Yo tengo el firme convencimiento que nosotros los seres cubanos no debemos, ni tenemos, que reclamarle ninguno de esos tres imprescindibles derechos a esa criminal dictadura, eso para empezar. La vida básica, la de enciende, apaga y llénate la panza, no se reclama, se tiene por obligación, se tiene por necesidad porque somos seres humanos, y cubanos, y nada ni nadie puede prohibirnos que comamos como Dios manda, que nos alumbremos más allá del resplandor de las cavernas y que seamos libres, muy libres, para pensar, para hablar, para decidir, para educarnos con y con quien nos de la gana y para vendarnos los ojos, o que nos los venden, solo cuando juguemos a la gallinita ciega.
Porque la dictadura castro-comunista, para permanecer en el y con el poder, es decir, sentada eternamente en el tibol del socialismo, es capaz, muy capaz, de vendernos más comida, porque la tienen en sus “almacenes de tiempo de guerra”, de despacharnos un poquito más de electricidad, porque la sacan debajo de la manga y de permitirnos un tin más de libertades enmascaradas en forma de “pequeña propiedad privada”, en dejarnos que soltemos un poco más la lengua, sin pasarnos, en permitirnos ciertas saliditas para aquí o para allá, sin que le cojamos mucho el gusto, y todo eso bajo el manto de “benevolentes” aperturas democráticas que los harían parecer una dictadura más blandita, mucho más blandita, que la mismísima mierda.
Y como siempre los cubanos nos tragaríamos ese cuento, nos dormirían en los marañones de la estancia, le haríamos swing completo a la pelota de trapo o nos iríamos a bañar dejando los moños en el platanal.
Eso hemos demostrado ser en más de sesenta y cinco larguísimos años de existencia “revolucionaria”, un pueblo de engaño fácil, una sociedad que grita y menea la cinturita al compás de las arengas y los discursos, una raza ligerita de neuronas de pensar y un país que, aun con la caca al cuello, grita con fe ciega en la “victoria” socialismo o muerte, viva fidel, viva el General de la pamela y el que no salte es yanqui.
Triste pero cierto. Más que eso yo digo que es una verdadera vergüenza que seamos así, que actuemos así y que nos comportemos de tal estúpida manera cuando los hechos, que están al alcance de todos, nos demuestran que esa revolución de los apagones es una farsa, que ese socialismo de alcantarillas es la gran estafa y que fidel y raúl no son más que unos criminales, unos asesinos y unos vulgares delincuentes, disfrazados de revolucionarios, de altruistas, de benefactores y de amiguitos vamos todos a cantar.
Yo digo que los cubanos nunca tendremos ni comida, ni libertad ni electricidad, porque la escasez, el racionamiento, las crisis, la inanición, el hambre, la oscuridad, los apagones de la tierra y el cielo, la penumbra en un rincón del alma, los desmayos, la muerte en vida, la desesperación y la locura, son la base existencial del socialismo, son la razón de ser del castro-comunismo y es la verdadera doctrina del marxismo-leninismo que sustenta las carencias humanas y divinas como forma de dominación, como igualdad entre los hombres y como la sociedad más justa ya que, según ellos, los individuos dejan de pensar en sí mismos para sumarse, súmate uno, súmate dos, a la colectividad de todo es de todos y todo es de nadie.
Es decir, nosotros los cubanos, como pueblo, estamos condenados, eternamente condenados, a ser los descalzados de esta tierra mientras no seamos capaces de exigir lo que tenemos que exigir. Nosotros los seres cubanos tenemos que acabar de entender que el gran problema nuestro, la gran carencia nuestra, nuestra hambre y nuestra oscuridad, están estrechamente ligadas, muy estrechamente ligadas, a esa abominable revolución de los faltantes, a ese socialismo de mátame con tu mirada y a ese fidel que, un 1 de Enero de 1959, haciéndose pasar por un Midas tropical, nos desgració la vida a todos los cubanos que creímos en él y a todos aquellos que nos tragamos el cuento de los tres mosqueteros, es decir, todos para uno y uno para todos.
Bueno cubanos en nuestras manos, en nuestros corazones y en nuestra mente, está la verdadera libertad de Cuba. Lo que tenemos que exigir, y por lo que tenemos que luchar, es por erradicar esa mierda de castro-comunismo de nuestro país y de la faz de la tierra, así es como único…
Ricardo Santiago.