narcisistas, tiránicos, egoístas, ambiciosos y traidores, igualitico a lo que hizo Fidel Castro en el 2008, al “delegar” en su hermanito Raúl, Raúl, qué tiene Raúl… la “responsabilidad del gobierno”, ahora lo intenta hacer el mediocre General sin batallas nombrando a su sádico hijo para izar el papalote del castrismo y que no se les vaya al “voli” por la guardarraya pa’bajo.
Y: ¿Por qué?
Pues muy sencillo, porque en un país donde en los últimos años no ha existido una verdadera democracia, donde sus ciudadanos no pueden elegir ni partidos políticos, ni programas económicos, ni proyectos sociales que representen ideas diferentes y donde el “funcionamiento” de la sociedad se ha erigido única y exclusivamente en torno a la figura de un caudillo todopoderoso, despótico, tiránico y abusador, es de esperar que nadie confíe en nadie, ni en la madre que los parió, y las traiciones, las zancadillas, las puñaladas traperas y los secreticos, secreticos, son mala educación, estén a la orden del día.
Es natural, cómo puede existir confianza en un nido de ratas que luchan entre ellas para devorarlo todo, quién puede dormir tranquilo conviviendo entre hienas, hacia dónde se puede mirar en medio de un montón de víboras que no sienten el más mínimo escrúpulo para matar, robar, prostituir, corromper, hacer desaparecer, calumniar, maltratar, prohibir o asesinar.
Saturno devora a sus hijos y se limpia los dientes con un “huesito”.
Al final de este cuento interminable que es la dictadura castrista en Cuba yo siempre he pensado que esa “bola” de cherna de Raúl Castro, sea cierta o no, que sí, que sí, que no, que no, que yo lo vi con estos ojos que tengo aquí, la echaron a rodar los propios castristas, léase Fidel Castro, para desprestigiar al hermano blandengue, pedigüeño y lascivo del difunto Sultán de los Potreros.
Porque lo cierto es que Raúl Castro es un tipejo con un tremendo aspecto de alimaña, sin carácter y sin méritos que por su parentesco con el Cambolo Sideral ocupó todos los cargos segundones del país aun cuando otros sicarios del corre ve y dile tenían mucho más derecho que esta sabandija.
Fidel Castro fue un tipo tan torcido que centralizó el poder en Cuba a su “imagen y semejanza”. No le dejó nada a nadie, ni chupín, chupán, tan es así que a la hora de recoger los cheles se dio cuenta que en el único en quien podía medio confiar, sin que le sacara un sable, o le metiera el dedo en el c…, era en ese “hombrecito”, sangre de su sangre, a quien se había cansado de ofender, maltratar y desprestigiar revolución arriba y revolución abajo.
Porque esa es la realidad, quienes inventaron el castrismo están apostando a morirse de viejos porque saben que tienen mucho que pagar. Los que le siguen, es decir, la segunda generación de truhanes y malhechores de la patria cubana aunque se laven las manos con lejía y la boca con salfuman están igual de comprometidos y, como son 60 años de una cadeneta infernal de asesinos, extorsionadores y corruptelas hechas a Cuba y a los cubanos, son muchos, muchísimos, los que se han “beneficiado” con la existencia de esa vulgar tiranía y saben que están en la lista de los deudores de la Patria.
El General tiene que apostar por el Coronel porque, sencillamente, no confía en nadie y quiere morirse sin que «nadie» le arranque sus plumas.
Ricardo Santiago



1 comentario en «El General quiere morirse sin que le arranquen las plumas.»

  1. EL TERMINO EN CUBA NO HAY UNA VERDADERA DEMOCRACIA ES INCORRECTO, EN CUBA NO EXISTE DEMOCRACIA, DESDE EL PUNTO DE PARTIDA Q POR HABLAR MAL DEL GOBIERNO, QUE ES UN DERECHO CIVIL TE PUEDEN ENJUICIAR, NO EXISTE DEMOCRACIA, SI HABLAR DE ÚNICO PARTIDO DE AUTOPRESIDENTE, DE Q EL PODER DEL PUEBLO NO ES PODER PUES LA MAL LLAMADA ASAMBLEA DEL PODER POPULAR NO MANDA, JA,JA, HAY MUCHA TELA POR DONDE CORTAR, HASTA CUANDO EL DIFUNDO LLEGABA A NUESTROS HOGARES POR LOS DOS ÚNICOS CANALES EN CADENA DE AQUEL ENTONCES PARA ENSEÑARNOS A COGER LA CUCHARA, A TOMAR LA SOPA Y A NO DEJAR NADA EN EL PLATO, ESO NO ES MENTIRAS, BUSQUEN EN EL BAÚL DE LOS RECUERDOS Y LO ENCONTRARÁN, QUE MAYOR VIOLACION A LAS LIBERTADES Q ESA, POBRE PUEBLO MIO

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