Ramiro Valdés: El fantasma de la “ópera revolucionaria”.

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A Ramiro Valdés todo el mundo le tiene miedo, incluso Raúl Castro le teme, le odia, lo aborrece y lo detesta, pero ha tenido que lidiar con él y soportarlo todos estos años porque desgraciadamente, para los cubanos, es uno de los artífices importantes de ese monstruo llamado Revolución castro-comunista.
Ramiro Valdés es un perro de presa. Un sicario político y de lo otro, fiel seguidor, obediente e incondicional de Fidel Castro. Callado, sombrío, acechante, sin mucho protagonismo pero portador de un poder siniestro dentro de una nomenclatura que, imagino yo, debe estar loca porque este tipo se muera: “llévatelo viento de agua”.
Su maldad al servicio de la Revolución no conoce límites, su odio y desprecio hacia los cubanos los demuestra cada vez que abre la boca en público y suelta el montón de disparates con que cumple su cuota de discursitos: “Papa Estado no puede hacerse cargo de todo…”.
Ramiro Valdés fue participe, gestor y protagonista de muchos de los fusilamientos ocurridos en Cuba a principio de la década de los 60s, sobre sus hombros y su conciencia está la injusta muerte de miles de cubanos por el solo pecado de oponerse a ese sistema inventado para ejercer el control, el robo y el poder por unos pocos sátrapas.
La historia “revolucionaria” de este desgraciado viene desde su incorporación a la tropa de terroristas que atacaron el Cuartel Moncada en la provincia Santiago de Cuba en julio de 1953. Fue uno de los que cumplió prisión junto a Fidel Castro en el Presidio Modelo de la Isla de Pinos y liberado junto al sátrapa en jefe por una amnistía firmada por el General Batista poco tiempo después.
¿Ha tenido Ramiro Valdés la misma benevolencia con los cubanos que ha encarcelado injustamente en estos 57 años?
Dios los cría y el diablo los junta. Aunque en este caso creo que el mismísimo diablo los parió, los crió y los juntó para que, por algo que no merecemos, se apoderaran de nuestra Patria y la convirtieran en el mayor feudo, a nivel de un país entero, que ha conocido la historia de la humanidad.
Ramiro Valdés fue uno de los cerebros en la creación de los órganos represivos de la Revolución castro-comunista, los formó a su imagen y semejanza, a su siniestra forma de ser y pensar que, al final de cuentas, han devenido en la mayor organización de asesinos, esbirros, represores profesionales y abusadores que ha tenido Cuba desde que se convirtió en República por allá por 1902.
La historia cubana y muchas personas tienen sanguinarias y aberrantes anécdotas sobre este personaje símbolo de la maldad castro-comunista, muchas que duelen y lastiman la razón de los cubanos, yo no las voy a repetir porque casi todas son bien conocidas y por asco, por un asco inmenso hacia este engendro que repito: no merecemos los cubanos.
De un origen muy humilde, nacido en el pueblo de Artemisa, hoy vive en una lujosa mansión situada a la entrada de Santa Fe en la Ciudad de la Habana. Muy pocos saben de su existencia y sobre todo qué hay más allá de los muros de dos metros que la separan de la vista del transeúnte común. Dicen que dentro hay todo tipo de lujos y confort. Por eso esta es una de las “bondades” de la Revolución que él defiende.
Ramiro Valdés exportó su maldad a la querida Venezuela, es el artífice también del sufrimiento de ese hermoso pueblo, de la permanencia en el poder de esa otra dictadura armada y orquestada desde La Habana con un energúmeno al frente a quien no vale la pena ni mencionar, aunque sí creo debemos dedicarle un artículo en el futuro por sus vínculos con la mafia castro-comunista de nuestro país y el daño que le causan a los pueblos latinoamericanos.




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