¿Quiénes son realmente los gusanos que devoran a nuestra Cuba?





Para los lisonjeros del castrismo, es decir, para quienes defienden a “capa y espada”, y de paso le huelen el sicote a la dictadura de Raúl Castro, quienes somos críticos con esa banda de miserables, represores, corruptos y déspotas tiranos, somos unos mercenarios al servicio del imperio, agentes de la CIA, asalariados de la “mafia terrorista de Miami” o gusanos pagados por la ultra no se qué, entre otros muchos adjetivos agresivos que usan envueltos en su fétida y desquiciada verborrea.
Invito a alguno de estos “sicoteros” del castrismo a que le pregunten, por ejemplo, a Mariela Castro, cuánto y a quién le pagó por la mansión en que vive en Cuba.
Dice mi amiga la cínica que cuando lee u oye las respuestas que dan estos sujetos para defender la mentira revolucionaria de Fidel Castro le baja el azúcar y le sube la presión: “me quedo viva de milagro”.
Pero bien, yo no creo que los imperialistas, aun con su inmenso poderío, tengan tanto dinero como para pagar la creciente, desbordada y superlativa inconformidad que tenemos la inmensa mayoría de los cubanos respecto a ese régimen de oprobio, plan jaba, dieta de pescado, méritos y deméritos, cinturones apretaditos, el deporte derecho del pueblo y el último la peste, es imposible.
¿Cuánto tendrían que desembolsar los grandes magnates, los prósperos empresarios, los diestros y siniestros políticos, los “mafiosos”, la “gusanera” o simplemente el contribuyente de cualquier parte del mundo para financiar la angustia, el hambre y la desesperación de casi todo un pueblo?
Si te molesta mi verdad te digo que no lo siento.
No, no se engañen más y asuman de una vez por todas que la rebeldía y el descontento de millones de hombres y mujeres no se cobran ni se pagan con nada. Es que sencilla y llanamente no aguantamos más, no soportamos más y no los queremos más, así de simple.
Los castristas al final están perdiendo todas sus “alocadas” guerras, una por una y en cualquier campo donde han metido sus asquerosas garras, guerras que además arman por cualquier cosa, sin justificación y contra todo lo que se menee diferente al ritmo que le gusta a bijol.
Se han quedado sin sus argumentos tradicionales de que la revolución del tíviri távara es lo mejor del mundo porque las imágenes, difundidas por la tecnología y en las redes sociales, sobre el desastre físico y espiritual que han generado en Cuba, no mienten y vuelan como pólvora hasta sitios donde antes sólo les cantaban el “happy birthday”.
Aun con su poderosa maquinaria de información y desinformación la “verdad del castrismo” se les ha vuelto una falacia y hoy por hoy resulta una vergüenza y un desprestigio a nivel mundial: “es que son demasiados años con la misma cantaleta y aburren, cansan, dan ganas de vomitar, desesperan, asquean, alucinan y ya no engañan a nadie”.
Estos mariscales de la lengua suelta y la chivatería nunca van a entender que su peor enemigo es su propia soberbia, su intolerancia, su incompetencia, su necedad y su vulgaridad, no nosotros: la Resistencia Cubana, la Oposición Cubana, el Exilio Cubano y el Pueblo Humilde dentro y fuera de Cuba.
Cada persona tiene que ser libre para decidir, financiados o no, cómo quieren resistir u oponerse a la dictadura de los genocidas Castro, nadie tiene derecho para cuestionarlo, sólo estos mentecatos de la libre empresa socialista se creen con el poder para enjuiciar y criticar a quienes protestan, se manifiestan, se revelan o simplemente optan por hacer silencio ante la barbarie de un régimen que se empeña en postrarse eternamente en el alma de los cubanos.
Todas las formas y maneras de combatir a estos “chupatelpielarodilla” son válidas, útiles y necesarias siempre y cuando evitemos, por nuestra parte, cualquier tipo de violencia pues es el argumento que los castristas están esperando para descargar su odio, su feroz represión y sus tanques contra el pueblo. Venezuela es el mejor ejemplo.
La falsa revolución social de los Castro fue y es financiada por capital nacional y extranjero durante toda su existencia, entiéndase burguesía cubana y otros antes de 1959, los soviéticos y demás países del campo socialista después del 59, el petróleo venezolano desde los 90s y así sucesivamente hasta un montón de empresarios ilusos que vieron el filón para “chupar” la economía nacional pero no contaron con que los Castro toman chocolate y no pagan lo que deben. ¿Entonces Fidel Castro y su pandilla son unos mercenarios? Yo creo que sí, pero cada loco con su tema.
Para medio terminar me gustaría hacerlo con otra pregunta: ¿Qué son esas personas que reprimen brutalmente las protestas pacificas de los opositores cubanos y lo hacen para no perder sus “revolucionarios” empleos, para ganar prebendas políticas, para recibir una asquerosa cajita con “comida” y una jabita con aseo personal? ¿Qué son?
Ricardo Santiago.




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