Otra vez mariela castro: La hipocresía del castrismo elevada al infinito.



Cada vez que oigo a esta “dama” del infortunio cubano, hablar sobre cualquier tema de la “vida en Cuba”, no puedo dejar de pensar en los miles de hombres y mujeres que sufrieron y sufren el criminal escarnio de esa fascista dictadura y que ella, así, como quien no quiere las cosas, trata de minimizar, simplificar, subvertir o justificar, quitándole todo vestigio de maldad, como si el sufrimiento de tantos seres humanos fuera un simple error, una inocente pifia o el sana, sana, culito de rana de una “revolución que trabaja por el bienestar de todo un pueblo”.
Hay que ser hipócrita, bueno, hipócrita no porque la hipocresía es parte de la educación, hay que ser cínico, bueno, cínico tampoco porque tengo una amiga que es deliciosamente cínica, hay que ser un maldito hijo de puta, un mentiroso, un sinvergüenza y un inmoral, eso sí, para después de 60 años de atropellos, asesinatos de todo tipo, represiones, cuartos menguantes, leche cortada, sufrimientos, huevo en polvo, agonías y desesperos continuar justificando a una dictadura que no ha hecho otra cosa que hundir en un empantanado lodazal estercolero a toda una nación y a su pueblo.
Yo siempre he dicho que una de las principales actitudes de los castristas es la ceguera oportunista, es decir, mirar contrario al viento pa’ que los ojos no se les llenen de tierra y poder pasar el detector de mentiras de la vida con total “inocencia” pues, como dice el dicho, ojos que no ven corazón que no siente y es mentira de la gusanera de Miami que los niños cubanos solo toman leche hasta los siete años, los ancianos viven en total abandono con ridículas pensiones, los jóvenes se están matando en las calles por “concepto de hombría”, los cubanos no tienen calidad de vida, le jodieron los durofríos a la Gallega con los apagones y el hambre es una realidad nacional igualitica a la de los países más pobres del mundo.
Y es que a eso han reducido esos criminales la realidad y la verdad sobre Cuba. mariela castro es vocera protagónica de una mentira muy bien estructurada que el régimen, ese que ella tanto defiende porque es uno de sus parásitos fundamentales, difunde por el mundo para engañar a la opinión pública internacional con la existencia de una “tierra prometida” donde las gratuidades se recogen facilitas por el suelo, la felicidad se puede agarrar de los arboles como la manzana de Eva, la alegría de vivir navega libre por el Rio Almendares y la vida eterna está en el sacrificio, más sacrificio, más sacrificio y apriétense los cinturones que quien no salte es yanqui y lo muerde díaz canel.
Dice mi amiga la cínica que mariela castro es una arpía que no habla de frente, con propiedad, con fundamento, que menstrua por la boca y que es un esperpento veleidoso de ser humano porque hay que tener la cara demasiado concretizada para hacernos creer que defiende el matrimonio gay, en un país dominado por una férrea dictadura de militares machistas, de la que ella es nomenclatura, y que su tío y su padre nada tuvieron que ver con los campos de concentración UMAP, con la violenta represión a los homosexuales, con las minifaldas del enemigo, con la música en inglés o, sencillamente, que Cuba es un eterno verano pa’ bailar y gozar con la Sinfónica Nacional.
A esta escaramuza de mujer los cubanos tenemos que callarla constantemente, es más, deberíamos incluirla en la categoría de vergüenza nacional para que el mundo sepa que ella no habla por nosotros y que está ahí, haciéndose pasar por mariela la lista, para engatusar a la opinión pública internacional y ganar tiempo para que surta efecto el asqueroso maquillaje que han pretendido darle a esa horrorosa dictadura de Juan sin nada y que la llamada “sucesión de poder” les permita seguir robando, manipulando, extorsionando, corrompiendo y desfalcando la poca mierda que queda del asfixiado cofre del tesoro de la nación cubana.
Personajes más/menos como este, de esa misma calaña, son el verdadero logro de esa revolución carroñera-pestilente-castrista, tipos y tipas con una cuarta moral que tienen el descaro suficiente para pedir donaciones a nombre del pueblo de Cuba, votaciones a favor en las piñatas de los oprimidos, que están marcados en la cola desde las cuatro de la mañana y que si les pisan, mejor dicho, les rozan los juanetes, el coño lo gritan en Cuba y el “fanculo” en Italia.
Ricardo Santiago.



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