¿Por qué los cubanos no aplastamos a Fidel Castro como a una cucaracha?

Primero porque lo apoyamos en masa, en grupos, en equipos, por cabeza y, como si fuera poco, le dimos la bendición como nación. Esto para empezar.
El 1 de Enero de 1959 el pueblo se tiró a las calles a celebrar que Batista había huido, y es natural, la imagen que dejó este dictador en la conciencia del pueblo fue de asesinatos, torturas y represión, a nadie le importó los planes de desarrollo que tenia propuestos para el país y cuánto había crecido la economía nacional, la gente se alegró por su fuga porque suponía que con esto se iban a erradicar la violencia, las tiranías y las dictaduras de nuestra Patria.
¿Qué celebramos en realidad los cubanos aquel 1 de Enero: la salida de Batista o el “triunfo” de Fidel Castro?
La primera y, a mi juicio, única gran victoria de Fidel Castro fue concientizar a los cubanos de que la culpa de la violencia armada, los crímenes, los atentados, las bombas en los cines, las torturas, los fusilamientos, los juicios sumariales, el asalto y el robo a la propiedad privada, los actos de terrorismo con muchas víctimas mortales, los asesinatos y los toques de queda fueron culpa, única y exclusivamente, de Fulgencio Batista. Lo más terrible es que más de 58 años después todavía muchos lo siguen creyendo.
Yo siempre he dicho que el pueblo cubano lo único que quería era paz y continuar con la vida democrática que teníamos antes del golpe de estado del 10 Marzo de 1952. El cubano no anhelaba otra cosa, no pensaba y ni siquiera imaginaba lo que le caería encima de a poquito y por montones, así de simple y complicado…
Los primeros meses del año 59 fueron bien convulsos para nuestro país. El tira y encoge nacional, la huelga general convocada por “los sindicatos”, el presidente Urrutia, los americanos, la cacería de “batistianos” y de todos los que tuvieran las manos y la lengua manchados con sangre, los juicios televisados, los fusilamientos, los gritos de inocencia, las súplicas por clemencia, los alaridos tumultuarios de paredón, paredón, paredón, la “burguesía ladrona”, Batista que se robó millones, la renuncia de Urrutia, necesitamos un nuevo gobierno, el presidente Dorticós y “al enemigo lo tenemos aquí dentro”, crearon las bases para que el pueblo aceptara, sin que mediaran francas elecciones en las urnas, con los partidos políticos tradicionales y, por qué no, el movimiento 26 de Julio de Fidel Castro también, un referéndums verdaderamente democrático para definir el nuevo gobierno y los destinos de una Cuba pos Batista.
Nada de esto ocurrió como es sabido. Fidel Castro nunca habría salido electo presidente en un sufragio decente. Camuflado tras la imagen de guerrillero en jefe de las “siete potencias estomacales” se autonombró primer ministro y, como dicen quienes saben: sopló él mismo “el viento de nuestra desgracia”.
Fidel Castro sabía que no podía concederle al pueblo ninguna de las libertades que lo ayudaron a él a dar su golpe de estado. Lo primero que hizo fue erradicar la capacidad de movimiento de los cubanos con la creación de los Comités de Defensa de la Revolución, la promulgación de leyes “revolucionarias” como la reforma urbana, la reforma agraria, la alfabetización, entre otras muchas, no fueron más que medidas populistas, coercitivas, demagogas y una forma muy fascista y solapada de controlar la vida y la conciencia del pueblo.
A los intelectuales y artistas les dijo: “con la revolución todo, contra la revolución nada…”.
A los jóvenes “desviados ideológicamente”, a los homosexuales, a los religiosos y desafectos al verde olivo los metió en campos de trabajo forzado, un verdadero infierno comunista…
A los opositores y disidentes cárcel, difamación pública, represión, “destierro y excomunión”…
A las mujeres las integró en una organización de carácter francamente feminista y las puso a disposición de la revolución con prueba citológica incluida…
A los hombres los vistió de milicianos sin fusil porque los americanos nos querían matar…
Y entonces, para ponerle la tapa al pomo, el papelito al piruli o el merenguito a la natilla dijo: la calle es para los revolucionarios, las universidades para los revolucionarios, los empleos para los revolucionarios, la comida para los revolucionarios, el odio para los revolucionarios, el aire para los revolucionarios y la vida para los revolucionarios…
A la mayoría de los cubanos cuando se les preguntaba: ¿Y tú eres revolucionario? ¿Qué iban a contestar?
Amigos míos el control ejercido por esa dictadura sobre la conciencia de los cubanos fue y es tan grande, tan feroz, tan calculada, tan dosificada y tan meticulosamente estudiada que la mayoría preferimos dejarnos llevar por la inercia de los acontecimientos, por el sueño de escapar a cualquier parte, incluso de suicidarnos en vida, antes que enfrentarnos al parricida del dictador en jefe y a su maquinaria de ninjas asesinos.
Al menos fue mi caso…
Aquí hay más tela pa’ cortar…