Oportunistas, corruptos, ladrones pero “revolucionarios”.




Bueno, bueno, bueno, a quien le pique que se rasque y si se siente aludido mucho major, pues la verdad se dice de frente aunque a quienes la escuchen se les retuerzan las tripas, sufran espasmos gelatinosos o salpiquen los “muros” con su baba tránsfuga después de ser víctimas de una explosión de rabia desbordada, así de simple, y que se aguanten, que se jodan, que griten y pataleen pero basta de jugar con la inteligencia de los cubanos.
La llamada “revolución cubana” terminó siendo un mazacote político, una burla social y una burda y muy mala interpretación del manoseado, vilipendiado, ultrajado y manipulado concepto “de los humildes y para los humildes”, no se puede decir de otra manera.
En todos los países del mundo existen personas corruptas, oportunistas y ladronas, estas son características innatas al ser humano y este las pondrá más o menos en práctica de acuerdo a su conciencia y a su catadura moral. En Cuba se puede ser todo eso a la vez y además ser revolucionario, socialista y comunista, una mezcla absurda pero cierta, nauseabunda pero real.
Y siempre me he preguntado cómo una persona puede ser un “batido tan letal” y creo, sin temor a equivocarme, que la respuesta está en la esencia misma de la dictadura castrista y sus principales dirigentes o la nomenclatura, como les guasta a ellos autodenominarse.
Fidel Castro tuvo que privilegiar a los “históricos” con cierto poder y prebendas para poder justificar sus planes de eternidad. Todos ellos crearon sus mini-imperios y han sobrevivido, sin salirse del guion, por más de medio siglo a la sombra del “páramo en flor”.
De niño siempre me pregunté que cómo era posible que esos “humildes barbudos”, “aguerridos patriotas”, “desinteresados combatientes” y “antimperialistas consumados” pudieran vivir en las mansiones de la “apátrida burguesía” que, según ellos, derrocaron del poder en nuestra Patria y expulsaron para siempre de nuestros corazones.
Yo digo, ahora de grande, que ahí mismo comenzó el gran relajo nacional, el dale al que no te dio y “a la fiesta de los caramelos no pueden ir los bombones”. Los de abajo, los medios históricos, también se pusieron a inventar y a ponerse en plan gatica de María Ramos malversando y desfalcando a trocha y mocha creyendo gozar de la misma impunidad hasta que: ju, ju, ju, te picó el sijú, protagonizando los más grandes escándalos de corrupción en la historia de nuestra querida Isla.
Por suerte para ellos, por ser “revolucionarios” probados y recontra probados, “pasaron a ocupar otras funciones en la dirección del gobierno o el partido”, desapareciendo de la escena nacional y quedando solo en el recuerdo de la picaresca popular.
Los de un poquito más abajo, quiero decir en la “jerarquía” de la tortilla revolucionaria, sí van a prisión, de esos se pueden contar por montones, por miles, no los salva nada ni nadie, ni siquiera “el padrino que bautiza” porque sencillamente son solo números en la geografía política del sistema y porque son perfectamente sustituibles.
La corrupción, el oportunismo y el robo son males definitivamente intrínsecos al socialismo, es su esencia, no puede existir otra sociedad con “atributos” tan descarados porque es un invento para instrumentar y ejercer el totalitarismo como forma de control, única y exclusivamente.
En el socialismo el concepto de propiedad social sobre los medios de producción garantiza, supuestamente, que “TODO es de TODOS”, pero la verdad es que TODO es de nadie porque desde el principio TODO siempre fue, es y será de una sola persona: El Castro de turno.
Ricardo Santiago.




1 comentario en «Oportunistas, corruptos, ladrones pero “revolucionarios”.»

  1. Yo tengo la impresión de que esos personajes cuando empiezan a insertarse en la vida pública o a tener cargos, tienen parecidos en el hablar, el vestir, el caminar.
    Para responder y apoyar la maquinaria castrista perfeccionan sus dones de sumisos, mentirosos, corruptos, ladrones.
    Después la hipocresía plena los acompañará como engendros puros para la jerarquía castrista…
    Así hemos visto desfilar por el mal gobierno a muchísimos fulanos y esperansejos… Algunos cayeron hacia arriba, otros pasaron al placer piyama.
    Hoy muchos llegaron al ocaso y dentro del resto no se encuentra el posible relevo de Raúl, sencillamente porque ese cargo es heredado.
    Sólo se vislumbra otro Castro.

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