La ideología de la dictadura castrista es sarnosa, asquerosa y repugnante.





La realidad es que la ideología de esa mafia-militar-familiar, que se ha apoderado de Cuba desde hace mas de 58 años, no es ni comunismo, ni socialismo, ni capitalismo ni ninguno de los ismos conocidos y aceptados por la filosofía contemporánea, lo de estos sinvergüenzas, ladrones, represores, dictadores y delincuentes es castrismo, un castrismo sarnoso que se pega en el alma de los hombres débiles, de los ahuecados moralmente, de los flojos de conciencia y de quienes padecen ceguera de honestidad o son propensos a revolcarse en el estiércol ajeno.
A estos maniatados de lengua suelta, edecanes del bochorno y el ridículo, esta doctrina sin sentido les envuelve las entendederas “despacito” y apreta’o, les corroe el alma desde dentro y los suelta como carroñeros ideológicos a justificar todos los desmanes, la incompetencia, las arbitrariedades y el holocausto de cualquier cosa que generan sus “progenitores” en jefes, no importa a quién, lo importante para esta manada de leguleyos recién zurcidos es gritar, amedrentar, golpear, reprimir, despotricar y arrebatarse: Por la revolución todo, mis uñas, mis cuerdas vocales, mi histeria, mi decencia y hasta mis principios si fuera necesario.
La ideología castrista es tan endeble, incoherente, falsa, infundada e injusta como aterradora, represiva, intolerante y asesina.
La doctrina castrista, y la llamo castrista porque en definitiva fue Fidel Castro quien la inventó, la puso en práctica y la difundió por el mundo como una telenovela barata pero de mucho presupuesto, no tiene un basamento científico, teórico, práctico y ni siquiera lógico. Esta melcocha política es el resultado del bate-bate mi chocolate de lo peor de todas las ideologías represivas del mundo más la pizquita, o la “pizcota”, del toque maléfico del descerebrado de Birán, un hombre que ante todas las cosas fue un degenerado y un furibundo apasionado de la mentira de “engañar”.
Y digo de la mentira de engañar porque hay mentiras que nadie las cree y pasan de largo sin fu ni fa, como si te he visto ni me acuerdo, pero las mentiras de Fidel Castro, las guayabas del Mariscal de Punto Cero, las croquetas del Rey del estercolero socialista, las turcas de Juan sin nada y Juan con todo, las engañifas del comandante tizón o las “tuercas” del piruli de la Sierra Maestra, demolieron la credulidad de toda una nación, embadurnaron a los cubanos con falsas expectativas y convirtieron a todo un pueblo en esclavo de una esperanza de vida que nunca llegó y ni les va a llegar.
Triste pero real. Los cubanos aun esperamos por la cesta de la abundancia que nos prometió Fidel Castro, el 1 de Enero de 1959, y que continúo su ridículo hermano Raúl con su versión patrañera del vaso de leche nacional.
La dictadura castrista es una versión “pinochesca” de la incredulidad pero que en vez de crecerles la nariz les engordan las nalgas de tanto robar, usurar, corromper y apropiarse de cuanto no les pertenece.
Por eso el castrismo no es una ideología de respeto. El castrismo carece de seriedad porque todo cuanto promulga es para la consolidación del totalitarismo como forma suprema de ejercer el control, de consolidar los poderes en una sola persona y cuando esto sucede los gobiernos se convierten en dictaduras y todo lo que generan es puro atraso, desgobierno, pobreza, involución, atascamiento y “mentira, quién te lo va a creer…”.
Al principio muchos caen en la trampa de la mantequilla, el vaso de leche nacional, el café Caturra, los plátanos micro jet, el azúcar pa’ endulzar la amargura, el arroz con leche me quiero casar, hormiguita retozona, la olla de la presión alta, los refrigeradores chinos que nunca se rompen, el agua calientica pa’ bañarse, el bistec con cebollitas, el yogurt de leche de búfala, los quesos mentales, la libertad y la vida, pero sólo basta con un golpe de viento para que las promesas se desbaraten y develen entonces un país en ruinas, una represión salvaje, una emigración desesperada y un hambre que le traquetea los coj…
El castrismo es tan insulso y tan mediocre que exporta su “riqueza” lenguicochina hacia todas partes, no tienen límites, la falta justamente de una coherencia, y de un basamento serio, les permite hacer el ridículo sin darse cuenta que, la fosa ideológica en que han convertido una parte de Cuba, no es menester de otros espacios porque el mundo civilizado y moderno los contempla con repugnancia y asco, mucho asco.
Ricardo Santiago.




1 comentario en «La ideología de la dictadura castrista es sarnosa, asquerosa y repugnante.»

  1. No existen dudas, Ricardo Santiago, porque sencillamente el castrismo NO responde a ninguna Ideología… y provoca ceguera, delincuencia, corrupción, injerecismo, asesinatos…
    En lo más alejado a un Ideario, Filosofía y Acervo de Principios, deviene lo impuesto en Cuba.
    Para toda persona con convicciones, ideas, doctrina, el castrismo es estrictamente irreconocible e inaceptable y sugiere repulsión, antipatía y aversión.
    El conjunto de atropellos que caracteriza el pensamiento de esos tiranos, quedó en puro absolutismo, autocracia, cesarismo y fascismo.
    Aunque intentaron presentar su ideologia como una novela dramática y revolucionaria, la infamia de los Castros la convirtieron en la peor dictadura y sin posibilidades de ser superada.

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