Parece que los comunistas confunden imbecilidad con invencibilidad. Realmente no los culpo, a veces suele pasar que, en una lectura rápida, festinada, desesperada y atolondrada las letras se entremezclen y provoquen confusión como si fuera un pequeño trabalenguas infantil: “Raulito plancha con cuatro planchas…”.
Yo digo que nosotros los cubanos tenemos parte de culpa por dejar que el mito de la invencibilidad, la indestructibilidad y la “eternidad” de Fidel Castro crecieran hasta los límites del absurdo humano, inhumano, extraterrestre, extracorpóreo y albañal. Nunca debimos permitirlo, aunque en nuestra defensa diré que la inmensa mayoría caímos en una trampa traicionera de la cual nos costó mucho trabajo salir.
Para empezar, según la leyenda y la propaganda comunista, a este portento de la hidalguía y la justicia social le intentaron hacer más de 600 atentados “traicioneros” de los cuales salió ileso. Lo que sus biógrafos adormecidos y militantes no cuentan es que esta era la característica fundamental de Fidel Castro: “su instinto de conservación”. Poseía la excelsa cualidad de un gorrioncillo asustadizo y escurridizo que huye ante el más mínimo movimiento del pétalo de una flor para salvarse. Así hizo siempre.
Pero bien, yo pongo en dudas estas “acciones comandos” y me gustaría someter a debate la “invencibilidad” de este corsario de las tinieblas.
Dice mi amiga la cínica que el muy “pendejo” se hizo proteger, a toda hora, por un cerrado y muy preparado ejército de “bruces lay”, a los que llamaba escoltas, y que eran hombres bien entrenados en el arte silencioso de matar y de “guardar sus secretos y tropelías”.
Cuando en Octubre de 1962 el mundo estuvo en el límite de la existencia, la solución a tan terrible conflicto nuclear, de la cual éramos protagonistas gracias a la impertinencia de Fidel Castro, fue tomada únicamente por los presidentes de la antigua URSS y de Estados Unidos, dejando al margen, ignorando, menospreciando y “olvidando” a nuestro Tarzan belicoso y “guapetón”. ¿Es esto ser invencible? ¡Váyanse a la mierda comunistas!
Antes de continuar una duda que hace tiempo me viene rondando y “no me deja vivir”: ¿Alguien me puede asegurar que la enfermedad de Fidel Castro no fue inducida o provocada para sacarlo del camino? Porque a decir verdad este tipo siempre se cuidó como gallo fino, se rodeó de los mejores médicos de Cuba y tenía hasta un “polo científico” a su disposición, con todas las de la ley, para inventar medicinas y curarle los más benignos catarritos.
Pero bien, siguiendo con la lista de derrotas de este sujeto: En el plano económico se lució de verdad, aquí si fue una verdadera estrella ganador de incontables Records Guinnes. La zafra azucarera de 1970, para citar una de sus primeras grandes “locuras”, y después de anunciar al mundo entero con bombos y platillos de que Cuba produciría 10 000000 de toneladas de azúcar, fue un rotundo fracaso y un desprestigio total para Castro que intentaba, como uno de sus delirios, demostrar la supuesta “superioridad” del socialismo cubano por encima del “orden mundial”. Todos los recursos y esfuerzos de la nación puestos en función de cumplir el caprichito del líder y el único logro fueron un sonado ridículo público y la demostración de que todo no era más que un bochornoso empecinamiento personal.
En lo único que Fidel Castro tuvo éxito fue en implantar el miedo en el alma de los cubanos. Este chupacabras isleño sabia que los dictadores únicamente existen si el pueblo les teme, por lo que desarrolló y perfeccionó, como nadie en la historia, la industria del miedo, las fábricas del espanto, talleres para forjar la doble moral, la “cobardía política” y el silencio cómplice. La efectividad castrista en lograr que los cubanos sintamos miedo es tan grande que, aun viviendo en el exilio, miramos hacia todos lados antes de hablar, lo hacemos bajito o sencillamente optamos por el silencio para no “perjudicarnos”. Increíble pero cierto.
Continuará…