El terrorismo islámico, el terrorismo-terrorismo y el terrorismo castrista.





Este es un tema muy delicado, escabroso, complejo y complicado. Se necesita mucho conocimiento de la historia, de las religiones y de la actitud humana para intentar un análisis y encontrar causas, consecuencias, qué y por qué suceden estas cosas tan horribles en pleno Siglo XXI.
Yo sólo me voy a limitar a manifestar mi impresión sobre estos terribles sucesos, otras personas, quienes de verdad saben de estos temas, harán su análisis y nos ayudarán a “entender” la razón por la cual estos cobardes acribillan vidas inocentes en nombre de “la madre que los parió”.
El mundo quiere avanzar pero algunos hombres no lo dejan, se empeñan en abrirle hoyos a la tierra y horadar la vida con la metralla cobarde camuflada en “mi religión es de paz”, “mi verdad es la más importante” o “estás conmigo o estas contra mí”.
Hay mucho dolor, mucha rabia clavada en la decencia humana, mucha impotencia ante la cobardía de quienes quieren destruir la vida enviando un mensaje “ideológico”, oscurantista, traicionero y de terror.
La ciudad de Manchester, el Manchester Arena, es la nueva víctima del terrorismo islámico. Otra. ¿Será la última?
Es muy difícil quedarse impávido ante el horror, la tragedia y la muerte causados por una acción tan cobarde donde murieron niños, mujeres, hombres y donde quedaron también numerosos heridos del cuerpo y el alma mirando al cielo y preguntando: ¡Por qué, Dios mío!
Yo digo que las personas cuerdas de este mundo tenemos que unirnos y acabar con este mal de raíz de una vez por todas. Los políticos, los servicios de inteligencia, los militares, los policías, las instituciones gubernamentales, la prensa y la humanidad entera debemos cerrar filas y cortar, a como dé lugar, la existencia de estos individuos que, desgraciadamente, están en todas partes, proliferan como las ratas y mutan de animal a hombre y de hombre a la “fe ciega por un dios” a cambio de “unas cuantas vírgenes” y un poco de “consuelo”.
En esta parte del mundo, es decir, en América, también se están cometiendo actos de extremo terror. La dictadura castro-chavista, enquistada y empoderada a la fuerza en nuestra querida Venezuela, masacra a la población civil, a personas indefensas que protestan pacíficamente exigiendo libertad para los presos políticos, llamando a elecciones democráticas porque no quieren más a Nicolás Maduro, a su tropa de delincuentes apandillados, y exigen alimentos, están pidiendo a gritos que el país cambie porque sencillamente se están muriendo de hambre.
El terrorismo de Estado que implementan hoy los eunucos chavistas, súbditos obedientes del castrismo cubano, es la consecuencia de la vieja idea de Fidel Castro de exportar su revolución, su socialismo y su mierda. Los cubanos llevamos casi 60 años padeciendo los más crueles actos de terrorismo aplicados por quienes ostentan el poder, las armas, dictaron las leyes a su antojo, moldearon las instituciones oficiales a su conveniencia y nos “gobiernan” con la crueldad de las prohibiciones, de las limitaciones, de la escasez y de las pesadas botas aprisionando nuestras gargantas.
No sólo se necesitan bombas asesinas y cobardes, puestas “al descuido” y en lugares públicos, para causar daño y provocar la muerte.
El socialismo y todas sus vertientes de medio pelo se emparentan profundamente con la ideología de los extremistas islámicos, son prácticamente lo mismo porque en esencia “la lucha” de todos estos mediocres de espíritu es contra el orden mundial aceptado por la mayoría de los habitantes de este planeta, pero que ellos quieren destruir mediante explosiones traicioneras o la represión y el asesinato silencioso de las ideas.
Aun así no lo consiguen, por más que se empeñan estos genízaros el mundo avanza, un poco más lento, es verdad, pero no detiene su paso porque el hombre, viva donde viva, esté donde esté y le hagan lo que le hagan, nunca va a perder la esperanza.
Oremos juntos y encendamos velas a las víctimas del terrorismo islámico en Manchester, a los hermanos asesinados por los militares del chavismo en varias ciudades venezolanas, a las víctimas de la represión, la intolerancia y la ignominia que ejerce la dictadura de Raúl Castro en Cuba y a los que mueren donde quiera que se manifieste la imposición de una idea mediante la fuerza, la violencia y el terror.
Ricardo Santiago.




2 comentarios en «El terrorismo islámico, el terrorismo-terrorismo y el terrorismo castrista.»

  1. Excelente comentario, como nos tiene acostumbrado el autor, con pinceladas de humor negro y socarronería, que nos ayudan a digerir algo tan terrible.
    El terrorismo es la simple manera de imponernos una conducta a la fuerza ciega de la muerte. La Robolución castrista llenó el país de terrorismo porque tenía consignas que imponía: nadie vaya al cine o salga a divertirse. Unos cuántos «niples» llenos de tuercas, tornillos y arandelas explotaban en cines, tiendas o lugares de concentración pública matando o dejando heridos que justificaban el fin, para ellos.
    Secuestraron a Juan Manuel Fangio cuando era campeón mundial de automovilismo porque querían que fracasara un carrera de automóviles en el malecón de La Habana. Secuestraron aviones en vuelo para desviarlo a pequeños aeropuertos en la zona del II Frente de Oriente bajo el mando de Castro II y llamar la atención o «pasar el cepillo» a la fuerza.
    En otras palabras, el terrorismo es consustancial a la imposición de conductas a través del miedo colectivo y es naturalmente ciego y mientras más sangriento, más efectivo en su búsqueda del miedo. Terrorismo practicaron en Irlanda por mucho tiempo. La ETA en el país vasco hacía de las suyas por muchos lugares. Llamar la atención a una causa y meter miedo para obligar a las autoridades a ceder, a negociar o a vivir en zozobra «porque el fin justifica los medios»… para aquellos que generalmente prefieren medios anti-humanos.
    Toda esta actividad está asociada hace siglos a ese intento tremebundo de imponer una conducta, aceptar a la fuerza un a religión, una independencia territorial…y a eso nos tiene acostumbrado el peor y más retrógrado de los regímenes, que practica el terrorismo de estado con quienes se atreven a protestar. La más retrógradas de las «religiones» que sostiene que a quienes no se le sometan los asesina, no a uno.
    La similitud entre la ceguera en el atentado de Manchester y los asesinados en las calles venezolanas tiene solamente una diferencia: la identidad encubierta de los perpetradores y la impunidad que gozan por la protección oficial. Una religión terrorista contra un partido terrorista.

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