La pandilla de “hijos de ciber” de la dictadura castrista.




Primero que todo les advierto no confundir a un “hijo de ciber” con un hijo de puta porque, aunque parezcan lo mismo, existen diferencias sustanciales entre ambos.
Un “hijo de ciber” es un miliciano-cibernético-castrista con la función de atacar, ofender, “denunciar”, molestar, “responder” y “combatir” en las redes sociales, internet o en cuanto medio tecnológico pueda ser usado para la “comunicación”, a todo aquel que ellos consideren “enemigo del pueblo cubano”, de la revolución, del socialismo y de Fidel, Fidelito, Fidelón…
Los castristas son especialistas en inventar “guerrillitas” para cualquier cosa, a cualquiera que este medio entretenido le suenan un grupo de energúmenos mentales disfrazados lo mismo de soldados, que de galenos, que de “entrenadores” que de saltimbanquis, a ellos les da igual, la eterna tarea priorizada del Partido y del Comandante en Jefe ha sido siempre hacerse notar para aparentar ante el mundo que los fidelistas por siempre, es decir, “la vanguardia de la sociedad cubana”, son los “revolucionarios” mas altruistas y sacrificados del planeta.
Los castristas de la combatividad existencial y militante se camuflan de muchas maneras y se “infiltran” en cualquier ciudad del mundo, en cualquier parte, “debajo de la cama está el majá”, se afincan dondequiera que puedan sembrar su odio y su eterna venganza “social” contra un enemigo que ellos mismos se han inventado.
Estos infelices adoptan diferentes formas y estilos en sus histéricos y desesperados planes de confrontación contra todo aquel que piense distinto, que no les simpatice o simplemente que lo consideren más inteligente o mejor preparado.
Hoy me voy a referir al ejército de “hijos de ciber” que tiene la dictadura castrista “trabajando” en las redes sociales y en internet.
La función principal de estos nuevos “guerrillero, guerrillero adelante, adelante…” es intentar denigrar, atacar, lastimar y ofender a quienes expresamos libremente nuestro criterio y exponemos nuestras verdades en torno al tema capital que atañe a todos los cubanos, incluso a los que “no se meten en política”: La dictadura castrista.
La otra, hackear, sembrar virus, bloquear páginas, enviar e-mails con sus diatribas y cochinadas, lanzar falsas denuncias, en fin, cualquier tipo de “acción” cibernética que ellos crean les puede resultar útil y “valiosa” para defender las conquistas del socialismo, de la revolución y ahora a Raúl porque el muerto al hoyo…
En mi breve tiempo como usuario de Facebook me he dado cuenta de las disímiles caras que adoptan estos “hijos de ciber”. Los más comunes son los que esperan a que usted publique algo para entonces inundar las páginas con cualquier cosa, desde fotografías hasta la repetición de noticias que a nadie le importa pero que tienen el objetivo de hacer desaparecer lo que has publicado.
También están los que agregan comentarios medio ambiguos referentes a ti o a tus post con la intención de sembrar dudas sobre la autenticidad de tus palabras o la finalidad de tu mensaje.
Existe un grupo importante de hijos de ciber con la “orientación revolucionaria” de promover los logros del “invencible”. Generalmente les asignan alguna publicación con cierta movida amarga para el régimen y su función principal es tratar de imponer la desagradable imagen del “quema’o” de Birán, a cambio les dan unos minuticos en internet, alguna que otra cajita con comida o una jabita con un jabón y tres chupa-chupa.
Están también los que añaden a tu biografía, o a tu curriculum, historias o experiencias laborales que incluso tú desconoces, dicen conocerte de “atrás” e inventan un montón de “pasajes” de tu vida que, en algunos casos, al menos yo, me habría gustado haberlos vivido.
Algunos de estos malnacidos se “cuelan” en tu lista de amigos y desde allí denuncian a los administradores de facebook tus publicaciones con el objetivo de provocar censuras, suspensiones y bloqueos. Es una actitud que refleja el verdadero carácter de ese régimen cuando intenta siempre prohibir, limitar, taponear y oscurecer cualquier idea o pensamiento que sean opuestos a los de ellos.
En fin, los nuevos demonios del castrismo se disfrazan ahora de ciber-guerrilleros para ser más adulones, más guatacones y más hueleculos del régimen despotricando a diestra y siniestra contra la opinión ajena e intentando seguir imponiendo el vomitivo discurso que, desde hace mucho tiempo, se les cayó en algún retrete del Comité Central y aun no quieren convencerse.
Un hijo de ciber castristas puede llegar a ser muy peligroso, extremadamente dañino, por eso no debemos confiarnos, las redes sociales tienen gran alcance y ellos, como los tradicionales espías de las películas, actúan agazapados, disimulados o enmarañados entre los amigos de los amigos y de los otros amigos, esperando para lanzar sobre todos nosotros su endemoniada maldad, generalmente impregnada de absurdas frases sin coherencia, pasadas de moda y: mariquita uno, mariquita dos, el que no esté escondido se…
Ricardo Santiago.




1 comentario en «La pandilla de “hijos de ciber” de la dictadura castrista.»

  1. Se trata de una aleación bastante peligrosa en tanto miliciano, cibernético y castrista. Es una bomba de tiempo sin límites ni medidas.
    Aunque pueden asumir varios roles, los principales son guardianes y defensores a ultranzas de una dinastía decadente y obsoleta.
    Esos faranduleros de la piratería y el plagio no surgen por casualidad. El régimen requería de otro tipo de chivatos para incursionar en las redes sociales y crean estos
    » hijos ciber», o marionetas.
    Todo lo auténtico del buen gusto y del lenguaje desaparece con esos personajes, que en su afán por maltratar apelan a frases descabelladas y ordinarias.
    Como apéndices del régimen sus métodos van desde piratear, usurpar, degradar y amenazar, y siembrar virus e invadir biografías.
    Lo que no hay dudas que detrás de este embrollo existe una maquinaria muy pesada encaminada a marcar a quienes no claudicamos, ni apoyamos falsedades e hipocresías.
    Las vivencias de estos tiempos demuestran que son espías cibernéticas que responden a un amo con tentáculos muy amplios, aunque se justifiquen y apelen a una INOCENCIA que no pueden comprobar.

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