La chivatería en Cuba es un mal generalizado y bien arraigado a la Revolución castro-comunista. Los primeros “chivatos revolucionarios cubanos” surgen en tan temprana fecha como el 1 de Enero de 1959.
A los cubanos nadie tiene que decirnos qué es un chivato, es decir, darnos una explicación científica o técnica del término porque todos sufrimos o padecimos en algún momento de nuestras vidas la terrorífica acción de estos hijos de puta mal nacidos.
La Revolución castro-comunista lleva la chivatería en su esencia, la tiene calada hasta el tuétano porque gracias a esta asquerosa característica de algunos seres humanos es que ha logrado sobrevivir por tantos años. Dice mi amiga la cínica que los comunistas los crían en cochiqueras espirituales y cuando están bien cebados con la imagen del asesino en jefe y todas sus doctrinas de mierda los reparten a razón de uno por cada tres o cuatro cubanos. Para mi exagera un poco.
Los chivatos en Cuba ejercen su oficio para obtener beneficios o prebendas, incluso a muchos les basta con una simple palmadita en el hombro o alguna que otra medallita simbólica para que les cuelguen en el pecho a modo de genitales masculinos. Algunos son públicos, conocidos y actúan con impunidad porque reciben la protección del gobierno y de los órganos represivos de la Seguridad del Estado. Otros, los más peligrosos, hacen su labor desde las sombras informando a las autoridades competentes de la vida y obra de quienes le rodean, de sus compañeros de trabajo, sus vecinos, conocidos, amigos, familia y si fuera necesario hasta de la madre que los parió.
Los chivatones públicos que actúan a lo descara’o son asquerosos, nauseabundos, despreciables y repugnantes, no sienten vergüenza de la repulsa que causan en el resto de las personas y se pasean muy orondos exhibiendo su condición de intocables y de ser incluso más revolucionarios que el chivatón en jefe: “combatividad compañeros, combatividad”.
Fidel Castro fusiló a los chivatos que sirvieron a la tiranía de Batista, muchos de ellos lo hicieron por miedo, pero Castro no perdonó a ninguno. Criticó y castigó con rudeza esta vil acción porque según el costó la vida a más de uno de sus valiosos compañeros. En realidad se sabe que con este pretexto eliminó a muchas personas que le resultaban incómodas aprovechando la efervescencia fidelista de los primeros años de los 60s y así limpió el camino y preparó al país para la gran patraña que estaba tramando.
Y yo pregunto: ¿Entonces los chivatos de ahora, los formados por la Revolución castro-comunista, son “fusilables” también? Esos que tanto daño han causado a los cubanos enviando a muchos hombres y mujeres a cárceles injustas e incluso a la muerte, bien, este será un tema para discutir en el futuro pero es bueno que tengan conciencia de este dato histórico, si Fidel Castro lo hizo e incluso muchos lo aplaudieron, entonces…
El chivato revolucionario es un oportunista consumado, esconde sus fechorías tras la delación a otros porque se aprovecha de que en Cuba los que vigilan nunca son vigilados. Roba a las dos manos donde quiera que puede y en el interior de su guarida se burla de Fidel Castro y el comunismo, pero cumple su función, le es útil al gobierno porque, entre otras muchas cosas, sirve de instrumento de coacción sobre el pueblo, de intimidación y de: “Cuidado hay perro y muerde”.
La chivatería no es una enfermedad, no es siquiera una actitud decente o responsable, humana o lógica, la chivatería es un arma fascista utilizada por los gobiernos totalitarios para perpetuarse en el poder y coaptar las libertades de los seres humanos al sentirse vigilados constantemente por otros, es la muerte de la decencia y la transparencia entre las personas, un mal que daña de raíz a los pueblos, las naciones y la vida.
¡Ay Fidel cuánto daño le has causado a los cubanos!
Roma… Le paga a los traidores …pero lo detesta…
Muy de acuerdo con el artículo. Solo hay un punto importante de discrepancia. Es esta frase: «…en Cuba los que vigilan nunca son vigilados.»
No es correcto. Los CDR vigilan e informan a la PNR, la SE y otra instancias, pero dentro de cada CDR hay tres «personas» encargadas de vigilar directamente a los cederistas, e informar si consideran que ocultan información o no son lo suficienemente «revolucionarios» en su «trabajo».
Esas tres «personas» están hay, y cada uno de ellos sabe que hay otras dos, pero no sabe quienes son, de forma que vigile a todos y se sienta vigilado por todos.
Dos de esas «personas» informan a un oficial de la SE y el tercero a otro oficial de la SE distinto, de forma que por encima de los chivatos, los chivatos de los chivatos y los jefes de los chivatos de los chivatos hay, como mínimo, otro nivel que recibe toda la información y la compara, por si alguien está «aflojando».
No dudo que sea como usted dice. En fin, como en todo régimen totalitario comunista, pero reforzado en parte por la idiosincrasia del cubano.
exactamente,nuestra idiosincracia