El nuevo “presidente” de Cuba, otra derrota más para fidel castro.



Hoy sí que el fantasma más tenebroso de Birán va a vibrar como un trastorna’o en la montaña con su rubí, sus cinco franjas, la estrella y los miles de miles de millones que le robó a Cuba y a los cubanos durante más de 50 años. Se dice fácil pero nadie es capaz de imaginar cuánto llanto, cuánto dolor y cuánto sufrimiento hay detrás de la fortuna personal de este sátrapa, ladrón, asesino y dictador de la cascarilla.
Digo esto porque esta miserable aparición de las tinieblas nunca concibió que alguien diferente a él pudiera ocupar el máximo puesto de esa revolución de la porquería que con tantas traiciones, asesinatos, ilegalidades y “tormentos”, de todo tipo, fue capaz de imponerle a nuestra querida y próspera Isla un 1 de Enero de 1959.
Para fidel castro el único tipo que había en Cuba que podía “pensar” y decidir sobre el destino de un país y su pueblo era “mangui”, es decir, él mismo. Nadie, según él, podía idear e implementar un plan de desarrollo económico mejor que sus desastrosos “suspiros” caturro, pangola y ubre blanca, cualquier proyecto social con más sentido común, o con mayor lucidez, que sus incoherentes batallas de ideas “afrodisiacas” o que, simplemente, sus desesperadas “diarreas” de formación de maestros emergentes, médicos de carretilla o cantautores de la canción comprometida fueran producto de una estrategia y no a causa del desastre nacional que únicamente él le provocó a Cuba y al pueblo cubano.
Pero bien, aun cuando ya todos sabemos el nombre del nuevo fantoche que se va a sentar en el tibor más sagrado y más mezquino de la dictadura castrista en La Habana, porque si algo es cierto es que los cubanos somos adivinos y “vaticinamos” el resultado de unas elecciones para “presidente” que todavía no han sucedido, no nos debe llamar a espanto el “elegido” porque, en la vida real, en la concreta existencial de la una y dos colgando, da igual quien sea porque este presi-fulanejo no pasará de ser un burlesco dominguín moviéndose al vaivén de una cúpula militar que es quien de verdad tiene el control absoluto de todo lo que se “menea” en Cuba.
Toda esa historia de que el partido comunista es quien manda y que pirulín se queda con el control militante del “asunto” es mierda, pura mentira, porque ese “partido” no es más que el nombre que le han dado a una mafia de corruptos delincuentes, asesinos y truhanes que pretenden legalizar, ante la opinión pública nacional e internacional, el raterismo en Cuba y hacernos creer que está organizado y que tiene hasta su comité central y todo compañeros, donde cada “asunto” se maneja al estilo “la mota negra” y al que le tocó, es decir, a quien se la envíen, se jodíó.
Al final el tiempo les está pasando la cuenta a todos estos hijos de puta. Me parece estar mirando al aura de Birán loco por zafarse de las entrañas del infierno para ir a picotear a este infeliz que ha osado ocupar su puesto, porque lo del hermano lo aceptó porque la “cacafloja” lo agarró de sorpresa y no le quedó más remedio que transferir “los poderes”, pero a este sí que no, a este don nadie que ni estuvo en el terrorista asalto al Cuartel Moncada, ni en la ilegal y cobarde escaramuza de la Sierra Maestra y ni siquiera lo ayudó a dar su golpe de estado en Enero de 1959, a ese no, a ese lo va a maldecir y le va a contaminar el de’o-nombramiento con todas las maldiciones conocidas y por conocer porque nacimos para vencer y no para ser vencidos, ¡vaya pa’l carajo!.
Quien asuma mañana el puesto de nuevo dictador de nuestra sufrida Cuba, que todos sabemos el nombre desde hace tiempo, insisto, le estará encajando a fidel castro otra patada en el c…, la más grande, otra rayita negativa a esa larga lista que acumuló por más de 50 años de desaciertos, insuficiencias, barrabasadas, errores, equivocaciones fatales, pollo por pescado y disparates porque, al final de este cuento que hace mucho tiempo se hizo interminable, este hombre se consideraba eterno, imprescindible, todopoderoso, faro, guía, chismosa y quinqué de un torbellino catastrófico que llamó revolución, su revolución y que: revolución soy yo, yo la revolución, mi mamá me ama, perdón, mi revolución me ama y mi revolución es mía, no, es mía, no, no, es mía, mía, mía, es mía…
Ricardo Santiago.



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