Una loba y una leoparda desafinadas, y otro animal que no se sabe realmente bien qué es, devienen por estos días en lugartenientes protestones del castro-comunismo en el destierro. Aunque lo más sensato, prudente y decente en estos casos es tirarlas a relajo para no caer en la costumbre castro-fidelista de la malevolencia, la falta de respeto y el dale al que no te dio, esta vez voy a permitirme dejar mi comentario sobre personas que, a mi entender, con su actitud y su “discurso”, denigran a todos los cubanos.
Debo confesar que yo nunca en mi vida había visto algo tan desagradable, deleznable, repugnante y bochornoso. ¿Será que estamos ante una nueva versión de Caperucita y en vez de lobo es loba o leoparda o ambas inclusive?
Si yo fuera un comisario castrista las mandaba a callar y a meterse la lengua en el trasero por desagradables pero, como es por todos sabido, la revolución con minúscula de Fidel Castro también exporta la vulgaridad y la chusmeria como uno de sus tesoros más exquisitos.
Yo en realidad siento vergüenza ajena cuando muchos amigos de otros países me preguntan sobre este “fenómeno musical”, uno de ellos muy sabio tituló el “concierto” de estas fulanas como: “Cacareo póstumo para un tirano ausente”.
Pero ahí están compatriotas, nos guste o no también tienen el soberano y democrático derecho de expresar sus opiniones libremente, sólo hace falta entiendan que esa misma libertad para expresarse, que ellas mal utilizan con sus chabacanerías, la tienen que tener los opositores pacíficos dentro de Cuba a los cuales ese mismo gobierno, que ellas tanto defienden, les prohíbe tan siquiera pensar.
Mi amiga la cínica esta vez no quiere ni hablar, dice que referirse a estas tipejas es faltarse el respeto uno mismo, que lo mejor y más prudente es convertir las cancioncitas y peroratas de este trio “pornochacumbelero” en papel higiénico usado, meterlo en un “cubalse”, y mandárselos expreso por avión.
Estos “bellos” ejemplares de la fauna castrista también son por desgracia el exilio cubano, triste pero cierto, nunca entenderán que salir de Cuba ha significado para la mayoría de nosotros, e incluso ellas mismas, una terrible y desesperada solución y una maldición que nunca quisimos porque, en la vida real, nadie quiere abandonar su patria obligados por las necesidades, el hambre, la tristeza y la existencia de un gobierno tirano que violenta una vida que no es vida y si mucha muerte.
Estas personas con su actitud, su presencia y su verborrea cederista agreden la dignidad de todos los cubanos. El exilio es un espacio sagrado porque para la mayoría de nosotros es una necesidad y no una elección. Lo demás es puro cuento y frases lindas para adornar la cruda realidad.
Quien quiera defender al castrismo que se vaya para Cuba, que grite y patalee cuanto quiera desde allí pero sin tocar nuestra bandera, no se puede ser un cubano real y digno si se defiende la destrucción de un país y el asesinato vil y cruel de todo un pueblo.
Pero la vida esta reubicando las cosas en su sitio. Fidel Castro inventó, para ofender y burlarse de quienes no estaban de acuerdo con su asquerosa politiquería el término “gusanos”, sólo que nunca dijo gusanos de qué tipo, el muy malnacido se llevó el secreto a esa tumba mierdera en que lo “sembraron” y nunca sabremos si somos gusanos de seda, orugas o devoradores de hijos de puta. Dice mi amiga la cínica que al tipo lo cremaron para que no se lo “comieran los gusanos” y entonces la vida le diera el gustazo al exilio, hasta de eso se nos escapó ese maldito cabrón.
Pobresitas, bastante hacen que hablan y caminan y gracias a las nalga de su hija hoy viven en Europa lugar de donde destilan todo su veneno.