Bueno, así nos ven, eso es lo que han pensado y querido siempre, lo que han deseado e intentado hacernos creer, lo que nos han exigido, impuesto, lo que nos han inculcado para que como tal actuemos, para que seamos corderos obedientes detrás del pastorcito en jefe aunque el hijo de puta nos conduzca al abismo y nos despetronque la razón y la existencia.
Eso es lo que creen esos malnacidos dictadores, ejecutores del terror, portadores de la represión y la infamia en nuestro país, comisarios celosos de la mermelada socialista, tenientes de la leche en polvo sin leche, serviles lacayos del ideario reaccionario del cambolo de Santa Ifigenia, verdugos y ladrones de la pureza, herreros de la maldad y… me agotan los muy puercos, he de tomar un respiro…
Muchos de nosotros, gracias a Dios, a nuestra inteligencia y sobre todo a nuestra vergüenza, logramos romper las cadenas ideológicas, las del grillete y el arique, las de fantasía y cantos de sirenas y las bañadas en “algo parece, algo no es”.
Muchos logramos romper los “hierros” con los que nacimos en Cuba bajo la tutela de un Papá Estado que tiene los ojos enrojecidos de maldad, los dientes afilados para roer y morder cuanto esté a su alcance, la lengua negra de gritar, regañar y decir mentiras y unas manos largas, enormes, para pegar, castigar, taparnos la boca y así evitar que el mundo se entere de que el llanto con que nacimos, bajo esa “loca” dictadura, no se acabará nunca.
Por eso las mujeres cubanas no quieren parir.
A algunos cubanos, es decir, a los hijos postizos de quien tú sabes, a los apandillados de Raulín, a los yo soy Fidel, a los habladores de cáscaras virulentas en las redes sociales, a los defensores de lo indefendible, a los morcilleros del teatro castrista, a los cara de tablas aspirantes al concreto y a toda la partida de imbéciles que pululan en internet para ver dónde pueden hincar el diente y contagiar con su rabia lo que no es de ellos, a esos sí les gusta tener la cadenita del vilipendio enredada en sus cuellos, en la lengua, en la cintura y que por las noches los aten a una mata de guásima y les den unas cuantas patadas por el culo pa’ sentirse revolucionarios de verdad, pues, según dicen, con el dolor ven el fuego “en llamas” y así están más cerca de: “Eres nuestro guía, eres nuestro fuego, pero ni de juego, me metas el…” .
Sólo así se explica lo inexplicable.
Fidel Castro fue un tirano, eso quedó bien claro, existen muchos argumentos para demostrarlo. Pero más que eso fue, a mi juicio, un esclavista antiguo reencarnado en un dictador moderno, una zambumbia ilógica pero letal, inconcebible pero: pregúntenle a cualquier cubano.
Yo a veces pienso que exagero cuando llamo a este sujeto el engendro de la maldad, pero es que por muchas vueltas que le doy no logro rebajarle ni un poquito a los epítetos más fuertes que se utilizan para nombrar la ponzoña, la traición, la manipulación, el odio, la tergiversación y el adulterio.
Este cacho e’ cabrón dispuso del pueblo de Cuba como le salió de sus asquerosas entrañas. Desde que puso al mundo al borde de un cataclismo nuclear a principios de los 60s del siglo pasado, promovió las movilizaciones indiscriminadas de hombres y mujeres con fines militares, el adoctrinamiento con la ideología que a él le salió de las nalgas, obligó a que los niños cubanos fueran como un argentino malo, las masivas movilizaciones agrícolas que nunca dieron ningún resultado, las concentraciones con fines políticos, enfrentar a cubanos contra cubanos, rompió la familia sin el más mínimo pudor, mandó a morir a muchos de los nuestros en guerras ajenas y desagradecidas, la casa del oro y la plata, el hambre repartida por camiones y: “quien no haga lo que yo diga que se prepare…”, desde ahí, con toda esa locura, los cubanos, queriendo o sin querer, vivimos como si fuéramos propiedad del bandolero en jefe de los potreros de Birán.
El cubano por tradición es un alma libre, pasa que nos dejamos engatusar por un tipejo que habló bonito, que se aprovechó de la situación de inestabilidad política imperante en Cuba en esos momentos, que nos prometió el paraíso y que al final nos enredó en su infierno.
Pero las cadenas se oxidan, se debilitan y se rompen…
Ricardo Santiago.
Es una realidad que para mantenrlos ciegos tienen al pueblo entretenidos con las telenovelas…Ahahah Conmigo han sido cruel de manera sutil.. me controlan 24 horas, incluso mi telefono . YO NO HE HECHO NADA. solo que mis ideas son diferentes y no las pueden controlar. Los policias sin corruptos, pues lo He sufrido en mi puel. Mi vida peligra en Cuba h lo sé.
Es extremadamente difícil hacer comprender a muchos, tanto dentro como fuera de la Isla la innegable realidad de lo que ha significado para los cubanos, la desgraciada involución que se nos ha impuesto desde el minuto uno por parte de estos degenerados con sus cuentos y mentiras que duran ya casi 60 anos. Por eso es tan meritorio y apreciado, que desde la cubania de sus escritos, se exponga la verdadera imagen de todos estos malnacidos. Hoy, Domingo de Resurrección, pido a Dios que de una vez por todas haga desaparecer para siempre el inmerecido infierno que se impuso a nuestra tierra y a sus habitantes. Una vez más gracias por lo que nos transmite. Que la bendición de Dios llegue hasta usted y los suyos. Y también a todos nuestros compatriotas.
Muy buen análisis de quién fue el Cenicero en Jefe en su nefasto paso por la tierra más hermosa que ojos humanos vieron.
Los cubanos pecamos de infantilismo político,de creer que no creemos y si creímos para desgracia nuestra,de ahí que,al romper las cadenas oxidadas por las promesas no cumplidas y el reguero de escombros materiales y espirituales con los que tropezamos todos los días,hemos decido no creer en nadie y eso también,un poco que nos pone cadenas invisibles para mantenernos en este «estira y encoje» de si lucho o me voy o si me quedo pero espero a que otros hagan por mi.
Muy cierto no creemos posible ni sálvanos nosotros mismos.saludos amigos. Abajo la dictadura de los castros.
«hemos decido no creer en nadie y eso también,un poco que nos pone cadenas invisibles para mantenernos en este “estira y encoje” de si lucho o me voy o si me quedo pero espero a que otros hagan por mi.» Muy Cierto Gracias Saludos Ricardo