“Revolución cubana”: Un concepto tan falso como la igualdad en el socialismo.



Según mi criterio la “revolución cubana”, ese manoseado concepto que ha recorrido el mundo en boca de cuanto apasionado a la putería política existe, dejó de funcionar en 1970 con el rotundo, estridente, desprestigiante y vergonzoso fracaso de la Zafra de los 10 millones de toneladas de azúcar. Al menos en su parte propagandística porque, en la concreta, en la vida real, nunca fue revolución y mucho menos, pero muchísimo menos, cubana.
Pero bien, yo siempre digo que este desastroso hecho fue el punto final a la existencia de esa monstruosidad porque fue la primera vez que muchos cubanos, desde los propios dirigentes castristas hasta gran parte del pueblo simple y trabajador, nos dimos cuenta, pudimos comprobar con nuestros propios ojos, que fidel castro no era más que un desquiciado, un inepto, un parlanchín, un arrogante y un mediocre que llevaría irremediablemente al país a la destrucción, a la miseria y al desastre.
Cada uno de los inventos o “iniciativas” del comandante, comandante, ¿qué es esa mierda mi comandante?, que según él convertirían a Cuba en una potencia del primer mundo, con más mantequilla que Holanda, más carne de res que la Argentina, más tecnología que Japón y más rubios que Finlandia, implicaban la parálisis total de la economía, de la fuerza de trabajo nacional y de la infraestructura total del país para ponerlas en función de nuestro “Einstein” tropical o del “rebelde mesías” que convertiría el agua en desechos albañales y los panes y los peces en croquetas de subproductos.
Las “luminosas” barbaridades de este perturbado se fueron sucediendo una detrás de la otra, cada vez más disparatadas y absurdas, todas compitiendo por un Guinnes al ridículo pero que al final nos sumieron en una terrible crisis económica, social y política así como en una profunda dependencia de los países socialistas o de todo aquel que quisiera llegar al poder en contubernio con la mafia castro-habanera.
La historia ha demostrado que nuestro “amado líder”, el invencible, el indestructible, el genio y el comandante de los comandantes, no fue un tipo ni tan serio, ni tan inteligente, ni tan Superman y ni tan nada, más bien todo lo contrario, jugaba y experimentaba con el cuento de que iba a erradicar el hambre en Cuba porque para eso su revolución había inventado el picadillo enriquecido, el filete de claria, la masa cárnica, el fricandel, el pollo por pescado, la libreta de racionamiento, el pan con pasta, la guachipupa, la cerveza de pipa, los marañones de la estancia, la ideología estomacal, un pan por persona, el cerelac, la moringa se te ve la p… y cuanta mierda usted no es capaz de imaginarse y mucho menos tragarse.
Así fue como los cubanos nos convertimos en eternos reclutas comiendo el sancocho de la revolución, perdimos el gusto por los buenos sabores y los mejores olores y nos dejamos arrastrar por la infamia de la escasez, el racionamiento y los alimentos subvencionados a la par que gritábamos con todas nuestras fuerzas: comandante en jefe ordene.
De ahí que se multiplicaran el relajo nacional, la robadera, la malversación y la corrupción en un país donde nada tiene sentido, donde hasta cagar se ha convertido en un disparate biológico-funcional porque resulta casi imposible comer tres veces al día.
La famosa “revolución de los humildes…” que nos vendieron en 1959 nunca la vimos por ninguna parte y cuando los cubanos reaccionamos a la miseria, al hambre y a la falta de libertad, arrastrábamos unas pesadas cadenas que nos cercenaban las piernas, los brazos, la lengua, el cerebro y el alma.
Entonces fue que entendimos que lo que de verdad aplaudimos y apoyamos en 1959 fue la corrupción revolucionaria o la corrupción cubana, que de “revolución” nada, que los castro trastocaron el término e hicieron de nuestro país un paraíso para el robo, el descontrol, la infamia y que mientras esa banda de delincuentes siga acaparando el poder Cuba no será otra cosa que un inmenso terraplén infértil solo propicio para que aniden y se reproduzcan las aves de rapiñas.
La corrupción es un mal social reconocible y detectable, es la principal causa de la destrucción de una sociedad, la razón por la que los hombres pierden los valores, la decencia y el indicador más reconocible para demostrar la incompetencia de cualquier “gobierno” y la urgencia de cambiarlo.
Ricardo Santiago.



1 comentario en «“Revolución cubana”: Un concepto tan falso como la igualdad en el socialismo.»

  1. Ese concepto califica como la patraña más grande de la Historia Moderna… en tanto NO significó transformación sólo engaños, decepciones, componendas.
    EL tropicola de Biran siempre fue un criminal embustero, y ni él se creyó o aspiró a sacar del estancamiento a nuestro país que convirtió en vertedero, desagüe de calamidades y fracasos rotundos.
    La Isla de la mano de ese infame pudo conocer la magnitud y los estragos de una corrupción que caló cada espacio de la geografía cubana con sus predecibles consecuencias.
    La retrógrada revolución mucho menos fue cubana. Ha estado regida por los caprichos de 2 individuos sin escrúpulos auxiliados por lo peor de la sociedad.
    A uno de ellos le llegó su fin y ni convertido en cenizas podemos pensar que se aplicó la Justicia, porque aún tienen que desaparecer todos los engendros castristas.

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