La estrategia castrista detrás de la “unidad” de los cubanos.

Ahora se ha desatado una fiebre un tanto sindicalista, apandillada, piquetera y “partidista” para hacernos creer, remojarnos en jarabe de amansa guapos, ablandarnos en baño de María, convertirnos en chivos con tontera o zambullirnos en las aguas albañales habaneras, de que al Delegado, perdón, al Candidato, hay que respetarlo porque, el muy “sacrificado”, es el “único” que está haciendo por la unidad, la libertad y el fin de la libreta de racionamiento del pueblo cubano.
Lo más terrible de todo esto es cómo hay personas, cubanos para más joder, que todavía se creen el cuento de que la unidad se logra con “deseos”, decretos y votaciones, que la libertad se alcanza con partidos políticos de corre ve y dile, que los melocotones crecen en Santiago de Cuba y los puercos se crían en bañaderas.
Yo respeto la opinión de cada cual y, sobre todo, las creencias ajenas siempre y cuando no intenten convencerme, o se arriesguen a querer demostrarme, con cartelitos tipo departamento de orientación revolucionaria, que algo en lo que no creo, y que además estoy convencido que es falso, sea el nuevo oro que cagó el moro pues, a todas luces, y no hay peor ciego que quien no quiere ver, toda esa parafernalia “positivista” de última hora constituye una burla a la historia, al esfuerzo, al respeto, a las tradiciones y a la lucha de cientos de miles de cubanos que han muerto por enfrentar a la tiranía más cruel de la historia y que además quieran hacerla pasar como la “mejor opción” que ahora existe para que el pueblo de Cuba sea libre y coma caliente.
A mí el respetable me podrá acusar de cuanto quiera, dirán que con mi actitud estoy fomentando la desunión entre los cubanos, me atacarán con la muela de que si no tengo una mejor opción que la del Delegado, caramba, me he vuelto a equivocar, entonces pa’ qué critico, que estoy desinformado y que hablo mucha mierda pues el tipo es un santo, que le estoy haciendo el juego a la mafia de Miami y…, cualquier cantidad de boberías más que, más que ofenderme, me asustan porque veo que se está utilizando el dolor y el sufrimiento de los cubanos para jugar a las casitas, vender suvenires politiqueros y “comer” sin tener que trabajar.
En la vida real yo no puedo criticar al Delegado porque nunca he podido dispararme una de esas “directas” hasta el final, en cuanto el tipo empieza a poner caritas de hombre nuevo comprensivo, democrático, abierto y “conciliador”, más la gente participando y “admirando” la inteligencia creativa y lo “novedoso” del proyecto que este fulano impulsa, a mí se me forma un enredo asambleísta en el cocote pues, a ciencia cierta, por mucho que intento, no logro entender qué es lo que se quiere decir con “unidad”, llamar a elecciones libres, crear un gobierno en el exilio y que levanten la mano compañeros.
Yo digo, para empezar, que en este exilio hay demasiado dolor acumulado, demasiada tristeza, demasiados muertos sin justicia, demasiada historia, demasiados hombres y mujeres valientes, con ideas muy lúcidas, capaces, prestigiosas e inteligentes que mucho, pero mucho hicieron y hacen por la libertad de Cuba para que ahora se pretenda hacernos creer que lo que se necesita para enfrentar al castrismo es crear un “gobierno” de ultramar.
¿Alguien me puede explicar de qué serviría esto? ¿Alguien pudiera documentar la legalidad, el poder y la capacidad de este “gobierno” para llevar un plato de comida a la mesa de los cubanos o rellenar los huecos de las calles de Cuba? ¿Alguien pudiera demostrar con verdades qué utilidad real tendría este “Presidente”?
Tenemos que ser serios, el castrismo empezó a desunir a los cubanos desde mucho antes del 1 de Enero de 1959, es decir, llevamos más de 60 años de tira y encoges que han, desgraciadamente, definido también nuestra personalidad, nuestra naturaleza, nuestra actitud, nuestra credulidad y nuestra historia.
Las generaciones vivas olvidamos que en Cuba siempre existió un pensamiento de unidad que iniciaron nuestros Padres Fundadores y que fue enriquecido por los muchos hombres y mujeres que se enfrentaron a las fuerzas represivas de la gran nación cubana incluyendo a la peor de todas, al castrismo.
Insisto, seamos serios, de lo que se trata por parte de quienes vivimos la comodidad del exilio es de apoyar con todas nuestras fuerzas y nuestro tiempo a quienes están en Cuba enfrentando a pecho descubierto al monstruo castrista y cargando sobre sus hombros el peso de la libertad de todos nosotros.
Lo otro es puro cuento pa’ ganar dinero sin tener que trabajar.
Ricardo Santiago.