El problema de Cuba, al final, no sólo son los Castro, es más, esta siniestra pandilla, a pesar de ser los dueños y máximos gozadores de las riquezas de los cubanos, serian insignificantes si no contaran con el apoyo de un montón de secuaces, segundones, derrochadores de la baba ciguata, oledores del foti ajeno, pendencieros de las redes sociales, tracatanes seducidos y abandonados, vigilantes pagados con pan con pasta y refrescos instantáneos, cederistas en el exilio y muchos, muchísimos, imbéciles sin dignidad que se hacen los “suecos” intentando ocultar la miseria en que viven nuestros compatriotas por culpa de la dictadura del polvo de Santa Ifigenia. .
Fidel Castro fue un sujeto muy habilidoso para crear dependencia en otras personas y que estas lo siguieran estúpidamente, perdón, quise decir ciegamente.
Producto de su grandilocuencia y su ego patológico siempre se rodeó, incluso desde su época de pandillero en la Universidad, de debiluchos o “corticos” mentales incapaces de avizorar sus truculentas manipulaciones para hacerse con el poder y el control absoluto de lo que fuera, de cualquier cosa y a cualquier precio. Ese engendro diabólico nunca tuvo escrúpulos para imponer sus deseos, sus locuras, sus descarríos y los tantos y tantos disparates que repartió por toda Cuba a tres por cabeza y marchando…
Desde el torbellino político de la década de los cincuentas en la Cuba del siglo XX, este hombre avizoró que sólo obtendría la presidencia del país si creaba su propio movimiento insurreccional pues, en cualquiera de los partidos políticos de la época, era rechazado por hablantín, discursero, enredador y traidor.
Por eso ideó el ataque al Cuartel Moncada el 26 de Julio de 1956. Reunió a un grupo de infelices y generó uno de los actos terroristas más grandes de la historia cubana, provocando un sinnúmero de muertos de ambos bandos, sobre todo del suyo, y donde el muy miserable no obtuvo ni el más mínimo rasguño, entregándose días más tarde porque parece que no soportó la picazón provocada por los bichos del matorral donde estuvo escondido hasta que pasara “la mala fortuna”.
Absuelto de tan mísero episodio (en cualquier país del mundo por un acto semejante te condenan a la pena de muerte), se fue al monte con otro grupo de segundones y tercerones y, por circunstancias que algún día los historiadores tendrán que desenmarañar con la verdad por delante, obligó a marcharse del país al general Batista, usurpando el poder en Cuba el mismísimo 1 de Enero de 1959.
Desde el principio, y un poquito antes también, eliminó, descartó, evaporó a todo aquel que le pareciera inteligente, incluso si desde la brutalidad lo desafiaban: “desaparécelo que el infeliz no sabe lo que dice…”.
Los que quedaron “vivos”, los que se salvaron de la guadaña revolucionaria, socialista y castrista pronto se dieron cuenta que lo mejor era callarse y hacerse los entretenidos porque esta actitud les reportaba mejores prebendas y lo más importante, les mantenía la cabeza sobre los hombros y las nalgas en las “sillas de mandar”.
Con esos truenos Cuba se repletó de sujetos cuya mayor premisa era asentir a todos los caprichos y disparates del asalta caminos de Birán con asquerosos y nauseabundos: SI COMANDANTE, COMO USTED DIGA COMANDANTE, USTED ES UN GENIO COMANDANTE EL INVENCIBLE COMANDANTE, ¡HAY ME DUELE COMANDANTE!, convirtiendo al país en la gran finca del apellido Castro donde, a parte de robar a su antojo, podía poner en práctica sus “ideas” sin que nadie se atreviera a enfrentarlo. La lista de las barrabasadas de Fidel Castro sería ininteligible no tanto por larga como por absurda.
En fin, yo digo que los “musinguillas” del castrismo son el problema real en nuestra Patria, son la verdadera causa por lo que esa dictadura se mantiene y derrama el oprobio sobre nuestra nación porque, a decir verdad, si estos obedientes y miserables cuarterones les dijeran a los Castro: “basta, no más, hasta aquí llegaron hijos de puta…”, y no los apoyaran y sustentaran más con sus lengüetazos, hace mucho tiempo les hubiéramos dado a esta familia de bandoleros (a todos incluidos) una buena patada en el culo que iban a caer en casa del carajo…
Ricardo Santiago.
Dice el dicho que tanta culpa tiene el que mata la vaca como el que le aguanta la pata….y si lo que aguantan la pata son asesinos, abusadores, y huele-huele … pues la combinación es …. el castrato