Es cierto, hablamos mucho por aquí, exigimos por allá, las pedimos a gritos, creemos nos las merecemos pero: ¿Sabemos los cubanos en realidad qué significan, cómo se vive con ellas, de dónde salen y cómo se obtienen?
Yo, para ser sincero, digo que no, que en la vida real no sé el verdadero significado de esos dos vocablos tan grandes y tan “pesados”, tengo una ligera idea porque lo he buscado en el diccionario, he revisado las magníficas definiciones de “teóricos” del pensamiento social, también he escuchado con mucha atención a algunos “discursantes” de Facebook (una fuente inagotable de sabiduría) y hasta le pregunté a mi amiga la cínica que me dijo que no me complicara tanto la existencia que libertad es cuando los seres humanos se pueden comer un bistec cada vez que les da la gana y democracia es la potestad que tenemos los ciudadanos para despedir al carnicero, y que contraten uno nuevo, cuando el muy sala’o nos venda la carne con muchos pellejitos…
Si le hago caso a la cínica deduzco entonces que existen países que tienen su democracia y su libertad echadas a perder porque, por ejemplo, los cubanos de Cuba saben muy bien qué es no comerse un buen bistec y que al “carnicero” no puedan ni tocarlo porque el tipo es militante del partido comunista.
Pero, en el lugar donde yo vivo, eso es otra cosa, aquí los “carniceros” no se hacen los graciosos porque la gente sí se toma muy en serio eso de la democracia y la libertad. Aquí si se dan cuenta que les están haciendo maraña se tiran pa’ la calle con carteles, gritan bien alto liberen al bistec, se meten una semana sin trabajar porque están en huelga de carne y al final logran sus demandas y en el cielo gloria y en la tierra picadillo, costilla, chuletones, bisteces, lomo ahumado y el copón bendito.
Por eso yo digo que aunque no sepamos realmente el significado de esos importantes vocablos los cubanos tenemos que aprender a pensar y a soñar con ellos. Cada uno de nosotros debe hacerse su propia idea de lo que significa ser libre y vivir en un país con democracia pues crecimos y nos formamos bajo una férrea dictadura y está demostrado que a muchos les cuesta quitarse de encima esa virulencia.
No todas las democracias son iguales ni todas las libertades se expresan de la misma manera, las hay unas mejores que las otras y, como decía mi madre, todas las tristezas son malas pero las hay peores, por eso los cubanos tenemos que abrir bien las entendederas para que no venga, como de hecho está pasando, uno que otro listillo con el cuento de que descubrió el latón que recicla la basura y que al final, por hacerle caso, extendamos indefinidamente el basurero que nos ha ahogado durante 60 larguísimos años.
A mí me gusta alertar a quienes me leen de que el castrismo, que vive sus últimos estertores porque ya nadie cree en él, no le queda otra que transformarse, maquillarse y emperifollarse con una máscara populachera para ganar adeptos y continuar controlando a Cuba y a los cubanos.
Para ese fin crea movimientos, partidos, asociaciones y líderes sin carisma que tienen la misión de formar estados de opinión, convencer de que no “todo lo que se ha hecho es malo” y agrupar a los nuevos “aplaudidores” en el sindicato de la bobería durmiente.
Yo tengo una gran preocupación con este tema pues siempre he desconfiado de quien dice tener la solución en las manos. Mi opinión personal, muy personal, es que Cuba, mejor dicho, el régimen-dictatorial-castrista que impera en nuestro país debe ser removido de todas las estructuras funcionales, o disfuncionales, donde se ha enraizado desde el 1 de Enero de 1959 hasta la fecha. Ese enrevesado entramado de dominación tiránico tiene que ser extirpado en su totalidad del pensamiento y la vida de los cubanos, incluyendo al partido comunista, las fuerzas armadas castristas, los órganos represivos, controladores, fiscalizadores, delatores y de terror de la dictadura, el papel moneda revolucionario y, antes que se me olvide, el cambolo de Santa Ifigenia.
Yo tengo una idea de cómo lograrlo, imagino que muchos, muchísimos cubanos también, pero sigo defendiendo el principio de que esto es lo primordial, la esencia, la gran empresa que tenemos que librar y que después que ganemos, después que extirpemos para siempre ese terrible cáncer de Cubita la bella, entonces podremos sentarnos a escuchar, no antes, insisto, los montones de propuestas que existen para devolvernos la libertad y la democracia que, como he dicho, no sé qué significan muy bien.
Ricardo Santiago.
Los castristas siempre han querido aparentar lo que jamás han sido. Ahora aspiran a maquillar sus terribles secuelas con aires modernos y éso es imposible.
Coincido una vez más contigo, a la dinastía hay que arrancarla de raíz, no dejar que persistan ni el heredero , ni la estructura menos insignificantes.
Hasta el lenguaje está demás, los letreros, nombres de instituciones y por supuesto todas las estructuras de poder y hasta los sepulcros de cualquier castrista.
Una vez derrotada la tiranía, claro el primer paso, seguirán el resto hasta extirpar cualquier vestigio del régimen. Entonces comenzaremos a conocer, soñar, vivir.
Ni los mejores ejemplos, textos e Historias podrán superar la realidad de los cubanos en Libertad y Democracia.