La dictadura castrista y sus “Farinellis” mentales.





En la vida real yo no sé si reírme o llorar con la banda de “Farinellis” mentales que tiene el castrismo haciendo pucheros de odio en las redes sociales y a quienes les han dado la “secreta” misión de “responder” y denunciar las opiniones que les resultan incómodas, muy incómodas, más que incómodas, a sus amos, el régimen de los Castro.
Mientras más sencilla es la verdad sobre el desastre económico, físico, moral y espiritual que le han causado a Cuba y a los cubanos ese abominable engendro que es la dictadura “castroenteritis” de Fidel y Raúl Castro, más alta y más desagradable es la perreta que forman estos “castratos” mentales al servicio de una pandilla minúscula que los utiliza, para no dar la cara, y que siempre se han escondido como ratas ante una realidad que los asecha y los desprestigia.
Esta es otra verdad del tamaño de un templo. Ninguno de los responsables directos de la “sinfonía” de terror, miseria y muerte que ha sonado durante 60 años en nuestra sufrida isla jamás ha dado la cara para responder a preguntas tan puntuales como: ¿Por qué no convocan a elecciones libres y directas para elegir al Presidente? ¿Por qué no permiten la existencia de más de un proyecto político y que los cubanos escojan el de su preferencia? ¿Por qué reprimen brutalmente a quienes disienten y se oponen pacíficamente a los Castro? ¿Por qué hay presos políticos? ¿Por qué no permiten la propiedad privada, la de verdad? ¿Por qué los niños cubanos tienen que ser como el Che? ¿Por qué las Universidades son únicamente para los revolucionarios? ¿Por qué no hay papel sanitario? ¿Por qué hay tantos cubanos metidos en Venezuela? ¿Por qué los cubanos tienen que sufrir tantas necesidades para transportarse, comer, vivir o ser felices? ¿Por qué el mismo apellido mal gobernando a Cuba por casi 60 años?
Y por último: ¿A qué le tienen miedo si ustedes dicen que el pueblo los apoya?
Vergonzosamente siempre utilizan a mequetrefes de la una, las dos y las tres, con aires de conocedores de la historia nacional, para gritar el cansino, chapucero, idiota, mediocre e increíble cuentecito de la revolución pura y digna, los mercenarios de Miami y que el bloqueo “es el culpable de todas mis angustias…”.
El cinismo y la cobardía política de los dictadores es tan grande que se escudan detrás de un ejército de bocones alpargateros para difundir el veneno de la “revolución castrista”, la ideología del agua de culo del socialismo, la manipulación de la historia peor contada y las mentiras sobre un progreso, una igualdad y un futuro que no existen ni en los centros espirituales.
Triste papel el de estos “macheteros” héroes de la chivatería socialista, lenguilargos de mente nublada y embotada por las doctrinas del pan con croqueta de subproductos del comunismo, “historiadores” a los que se le queman los frijoles y tienen los calzoncillos chispeados de tanta tergiversación para idolatrar a un régimen que los desprecia y los manipula, ciber-guerrilleros fantasmas que acosan y “denuncian” para que la verdad no vea la luz y tontos útiles gratuitos que venden su alma al diablo para: ¿Para qué? Pregunto.
No existe mejor juego de palabras para definir qué significan la babosería, la lengua tiesa, la adulonería, la sumisión, la chicharroneria, el huele culo sin parar, la guataconería y el servilismo hacia la dictadura de los Castro, por parte de estos medio-humanos, que la definición de CASTRO-CASTRATO.
El castrismo es una maquina de cortar, de podar, de cercenar y de castrar, que a nadie le quede la menor duda. El castrismo les castró a los cubanos la capacidad de pensar, de decidir, de manifestarse, de disentir, de protestar, de exigir, de razonar, de entender, de imaginar, de querer, de merecer, de sentir, de aspirar, de ilusionarse y de defenderse, nos cercenó las alas de volar con el cuento de que la revolución nos proveería de cuanto necesitáramos y nos partió los sueños en muchos pedazos a base de lemas, consignas, letreros, discursos, chantajes y el terror de que la calle es sólo para los revolucionarios y el que no salte es yanqui.
Por último quiero aconsejar a los Farinellis del castrismo que antes de escribir sus sandeces, cochinadas, absurdos y estupideces defendiendo al régimen oprobioso de los Castro se toquen primero la entrepierna para que entiendan que todo cuanto hacen es porque la dictadura, esa mierda que tanto “aman”, les cortó los “huevitos” de un solo tajo, por eso están como están…
Ricardo Santiago.




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