El castro-castrismo no escatima esfuerzos para mantener a sus adeptos, a sus ecos de las cavernas, a sus repetidores de señales patrioteras, a sus altoparlantes en 26, a sus damajuanas de la retórica fidelista y a sus trogloditas cibernéticos en constante “estado de alerta”, creando el terror, la mala respuesta, el absurdo politiquero, las estupideces revolucionarias y el pan con pasta socialista en las redes sociales y en la vida lógica de los cubanos y del mundo entero.
Dice mi amiga la cínica que el problema es que estos tipejos perdieron el sentido de lo ridículo y que por tal de mantenerse a flote y en gracia con la maquinaria de represión que es la dictadura repiten las sandeces que les orientan y así ponen a salvo sus prostituidos traseros.
Raúl Castro sabe que sus días están contados y cuelga sus esperanzas en la lengua de sus adulones, tracatanes y vocingleros, ruega a las 11 mil vírgenes para que lo “protejan” y estrangula su viejo pescuezo con la medallita del santo chivato de los militantes, cual amuleto gastado y carcomido por el odio y la rabia, para ver, si de casualidad, este le otorga unos mesecitos más y logra armar su “locura disparatada” de una dinastía-militar-capitalista-comunista-de mierda.
La desesperación es mala consejera, pero la gula de poder es la mayor perdición de los hombres. Este advenedizo no entiende que en materia de gobierno y democracia ya está casi todo inventado, que sus reformas y sus aleteos leguleyos se los puede meter en el c… pues el pueblo cubano lo único que necesita es que se vayan pa’l carajo de Cuba y nos dejen construir un país con prosperidad y decencia.
La “reforma” raulista más visible, por no decir la única, ha sido la quintuplicación por infinito de la represión en Cuba, la censura, el terrorismo desde el estado y el secuestro de todas las libertades de los cubanos.
Raúl Castro utiliza para esos macabros planes a sus comunistas de tibor.
Un comunista de tibor es un “hombre nuevecito”, de esos de última generación, más cheo, más cruel, vestidos con “pulovitos de la shoping chino-cubana” y un fanático practicante de la “chivantropología” a cambio de cajitas con comida, jabitas con un desodorante y un jabón, unas palmaditas en la espalda, un diploma impreso en fotocopiadora barata y, para los más aventajados, un chancecito en internet para que le lloriqueen recargas a la gente del Norte.
La “chivantropología” es la técnica que mejor dominan los “nuevecitos”, viene a ser algo así, traducido al buen cristiano, como “ciencia que estudia cómo chivatear vilmente a las personas que piensan diferente”, es una de las especialidades que se imparten en la escuela superior del partido y de la cual se gradúan cientos de cientos de “cuadros” en Cuba.
Un “nuevecito” chivantropólogo es el non plus ultra de la creación castro-comunista, es la perfección lograda más allá de cualquier tendencia y el principal enemigo, hoy por hoy, del pueblo cubano. Son los comunistas-tibores de esa maldita, cruel, ilegal y “loca” dictadura.
Para mi gusto, tibor es una de las palabras que más feo “suenan” en la lengua castellana. Es uno de esos vocablos que trato de no utilizar aunque reconozco que el objeto en sí puede exhibir una gran “belleza” por la diversidad de sus diseños o ser de mucha utilidad en la vida cotidiana.
¿Qué cubano no utilizó, alguna vez en su vida, un tibor para desatascar las tripas y salvar el alma?
Al final, para la élite de la dictadura castrista, estos sujetos de la “canción protesta” que actúan en las redes sociales tienen exactamente la misma función de un tibor, son los encargados de “recoger” y transportar la inmundicia del castrismo, sin que se derrame ni una sola gotica en el suelo, y así mantener en alto, bien en alto, la mentira del socialismo y el nombre del comandante en jefe. Triste y asquerosa utilidad.
Pero el pueblo cubano se va a levantar y los va a mear a todos, va a despertar de esta inercia de casi 60 años y entonces sucederá lo inevitable, todos esos comunistas de tibor serán usados para conducir la mierda que significa el castrismo hacia una gran cloaca y entonces veremos a un país, a una nación, a un pueblo y a esa Patria linda y querida respirar con felicidad porque el hedor a tiranos se ha desvanecido para siempre.
Ricardo Santiago.
Otro artículo de la pintoresca Cuba, mejor escrito imposible. Es usted maestro del paisaje adjectival cubano!