Negro con pespuntes negros: EL DOLOR.

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En Cuba muchas cosas provocan dolor. Muchas. No hay peor ciego que quien no quiere ver, mirar, sentir y decir la verdad.
El problema está en que todavía hay mucho comemierda suelto por ahí, y me perdonan la expresión.
La ceguera política ha sido el arma más eficaz del castrismo para subyugar a los cubanos.
La lista “dolorosa” es enorme y triste, eso todo el mundo lo sabe: la familia dividida, la desigualdad social, la falta de libertades cívicas, las prohibiciones de todo tipo, el mismo apellido en la presidencia del país por los siglos de los siglos, las flores que no crecen y la sabandija del diablo acabando a diestra y siniestra.
El dolor es una de esas palabras de las que nadie quiere saber, comprender o simplemente entender su significado. Al menos nadie que esté en su sano juicio. El dolor es comparable a tener que ponerte unos zapatos que te queden chiquitos y caminar muchas cuadras para asistir a una “actividad”. Muchos cubanos saben de qué estoy hablando.
Cada ser humano piensa y siente que su dolor es el más grande del mundo. Y con razón. El dolor que se siente es indescriptible e inenarrable, aunque la intensidad a veces se puede calcular por los gritos de quien sufre, padece, “calla y otorga”.
El dolor lleva marcas y deja marcas, la mayor parte del tiempo invisibles.
Los seres humanos nos hemos especializado en causar dolor, en hacer sufrir, en maltratar y lastimar a los demás aunque casi siempre nos ensañamos y somos más crueles con quienes nos quieren o están cerca de nosotros.
Un hombre que no ama daña porque el desamor es una de las principales fuentes de donde brota el maltrato, la violencia, la angustia, los abusos, la prepotencia y la intolerancia.
Los dolores del cuerpo se curan pero los del alma jamás.
Una mujer que infringe dolor se deshumaniza, desaprovecha la capacidad de crear la vida buena y se pierde en los laberintos de la infecundidad y la locura.
Un líder sabio, honesto, inteligente y humano no causa dolor a su pueblo, no descansa mientras uno sólo de sus integrantes este insatisfecho con su gestión u otros tengan que irse a dormir con hambre, mientras haya disparidad entre su mesa bien servida y la de sus ciudadanos, o cuando ha visto en la precariedad en que viven y en las terribles condiciones en que crecen los hijos ajenos.
El dolor que se siente y no le encontramos explicación es el peor de todos.
Un porciento significativo del pueblo de Cuba sufre y agoniza. El pueblo de Cuba lleva con el mismo sufrimiento más de 57 años. El dolor causado por el gobierno de los Castros a los cubanos no tiene alivio, empecemos por ahí, reconozcamos que lograron dañarnos desde la raíz y nos cambiaron hasta el gusto por el arroz con frijoles, por la vida y por la esperanza.
El castro-comunismo es una maquinaria destructiva que ha infringido todas las leyes de la decencia humana, es el monstruo que ha devorado la salud de los cubanos desde la raíz, cambiando la historia nacional y hasta manipulando la memoria de nuestros próceres.
Este gobierno, este sistema y sus seguidores cobardes y de conveniencia son los únicos causantes del dolor de los cubanos y este sólo será erradicado cuando decidamos unirnos y convertirnos en el gran analgésico de la patria.
Acetaminofen humanista contra politiquería castrista. Sugiero.




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