A los comunistas les gustan los carteles y los letreros, les fascinan, mientras más grandes mejor, sobre todo aquellos que repiten algún “portento” de su líder de turno o alguna frase rimbombante de uno de sus pensadores históricos, entonces inundan el país, por todos los medios posibles, con la “genialidad” del mayimbe aunque sea una mierda o un disparate lo que esté diciendo.
La filosofía del comunismo se basa en redundar ideas y hacerlas creíbles hasta lograr que las masas coreen sus desatinos: que si la victoria, la unidad, el pueblo, el invencible, el picadillo de soya, el imperialismo, el bloqueo, sacrificio, productividad, nos atacan, no hay agua y se fue la luz.
Los comunistas le espantan un cartel a cualquiera donde sea y a la hora que sea: “a donde sea Fidel, a donde sea…”
Dice mi amiga la cínica que los letreros son para los comunistas como las jabas para los cubanos, que no se concibe un comunista si no tiene o lleva un cartelito pegado en la frente. La propaganda para ellos es imprescindible, tienen que empujarles sus ideas a los demás como un purgante porque si no a la gente se le olvida que existen y en seguida los mandan pa’l carajo.
El comunismo nació de una frase: “Un fantasma recorre el mundo…” y nada más cierto y verídico que esta sentencia. ¡Que los compre el que no los conozca!
En Cuba nadie quería ser comunista, ni el mismísimo Fidel Castro, la inteligencia natural del cubano los marcó desde el principio como unos facinerosos, unos muertos de hambre y unos aprovechados, pero todos sabemos el giro que después tomaron los acontecimientos y el oportunismo político de los hermanos Castros y su concubinato desmedido con los soviéticos y sus acólitos.
A Camilo lo mataron por eso mismo, porque no era y nunca iba a ser comunista. A otros valiosos hombres también. A muchos los encarcelaron de por vida y de por muerte y les quitaron toda posibilidad de existir por el sólo hecho de descubrir las verdaderas intenciones de estas bestias.
El 1 de Enero de 1959 empezó la fiesta de los letreros en Cuba. La publicidad del capitalismo dio paso a la propaganda marxista-leninista y a las idioteces de Fidel Castro, repetidas hasta la saciedad, sin que nadie pudiera detenerlos.
El Apóstol, el más lucido pensador que ha dado la patria cubana, es a mi juicio el más ultrajado por este frenesí enfermizo de arengar con palabras al pueblo, el más retorcidamente mancillado porque, desde que le echaron la culpa de haber ideado lo del asalto al cuartel Moncada hasta manipular una frase tan bella y tan sentida como: “Patria es humanidad”, estos tipos no se han cansado de utilizar su obra para beneficio propio, demostrando que no tienen gandinga y que mucho menos sienten respeto por los próceres y por la memoria de los cubanos.
Hoy Cuba es una gran consigna, en eso la ha convertido este gobierno, para donde quiera que usted mire encontrará un enorme cartel con la imagen del nonagenario y debajo, o al lado, un letrero con cualquiera de los disparates que balbuceó en vida.
El pueblo cubano respira “Venceremos” por todas partes, hasta cuando va al baño a hacer sus necesidades, sólo es necesario que terminemos de creerlo todos, los de adentro y los de afuera, y hagamos algo para expulsar a estos “cartelistas” de la mentira de una vez y por todas de nuestra querida patria.
MALDITA AGONIA.