Las dictaduras también se joden…

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Si amigos va a terminar. Tiene. Las dictaduras pasan, la historia lo demuestra. ¿Cuándo? Depende. La durabilidad de estas se basa en la habilidad que tengan para manipular el pensamiento de los pueblos. Pero aun así, aun cuando sean muy sofisticadas en el arte de la represión, el engaño y la manipulación, un día acaban. Tienen.
Las buenas personas mueren y los hijos de puta también. Las malas personas o las personas malas generalmente se creen eternas, pero no. Si Dios nos da la vida y nos la quita, entonces Dios cree en la alegría de la vida y en la pena de la muerte, aunque hay muertes demasiado apresuradas y otras largamente demoradas. Dios tiene mucho trabajo, no todo podemos dejárselo a Él.
Cualquier persona que dañe a otra, sea de la forma que sea y por muy insignificante que parezca la acción, causa dolor, sufrimiento y agonía, así de simple, entender esta sencilla ecuación es disipar las dudas entre el bien y la maldad que cargamos los seres humanos y que tratamos de ocultar para parecer “inofensivos”.
Las dictaduras nunca son un sólo hombre. Nunca. Es imposible. No importa el apellido que lleven: Dictaduras militares, del proletariado, familiares o de lo que usted se quiera imaginar. Una Dictadura es un gobierno ilegal que domina a un país mediante el secuestro de todas las libertades cívicas de sus ciudadanos, lo otro es daño colateral calculado y oportunista.
Todos los dictadores y sus secuaces llegan al poder con una mano delante, la otra detrás y terminan siendo muy ricos, también sus familias. Les reto a que me nombren un ex-dictador pobre.
En la historia contemporánea hemos tenido muchos ejemplos de dictaduras. Los gobiernos de los antiguos países socialistas eran dictaduras, en hispano-américa son muchos los países que han sufrido dictaduras, muchos, dictaduras de ambas manos, pero las únicas que han empobrecido a sus pueblos, hasta llevarlos a la miseria son las de izquierdas. Las únicas.
Gobernar a un país desde una dictadura es muy cómodo porque los “dueños” controlan los poderes y pueden hacer lo que les da la gana, hasta prohibir los “buenos días” o cambiar el nombre de la República. Nada más absurdo y anti-popular.
En Cuba bajo el yugo de Fidel Castro los cubanos sufrimos por culpa de sus innumerables disparates, aberraciones y su desmesurado egocentrismo. La lista sería enorme y los resultados pequeños, y digo pequeños para no pecar de absoluto porque pienso que este hombre fue magistral manipulando y engañando a los demás.
Un ejemplo vivo de la efectividad del ex-tirano en el arte de la manipulación y el adoctrinamiento es el caso del poeta Silvio Rodríguez. Increíble como un hombre de demostrada sensibilidad ha devenido en líder de las “plañideras revolucionarias” y censor de las buenas normas de conducta y civismo. ¡Silvio Rodríguez censor!
¿Qué veía y ve el Rodríguez en Fidel Castro que muchos (cientos de miles) de nosotros ni por asomo?
En estos días se ha dicho y escrito bastante sobre el “ilustre” occiso de “Las Américas”. El decapitado y no absuelto por la historia. Mucha polémica. Muchos cañonazos inútiles y extremas e innecesarias prohibiciones. Demasiadas verdades demostrables y el mismo cacareo inventado y repetido por los años de los años cuando se muere alguien a quien hay que “engrandecer”.
La mejor prueba de la falacia castrista es que cuando un gobierno tiene que prohibir la vida común (venta de bebidas, música, concentraciones, etc., etc., etc.) para no desentonar y la solemnidad se les convierta en algarabía y jubileo es que todo cuanto promulga es mentira.
Si el pueblo cubano realmente apoyara a ese gobierno no hicieran falta decretos oficiales para mantener la seriedad. Por eso las dictaduras, tarde o temprano, se joden…




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