Huimos, escapamos, nos largamos y le dejamos la Patria a los “mosquitos”…
Un desastre de proporciones apocalípticas, el cubano que por obligación vive en la isla, se enfrenta a otra dictadura, a otra brutal tiranía que le enciende la piel, se la llena de ronchas, le saca la poquita sangre que le queda y, además, lo infecta con una enfermedad que lo hace caer redondito en medio de la calle.
Cuba, desgraciadamente y por culpa de nuestra tolerancia, de nuestra falta de patriotismo y de nuestra irresponsabilidad, está hoy a merced de otros asesinos de la vida, a una plaga mortífera de nematóceros revolucionarios que, aliados con el castro-comunismo, se empeñan en aniquilar a una población exigua por las decepciones, por las deserciones, por el hambre, por la violencia, por la tristeza, por la represión y por el socialismo o muerte.