La “invencibilidad” de Fidel Castro y los “tiritos” que nunca le dieron.




Existe la creencia, casi como un mito, entre los aspirantes a verdugos del proletariado, secuaces de la tiranía y adulones alimentados a base de cajitas con comida y una jabita con un jabón y un desodorante, que a Fidel Castro nadie lo pudo derrotar, ni los cubanos inteligentes, ni los indios ni los cowboys, ni las brujerías y mucho menos el imperio más poderoso de la historia con sus bombas atómicas y sus luces de bengala. Según ellos este “clon de vikingo tropical” salió ileso de cuanto atentado, intentos de asesinato, zancadillas, bofetones y patadas por el culo, quisieron propinarle sus enemigos.
Pero, como toda la propaganda castro-comunista, esto es falso. “Mentira quien te lo va a creer…” Esta es una de las invenciones más grandes de la maquinaria del bla, bla, bla, casi igualito a decir que la croqueta de subproducto socialista, la masa cárnica, el cerelac, el picadillo de soya, el sirope de naranja y la mortadela que se ponía verde eran los alimentos preferidos en la dieta de los cubanos. Así de simple.
Por cierto una pregunta tonta, a modo de curiosidad y que no tiene que ver con nada: ¿Los comunistas también se depilan? Pregunto porque… ¿de dónde van a sacar las máquinas de afeitar, dicen que en las jabitas no les ponen? No me hagan caso, a veces deliro.
Pero bien, siguiendo con el tema: A mí que no me jodan, pero por ahí debe existir alguien que, en sus buenos tiempos, le tuvo que propinar una buena patada en las nalgas a Fidel Castro, si no cómo explicar las aberraciones y las locuras de este sujeto…, cuenten, cuenten, desclasifiquen los archivos, si total, ya el tipo se murió y una anécdota más o una menos, a esta altura del partido, no le va a hacer daño.
Conjeturas, chismes e ilusiones personales a parte, Fidel Castro, a mi juicio, fue un derrotado y un perdedor, un gran perdedor.
Cuando estudiaba en la Universidad hizo de todo para “colarse” en cualquiera de los movimientos políticos de la época, todos le daban lo mismo, su problema era que lo aceptaran, le creyeran y confiaran en él. Nadie lo hacía porque el tipo era prepotente, matón y pandillero, jamás se enfrentaba solo contra nadie y no existe un testigo que pueda afirmar que lo vio fajarse como un hombre, de tú a tú, de frente, a los puños y sin miedo.
Eso sí, hablaba y arengaba donde quiera que podía, quería siempre demostrar que tenia la razón y que su verdad era la única que importaba, por eso la gente no lo soportaba. Cuentan que en uno de esos mítines un mulato alto y fuerte le grito: “Viva España, Fidel Castro no se baña…” y el “invencible” se hizo como el que no lo había oído para no tener que defender como un hombre su “pulcritud y su limpieza”.
Después inventó el traicionero, terrorista y vil asalto al Cuartel Moncada, 26 de Julio de 1953, en la provincia de Oriente, otro fracaso para este coleccionista de errores y meteduras del delicado, muchos muertos y él jamás apareció, se enfrentó o fue protagonista en la primera línea de combate.
El desembarco del yate Granma, 2 de Diciembre de 1956, en Playa Las Coloradas, Provincia de Oriente, con 82 expedicionarios a bordo para combatir al dictador Fulgencio Batista, otro fracaso, otra derrota para la lista de este “boyardo” en camiseta y alpargata. En este desenfreno murieron alrededor de 70 cubanos y él, una vez más, ileso, sin un rasguño, suave, fresco y bajito de sal.
Desde mi modesto punto de vista la invencibilidad de este sujeto radicaba en nunca estar en el momento adecuado en el lugar justo ni a la hora requerida. Por una “extraña” cualidad siempre lograba eludir “el plomo enemigo” y salvar su anatomía intacta, sin una heridita, sin siquiera una cortadita con una maquinita de afeitar, bueno, eso es lo único que nunca podremos demostrar porque no sabemos si este tipo, como buen comunista, se depilaba o no.
La lista es muy larga. Continuará…




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