Vergüenza contra castrismo.




Como he dicho cientos de veces la dictadura castro-comunista de La Habana actúa como un animal carroñero, un depredador cauteloso, un cazador oportunista y un devorador insaciable de todo a lo que pueda hincarle el diente.
No hay animal más parecido a estos criminales de verde olivo que las hienas, aunque me gusta salvar las distancias porque las hienas actúan por un instinto irracional y los otros, los fidelistas por siempre, actúan por oportunismo racional, envidia racional, miedo racional, obediencia racional, mezquindad asquerosa, inquina revolucionaria, soberbia socialista, ambición contagiosa y descaro místico.
Aun así yo siempre digo que un grupo de castristas es muy parecido a una manada de hienas. Fíjense que quien siempre conduce el grupo es una hembra dominante, caen en pandilla sobre sus “objetivos” con una ferocidad enfermiza, asesinan sin que se les vea venir, se “ríen” pa’ disimular el horror que infunden y cuando tienen a sus víctimas bien “mordidas” le chupan hasta los huesos dejándolas en un flequito de miseria y lástima. Preguntémosles a los hermanos venezolanos si es cierto o falso lo que estoy diciendo.
Pero en la vida real los cubanos sabemos más que cualquiera de las “mordidas” del castrismo. Estoy seguro que nadie como nosotros para hablar del dolor, las heridas, el horror, los zarpazos y las dentelladas de esas bestias sobre un pueblo que, cierta vez, y por error, por un gravísimo error, decidimos creer en el cuento que nos hicieron y apoyar hasta la insensatez a un lobo disfrazado de conejito “Play Boy”, vaya, digo yo, pa’ variar en lo del disfraz.
El castrismo empezó a “tragarse” a los cubanos desde los mismísimos primeros años de la década de los 60s del siglo pasado. Cada discurso de Fidel Castro era una dentellada macabra contra la conciencia de los cubanos, una patada en el culo a un pueblo que “admiraba” extasiado la verborrea alucinógena de un tipejo con ínfulas de profeta pero que en realidad tenia alma de caudillo tercermundista.
La revolución social que Fidel Castro tanto alardeó haber hecho en Cuba, que promocionó y gritó a voz en cuello por cuanto rincón de este planeta le fue permitido, que vendió como gallo fino con pedigree y que enarboló a los cuatro vientos como de los humildes y para los humildes, en la vida real solo duro 15 días en la Cuba que nos vio nacer. Yo les puedo asegurar que desde el 15 de Enero de 1959, para no exagerar demasiado, lo que se instaló en nuestro país fue la más cruel, absurda y criminal dictadura que “ojos humanos han visto”, en el tiempo y en el espacio, en toda la historia de la humanidad. Una verdadera maricona’ al sentido común, a la razón y a la justicia.
Fidel Castro engañó miserable y descaradamente a todo el mundo, tal es así que ni convocó a elecciones libres, ni reinstauró la Constitución de 1940, ni respetó la propiedad privada, ni respetó el pluripartidismo ni a los partidos tradicionales, ni permitió una prensa libre y mucho, pero muchísimo menos, permitió a los cubanos pensar según sus creencias, intereses, credos, filiaciones o como a cada cual le saliera de las nalgas.
Entonces se inventó un “gran” enemigo público, tendió sobre Cuba y los cubanos el fantasma de los “americanos” y con un nacionalismo más que fascista, populista, aberrante y aterrador nos hizo jurar odio eterno al “invasor”, defender la Patria, a su socialismo y tener fe ciega en una revolución que, según él, la muy hija de puta nunca nos dejaría desamparados.
A cambio mucha marcha combativa, muchas movilizaciones militares porque vienen los yanquees, muchos actos en la Plaza a dispararnos la mierda del fulano en jefe, a cavar trincheras porque nos van a tirar la bomba atómica, mucho campo de concentración pa’ los que hablan flojito, mucha gritería y que se vaya la escoria, mucho trabajo voluntario, mucha caña pa’ tumbar pa’ los “10 millones”, mucho sacrificio por la revolución y para la revolución, no importa si los hijos se separan de los padres o viceversa, no importa si nos quitan una libra de arroz de la cuota pa’ mandarla pa’ casa del carajo, si “movilizan” a nuestros padres, hermanos, familiares y amigos y los mandan a guerras extrañas en países desconocidos, y a quien diga que no quiere ir lo tachan de la lista de la Patria y le hacen la vida un yogurt, muchas donaciones de sangre a cambio de un “sirope” y un pan con “jamonada”, mucha dedicación, marchando vamos hacia un ideal, derechitos como una vela, sin agacharse y cuidadito que a los verdaderos revolucionarios no les entra ni un alpiste por…, bueno…, por atrás.
Así, sin que nos diéramos cuenta los cubanos, el castrismo, sus hienas traicioneras, sus alimañas ponzoñosas y sus líderes de la defecación nos fueron devorando la conciencia, el sentido común, la capacidad de pensar y hasta los deseos de vivir con sus dentelladas ideológicas del que no salte es yanquee, si se tiran quedan, 31 y pa’lante, esta mosca me tiene la existencia jodida, socialismo o muerte y hasta el macabro yo soy Fidel.
Continuará…
Ricardo Santiago.




2 comentarios en «Vergüenza contra castrismo.»

  1. Muy acertadamente expuesto: Comenzó, continuó y se eternizó a partir y exclusivamente de patrañas y mentiras grandielocuentes. Jamás hubo 20,000 victimas (en el castrato esa cifra está centuplicada, muertes, desaparecidos en las fugas al exterior, en las prisiones, en los pelotones de fusilamiento, en las garras de los torturadores, en los hospitales desabastecidos y abandonados, en las guerras intervencionistas…. la cuenta es muy larga). Tampoco jamás se reintauró el respeto a la ley, sino todo lo contrario. Jamás hubo un proceso de desarrollo sino de involución, … en fin…como diría la canción: » Mentiras Tuyas…»

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  2. Los comunistas que pensaron intimidar tus escritos, se equivocaron. .. darte un receso fue su perdición… no tengo dudas que a partir de ahora tus comentarios retratarán con mayor tino a esos impostores y embusteros.
    Con sabor criollo, hilaridad y desenfreno tocarás y abrirás las puertas de las verdades que nos acompañan.
    Los castristas son desleales por excelencia y bajo sus falacias se adueñaron de Cuba con el interés de eliminar perspectivas o expectativas.
    La individualidad que sembraron en muchas personas provocó las divisiones, el egoísmo, la chabacanería mundana… y dieron paso al hombre que ni Hitler soñara con él.
    Ese fenómeno al estilo de los Castros convirtió en secuaces e implicados a unos, otros salimos a flote.
    Dejar un lado el dolor, las heridas… será nuestra guía. Pensar que puede existir para Cuba un futuro, harán de esas verdades un resurgir de sueños tangibles y posibles.
    Nos corresponde desenmascarar la insolencia o liviandad, demostrar al Mundo que nada que tenga que ver con la Internacional Socialista o el comunismo, podrá sustituir NUNCA, la Libertad y la Felicidad.

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