Dicen las buenas lenguas que uno de los métodos que utiliza la dictadura castrista, para someter a las personas y convertirlas en “creyentes” de su babosa ideología, en defensoras de sus tiránicas políticas, en incubadoras del virus letal del socialismo, en propagadoras de la enfermedad más contagiosa que existe y en fieles difuntos arrastrados tras la “memory flash” del Hacker de Birán, es el chantaje. Que este puede ser emocional, político, sexual, moral y hasta de naturaleza intimista: “Tengo guardado un calzoncillito tuyo lleno de intrigas, muchas intrigas.”
El castrismo no tiene reparos, ni límites, para doblegar a las personas y ponerlas a decir mentiras sobre esa maldita revolución aunque se aprecie la incomodidad de quienes repiten esas porquerías o se vea, a simple vista, que están haciendo un tremendo ridículo porque ni ellos mismos se creen que “hay que estudiar el legado de fidel castro”, por ejemplo.
Y es cierto, nunca he podido entender cómo personas, evidentemente inteligentes, son capaces de pararse frente a un público a loar a un régimen que, a todas luces, ha significado la destrucción de Cuba y de todos los cubanos. Si alguien necesita más pruebas los puedo conectar con mi amiga la cínica.
Porque, o no se tiene gandinga, o vergüenza en esas caras, o dignidad, o todas juntas, para decir y defender la “teoría unipartidista” de que fidel castro fue tremendo tipo y el revoltillo terrorista que inventó fue una revolución social para los humildes, para el pueblo u otras sandeces de corte parecido.
Para quienes defienden “la obra” de ese monstruo de la imbecilidad, de la incompetencia, del subdesarrollo y de la mediocridad, baste un simple paneo por los barrios periféricos de las ciudades de Cuba, por los campos y por la vida toda de los cubanos para entender que todos los “fideles castros” juntos, con su revolución incluida, con su comunismo y con su socialismo son puro estiércol emanando sin control de las miles de fosas sépticas reventadas que existen en La Habana.
Para nadie es un secreto que, en Cuba, quien manifieste una opinión contraria a la línea del Partido Comunista, único en su especie, es tachado de los records de la Patria, obligado a vivir en cadenas vivir, es vivir, machacado hasta la saciedad por los buitres de la seguridad del estado y borrado del Registro de la Oficoda, principal instrumento de chantaje, a nivel nacional, que utiliza la dictadura castrista contra el pueblo de Cuba.
El chantaje castrista es un siniestro mecanismo que ha sido engrasado, sofisticado, enriquecido y desarrollado durante más de 60 años pues, en la realidad más concreta, más brutal, fidel castro empezó a aplicarlo, como método para alcanzar sus “objetivos”, mucho antes de 1959.
Muchas han sido las víctimas de este criminal e ilegal instrumento de “dominación” del carácter utilizado por el castrismo. Todos los seres humanos tenemos, al menos, una debilidad y es ahí donde el perro rabioso de la intolerancia “socialista” muerde a su presa, la zarandea y no la suelta hasta que logra su sumisión total y la tenga, rodilla en tierra, gritando que esa revolución es cubana y que los Castro no son más que unos angelitos con los huevitos al aire.
Para nadie son un secreto las famosas amenazas-chantaje del aparato de inteligencia y contrainteligencia de la seguridad del estado castrista contra el movimiento opositor cubano. Los esbirros, los comisarios políticos, los jueces y tribunales del castrismo-fidelismo siempre intentan coaccionar a estos valientes hombres y mujeres atacando a sus familias e hijos, limitándoles la capacidad de movimiento, de poder trabajar y obtener un salario, de realizar su lucha pacífica pidiendo libertad y justicia para un país agotado por una guerra civil silenciosa que ya va a cumplir 60 años.
Pero ni ellos mismos escapan a esta “mota negra” de “trapitos sucios”. El castrismo “estudia” a sus propios personeros y si estos no están muy claros, o tienen alguna propensión al relajo del socialismo, les hacen sus “foticos” comprometedoras y los mantienen aura tiñosa ponte en cuatro, si me miras te mato…
Contra muchas personalidades extranjeras han utilizado también estos métodos, o bien compran su silencio y complicidad a cambio de no hacer pública alguna inmoralidad “moralista” o los llenan de prebendas inmerecidas que actúan como un catalizador “verborreico” para que vayan a sus países a propagar el cáncer que significa la ideología castrista.
Muchas veces me he preguntado de qué tamaño será el almacén donde la dictadura castrista guarda tantos “calzoncillos” porque, y lo digo sin que me quede nada por dentro, es muy difícil distinguir de entre quienes defienden hoy a estos Castro asesinos, quiénes lo hacen por estúpida vocación y quiénes porque si no dicen, clarito y que se oiga, “yo soy fidel”, le muestran al mundo sus “prendas íntimas” con sus respectivas rayitas de canela…
Ricardo Santiago.