Que Dios me perdone pero su “hijo predilecto” aquí en la tierra de los hombres ya no es “santo” de mi devoción.
Que me perdonen también los devotos, fieles y seguidores del “más humilde” de los hijos de Nuestro Señor pero aquí sólo expreso mi sentida, responsable y respetuosa opinión como una más de las miles de descontentas “ovejas”, de este inmenso rebaño, que conformamos quienes creemos en la paz, la espiritualidad y la esperanza entre los seres humanos que son, en definitiva, el verdadero mensaje del Todopoderoso, nuestro Creador.
Al principio sí, no lo voy a negar, cuando “Habemus Papam” me alegré mucho porque pensé que el “elegido”, por estar más cerca de “la vida que hemos vivido” los de esta parte del mundo, es decir, al ser uno de “nosotros”, al poderoso Vaticano le iba a resultar más fácil entender los terribles problemas que padecemos quienes vivimos y morimos bajo las pesadas botas de las dictaduras.
Pero me equivoqué, el Santo Varón, el más “santo de todos”, no es uno de nosotros, es uno de ellos. Por “alguna” extraña e increíble razón comulga con quienes explotan, masacran, extorsionan, maltratan y asesinan a los pueblos, así de simple, o que alguien me demuestre lo contrario poniéndome un sólo ejemplo de alguna denuncia pública, seria, responsable y decente del Pontífice criticando, como corresponde a un hombre que debe impartir la justicia divina, los asesinatos cometidos por Nicolás Maduro y su banda de “comencubos” contra el glorioso pueblo venezolano o para “defenestrar” al dictador Castro de turno por convertir a la isla de Cuba en la finca personal de una familia y hacer allí todo cuanto le sale de sus “santas” entrañas, por sólo citar dos ejemplos.
Dios me perdone otra vez pero “su hijo predilecto”, en la tierra que El creó en siete días, y donde hizo a los hombres a su imagen y semejanza, se ha convertido en una especie de “guerrillero” celestial que posa y sonríe satisfecho cuando está en presencia de quienes son culpables del sufrimiento de millones de seres humanos en este planeta.
La decencia tiene que ser el sentimiento que prime por encima de cualquier “acto mundano” de los seres humanos. Si sabemos y queremos cuidar la palabra de Dios tenemos que ser responsables al abrir la boca o al apoyar a algunas personas que se creen más “poderosas” y sabias que nuestro Divino Creador.
Fidel Castro fue uno de estos “sabios” de pacotilla. Formado en escuelas religiosas se convirtió en enemigo público número uno de las creencias espirituales cuando abrazó, según él, las ideas y la filosofía marxista-leninista. Encarceló, persiguió y reprimió, a diestra y siniestra, a todo aquel creyente en los mensajes celestiales y les hizo la vida imposible porque en Cuba sólo eran válidas sus palabras, sus celebraciones político-ideológicas, su ateísmo “rojo-rojito”, su “sagrado corazón” y: “Sólo Fidel perdona”.
Hasta un Cardenal habanero sufrió en carne propia los horrores de “la guerra santa” castrista, si quieren pueden preguntarle qué significa ser reprimido en tu propio país por ser o pensar diferente a quienes ostentan el poder y ejercen la fuerza.
El hermano no, me refiero a lo de “sabio”, el General bijol con pamela y sin bastón es sólo un heredero peón de toda la mierda creada por el tránsfuga en jefe, aunque se ha empeñado en matizar esa cruel dictadura con pinceladas de Rímel, brochazos de mascarilla y “lengüetazos” de creyón de labios, aun mantiene la terrible esencia de un sistema que subyuga, oprime, reprime y asesina sin misericordia por tal de mantener un poder que a todas luces es ilegal porque es antidemocrático.
La dictadura castrista juega y se mofa de las religiones según le convenga para mantener su desquiciada ambición de poder en Cuba y fuera de ella. Lo mismo un día las reprime que otro, ¡óiganme bien!, “autoriza” a creer en ellas y forma todo un maratón de “feligreses” hasta con permiso para ingresar en su croquetero partido de comunistas cruz en pecho, collares tapiñados y consultas espirituales de madrugada porque siempre hay un ojo que te ve.
El “Santo Varón” debía rectificar su postura ante esta pandilla de embaucadores, estafadores y chantajistas de la fe católica y de la palabra de nuestro Señor. Somos millones de hombres y mujeres quienes nos oponemos a esta banda de delincuentes y asesinos por lo que no es posible pensar que tantas personas estemos equivocadas.
Ricardo Santiago.
Yo no resisto a este viejo, si este es el represantante de Dios en la tierra, según la religión católica, que baje el mismo Dios del cielo y lo vea, un viejo cínico y sin moral que fue a honrar y ensalzar a un asesino que fusiló a diestra y siniestra, que nunca tuvo piedad ni compasión, esta foto indecente que acompaña este artículo lo dice todo, al infierno los dos!