Una “directa” directica al “corazón” del castrismo y de todos sus seguidores.



Como he comentado muchas veces siento un miedo atroz, un trauma, un complejo de “insignificante” mortal, un saltico en el estómago que me sube y que me baja, un encogimiento genital y un “auto-chupón” de mi cuerpo y de mi espíritu cada vez que veo un micrófono, y peor aún, un grupo de ellos, porque sin que yo lo quiera mi mente me juega una mala, malísima pasada, pues me retrotrae a los tiempos terribles en que el parlanchín figurante de Birán agarraba barra abierta, perdón, tribuna “abierta” y pegaba de vientre, es decir, de cerebro, me equivoqué en la parte del cuerpo, a soltar todo tipo de estupideces atacando a los gobiernos de Estados Unidos, prometiéndonos a los cubanos mantequilla, carne por la libre y vendiéndonos carísimo el cuento de que con su revolución del tin marín nos íbamos a repugnar de la buena vida y de “pasear” montados, hacinados, “entortillados”, apretujados y manoseados, como en un “camello” P-1 a las 5.00 de la tarde, en su mierdero socialismo del pupuchachá.
Al menos yo, y lo confieso sin que nada se me “atore” dentro, quedé tan traumatizado, agobiado, compungido, absorbido y minimizado por esos aparaticos de amplificar la voz que hoy por hoy hasta me cuesta un enorme trabajo hablar por teléfono pues sé que dentro de esos artefactos, más inteligentes que yo, por cierto, se esconde uno de esos “enseres” causantes de mi desgracia y de que mi madre se pusiera al borde de un ataque de nervios porque esa noche no podría ver la telenovela del canal 6 pues transmitirían, encadenado por todos los micrófonos del país, el discurso “del comandante en jefe fidel…”.
Yo digo que el cubano que no tuvo su subidón de adrenalina, de azúcar, de sal, de cólera, de encabronamiento o de “anti-patriotismo” cada vez que sonaban esa noticia era porque no vivía en Cuba, tenía el televisor roto o, sencillamente, le gustaba sufrir, dejarse engañar y creerse la “guayabona” de que al día siguiente, después de escuchar tanta porquería, las tiendas y los mercados en Cuba se abarrotarían de panes y boniatos porque el hombre “todopoderoso” de Cuba así nos lo había jurado y prometido.
Dice mi amiga la cínica que en la vida real fidel castro fue el precursor de las “directas” o videos lives, que de ahí los “inventores” de Facebook tomaron la “idea” y adaptaron la “modernidad” para que la gente de hoy se exprese “a sus anchas” y puedan agarrar su pedacito de “tribuna anti-algo” aunque, en franca emulación con fidelito el feisbuquero loco de Birán, algunos de ellos todo lo que dicen son sandeces, porquerías, disparates, tonterías y “pensamientos metafísicos demasiado avanzados”.
Pero hay otros que no, están quienes son muy coherentes, sabios y precisos y transmiten un mensaje importante, con total lucidez y, aunque algunas veces no comparto cien por ciento la idea que plantean, o la forma, sí los escucho porque me dan una perspectiva diferente, válida y significativa a lo que yo pienso u opino como ser humano sobre la realidad de Cuba o temas de la actualidad internacional.
Siento una profunda admiración, y una “blanquita envidia”, por esos compatriotas que son verdaderos comunicadores y han convertido los micrófonos, mis fantasmas endemoniados, en sables y espadas, fusiles y cañones, para enfrentar a la bestia castrista y, en la mayoría de los casos, cortar cabezas y lenguas a trocha y mocha, como mambises en una carga al machete, a esa manada de oportunistas, defecadores de la libertad, oxiuros de la revolución del picadillo, tracatanes, ladillas en el “ladillero” del socialismo, manipuladores de la verdad, farsantes y defensores “directos” de una dictadura que es la única causante, la máxima responsable, del sufrimiento, la degradación, la vida miserable, la destrucción y la vergüenza que sienten y viven hoy Cuba y los cubanos.
Yo también digo que para esto de las “directas”, calificativo que confieso no me gusta mucho, prefiero videos lives, lo primero que debe tener una persona, antes de salir por la televisión, es sentido común, juicio crítico, saber defender su verdad, sea cual sea, tener argumentos interesantes, carisma, proyección y tolerancia pues, para no caer en el ridículo, o hacer papelazos, es mejor poner punto en boca cuando no tenemos nada inteligente, significativo o interesante que decir.
Aun así reitero mi admiración y respeto a quienes hacen una labor extraordinaria denunciando las injusticias, los tejes y manejes, las camancolas y las malas intenciones de quienes quieren mantener sobre Cuba y los cubanos el cerco de la idiotez, la desinformación, la opresión y el absurdo socialista.
Ricardo Santiago.



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