Cuba: Un país en escombros, con escombros y para los escombros.




El huracán Irma ya es historia pero a los cubanos nos quedará para toda la eternidad la destrucción que causó en nuestros pueblos, ciudades y, sobre todo, en nuestras almas.
Las ruinas de cientos de edificios a medio derrumbarse se erigirán como los nuevos “monumentos” que emularán con las culturas clásicas de la antigüedad por su permanencia en el tiempo, servirán también como albergue para los “amores de corre-corre” o como baños públicos de quienes han perdido el pudor, la decencia, o no se quieren morir, de una tripa reventada, en medio de las desgracias que tienen que soportar en esta perra vida que les ha tocado vivir.
Quedarán también millones de metros cúbicos de escombros, toneladas de desperdicio regadas por cualquier parte y que al final se convertirán en vertederos públicos de los “buenos vecinos” y en criaderos de cuanta alimaña portadora de enfermedades exista en nuestra “querida” e infecciosa fauna tropical.
El pueblo humilde una vez más convivirá con la basura, tendrá que resignarse a ser testigo de la fusión de los viejos ladrillos destrozados, las vigas carcomidas y el repello de cal y canto con las cáscaras de huevo y la basura orgánica que se irá acumulando como si la ciudad entera fuera una cloaca, un sumidero de desagradables olores, una fosa pestilente o un agujero con las aguas sulfurosas del infierno.
Y es que a esa dictadura no le interesa la salud del pueblo. El General ha hecho hincapié en que hay que recuperar las zonas turísticas primero, que los pocos recursos con que cuentan serán destinados a echar a andar la “industria sin humo” en el menor tiempo posible porque la revolución lo necesita: ¡Será descara’o este tipo!
¿Y el pueblo qué, mi odiado General?
Porque al final la mayoría de los cubanos ni siquiera han visto el Lobby de esos hoteles, ni siquiera pueden imaginarse qué es hospedarse una noche en una de sus habitaciones o “papiar” de lo rico en sus mesas buffet hasta que los corazones se les revienten de felicidad. No, General, el cubano de a pie quiere solución a sus problemas, necesita reponer lo que ha perdido y necesita saber que no está desamparado, que “alguien” estará a su lado y hará hasta lo imposible para que pueda restaurar cuanto ha perdido, lo que con tanto esfuerzo logró acumular durante todos estos años y que unos vientos de mierda se lo arrancaron y se lo tragaron sin pedir permiso.
General Raúl Castro deje de ser tan hijo de puta e imbécil y escúcheme, el pueblo primero, los cubanos primero, los “revolucionarios” primero, como Usted quiera pero alivie las necesidades de los cientos de miles de ancianos, hombres, mujeres y niños que lo han perdido todo, o casi todo, deje la repugnante retórica y el cuento de que la revolución no dejará a nadie desamparado pues todo el mundo sabe que eso es mentira. Aun quedan destrozos visibles en algunas partes del oriente de Cuba del ciclón Flora y este pasó en Octubre de 1963, así como otros que se sucedieron después que han quedado como memoria y demostración de la ineficacia, la despreocupación, el desinterés y el real abandono del sistema socialista por “salvaguardar las conquistas del pueblo”.
General, el socialismo es una falta de respeto a la dignidad de los seres humanos y para lo único que sirve es para “escombrear” los países por donde pasa. Es una ideología que provoca más destrucción que los huracanes que nos tocan porque es como un torbellino de malas decisiones, un vendaval de disparates, un rabo de nube de perversión, como torrenciales aguaceros de incompetencias y como vientos resoplados de imposiciones y de represión a las libertades de los hombres.
Lo peor de todo esto General es que las desgracias que provoca el socialismo, como el peor huracán que ha azotado a los cubanos, suceden cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día, cada año y todo el tiempo de nuestra existencia y el de su ilegal y monstruosa dictadura.
Mientras el castrismo usurpe la democracia, el civismo, el sentido común, la decencia, el pluripartidismo, la libertad en todos los sentidos, el níquel pa’ coger la guagua, el respeto, la libre elección, la disciplina social, la buena educación, el desarrollo tecnológico, el verdadero goce espiritual, la espontaneidad y las buenas palabras en Cuba, los cubanos estaremos viviendo constantemente bajo los efectos del peor de los huracanes, y sin derecho a protestar.
A los escombros históricos de la nación cubana se suman ahora los escombros dejados por el huracán Irma, una triste realidad con la que tendrán que convivir los cientos de miles de cubanos que conforman esa parte del pueblo que, para la dictadura de los Castro and Son S.A., son mucho menos importantes que el “turismo de la revolución”.
Vivir pa’ ver…
Ricardo Santiago.




2 comentarios en «Cuba: Un país en escombros, con escombros y para los escombros.»

  1. Entre lo que ocurre en Cuba y sucedió en Alemania hey mucha similiridad y contraste. No usan gases para matar porqaue ya el resto del mundo hubiese acabado con ellos pero loa Alemanes echaron a los judios en barriadas que le llamaban Ghettoes y hay pues búsquelo como puedan, muerte despacio. Para salir del país eran dos buenos a la semana, la comida en ración por libreta. Los niños se los llevaban a trabajar al campo, Muchos que escaparon pudieron refugiarse en países sercanos. Es como si la historia la están duplicado.
    Dice uno que es periodista que en Cuba el turismo vale más y es más importante que los Cubanos y después que arreglen toda zona turística si sobre se repara lo que se pueda. Que triste.

    Responder
  2. Cuba en definitiva es un cementerio de escombros, en ellos se convirtieron los deseos de las personas y la prometida transformación que nunca tocaron puertas en los hogares cubanos.
    Esas ruinas que conforman el panorama de la capital y otras ciudades, no podrán emular con los coliseos romanos.
    Las obras de la Antigüedad conservan, a pesar del tiempo, parte de su belleza e historia, pero las estructuras de la Isla sólo representan depauperación, abandono, desinterés y olvido.
    Los cubanos compartirán esos espacios otrora viviendas con bacterias y virus, con enfermedades y desechos, porque la recuperación está tan lejana como las calengas griegas.
    Todavía nuestro país convive con secuelas de huracanes como el Flora en 1963 y otros que dejaron huellas desde San Antonio a Maisi.
    Ojalá este septiembre del 2017 despierte a los que languidecen esperando por un progreso que se fue marchitando en el mismo instante en que fue prometido.
    El Huracán IRMA trajo destrucción, y también devendrá nueva e infalible evidencia del desprecio de los Castros hacia Cuba y su gente.
    Aquel que lo dude que siga marchitando su existencia en ese escombro histórico que lleva por nombre ROBOLUCIÓN.

    Responder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Translate »