¿A que Usted mi General no sabe conjugar el verbo “dimicular”?



Dicen las malas lenguas que Raúl Castro, en un arranque de histeria desenfrenada, mandó a fusilar a uno de sus ayudantes porque el tipo, creyéndose o haciéndose el gracioso, le preguntó con inocente suspicacia: ¿A que Usted mi General no sabe conjugar el verbo “dimicular”?
A mí no me crean, pero esta anécdota, sea verdadera o falsa, me da pie para reafirmar que con los dictadores asesinos e inescrupulosos la máxima del comportamiento humano: Ser gracioso o caer en gracia…, ha provocado también que las personas actúen con doble moral para, entre muchas, pero muchísimas cosas, poder salvar sus vidas.
En la Cuba del castrismo, es decir, la Cuba usurpada y maltratada por una familia de aberrados trogloditas, criminales y déspotas como los Castro, enmascarar, disimular y ocultar lo que realmente se piensa o se siente es una manera de alcanzar las metas o de subsistir en medio del más férreo control de las ideas que ha sufrido, y sufre, un pueblo en toda la historia de la humanidad.
Dice mi amiga la cínica que vivir en Cuba teniendo una lengua sinvergüenza y descarada, de esas que no se miden para decir lo que no nos gusta, nos puede provocar las mayores desgracias.
Los cubanos aprendimos con sangre que manifestar la verdad, y que esta esté en desacuerdo con la del régimen, no importa si un poquito más o un poquito menos, te lleva a prisión, al destierro, a la muerte en vida y a la muerte en muerte.
Pasa que, por desgracia, no nos dimos cuenta a tiempo de cuánto daño nos hizo esta actitud como nación. Nos preocupamos y nos ocupamos tanto en protegernos con el “condón ideológico castrista” que cuando reaccionamos ya el mal estaba hecho y había calado, bien hondo, en el alma de todos nosotros. A mi juicio este es uno de los males más terribles causado por esa tiranía ilegal, absurda y sesentera.
No existe nada más desolador y destructivo para un país que, por conveniencia oportunista de dos o tres perversos líderes populistas, de algún que otro partido con “preocupaciones sociales”, le impongan al pueblo la ideología del comunismo. Eso es devastador no solo para la economía, la cultura, la ideología y la vida de una nación, sino también, y fundamentalmente, para que las personas pierdan la capacidad de opinar y requerir la verdad, su verdad, como fuente importante que origina el desarrollo individual y de la sociedad.
Los cubanos sabemos mucho de esto. Por más de medio siglo nos han obligado, so pena de muerte, en cualquiera de sus variantes, a decir y hacer cosas en las que no creemos o no estamos de acuerdo, por ejemplo: guardias del comité, desfiles en la Plaza, decir que sobre cumplimos la producción de papel higiénico, votar siempre por el delegado del partido comunista, ¡que vienen los americanos!, el que no salte es yanqui, la revolución es buena, yo no tengo hambre, ahora mismitico acabo de almorzar, Cuba es un paraíso o ¡ay, ay, ay se me fue mi comandante!, ¿y ahora quién me trae uno nuevo?
A los cubanos nos va a costar mucho trabajo quitarnos ese “instinto de conservación” que hemos desarrollado e incorporado como parte de nuestra idiosincrasia revolucionaria. Es demasiado tiempo cargando con esa doble moral, pero hay que empezar y lo más rápido posible.
Aun con ese mar de mierda que ha caído, como “tsunami revolucionario” sobre nuestra patria, debemos empezar a recomponer la nación, a encumbrarla y tenemos que hacerlo empezando por nosotros mismos. La mayor verdad que debemos defender los cubanos es que todos somos Cuba y que juntos tenemos y podemos salvarla de un cáncer tan dañino como es el castro-castrismo.
A la nefasta, hipócrita, demagógica y perversa mentalidad castrista debemos enfrentarla con el más puro concepto de NACION CUBANA.
Las malas palabras existen para gritarlas y la decencia para apaciguarlas. No hay que tener miedo, Cuba nos necesita…
Ricardo Santiago.



1 comentario en «¿A que Usted mi General no sabe conjugar el verbo “dimicular”?»

  1. La esencia del castrismo se manifiesta en esa doble moral y no se trata sólo de lo extremadamente mentiroso que resultan sino en esa fermentación que les acompaña.
    Además de usurpadores de la Libertad y los sueños son esclavos de sus vicios. Y si en algún momento muy lejano fueron cautelosos, hace muchísimo tiempo que hacen gala de la gran perversión que los caracteriza, y sin ninguna excepción.
    Ante tanta mediocridad y falta de honradez, no hay Ideología posible. Más allá del discursillo incoherente y repetitivo, no representan cambios, ni desarrollo, sólo estancamiento pleno de la sociedad.
    Recuerdan aquella frase que repiten, » nacimos para vencer y no para ser vencidos»…esa es la ideología que marca a los castristras, aquella que me apoyas o te elimino…
    Aunque dimicular todavía no está recogida por la Real Academia de la Lengua Española, forma parte del hacer del argot castrista… Y no sólo en el Raúl…

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