La prostitución existe en Cuba desde la época de ñaña Seré. El comercio del cuerpo femenino y masculino para placeres sexuales es condición innata de todas las sociedades, de todas, incluso hasta de las más cerradas, puritanas y prohibitivas.
Nada ni nadie puede ignorar esta forma de “economía”, que por demás es una industria que mueve millones alrededor de todo el mundo. Las causas por las que una persona suele vender su cuerpo son diversas y van desde el puro placer por el sexo mismo hasta ser esclavos de algo o de alguien. Pero la generalidad es la miseria, la falta de opciones profesionales, el desamparo y las pocas perspectivas de futuro, por lo que se ha convertido en la única opción para muchas personas en muchas partes del mundo.
¿Es la prostitución un oficio? Respuesta difícil. ¿Debe ser legal? ¿Es una actividad honrada? Más difícil aun de responder. Yo no tengo respuestas para esto aunque si mi opinión.
Dice mi amiga la cínica que la mayor prostituta que hay en Cuba es el gobierno de los hermanos Castros, una prostituta desvergonzada, ambiciosa, avariciosa y “vieja”. Y lo justifica. Dice que los Castros siempre se han vendido al mejor postor, al más baratero, al que más mierda oferte sin protestar, a quien le puedan sacar la mayor cantidad de regalías sin importarles la calidad ni la estética porque: “total, todo eso es para vendérselo al pueblo”.
El gobierno comunista de La Habana siempre quiso “vivir sin trabajar” y nunca tuvo reales intenciones de producir valores para el pueblo, por eso pactó hasta con el mismísimo demonio, a cambio entregó, indistintamente, la soberanía nacional a los soviéticos, los chinos, los ex países socialistas, a empresarios españoles, italianos, canadienses y ahora, pero por debajo de la mesa, “para que nadie se dé cuenta y no tener que tragarnos toda la mierda que hemos hablado”, a las compañías norteamericanas.
Esto se llama prostitución de Estado y de gobierno. Mientras tanto el pueblo humilde sufriendo y padeciendo los excesos de los “amores desenfrenados” de las “concubinas del petróleo venezolano”. El pueblo de Cuba ha visto pasar uno a uno, a lo largo de estos casi sesenta años, a los amantes adinerados de esta maldita Revolución, desfilar en los actos de protocolo y las alfombras mientras se consume en la esperanza de un día mejor, de una promesa que no llega y de un futuro que, a decir verdad, sólo existe si somos capaces de cambiarlo nosotros mismos.
A mi particularmente el término “puta” no me gusta, es muy ofensivo. Hoy en Cuba, sobre todo muchos jóvenes cubanos, practican esta profesión como medio de vida, se han visto obligados por la falta de opciones y otras que escapan a mi comprensión, a la lógica de un país que se suponía iba a ser distinto, diferente y mejor. El barrio Pajarito y Yarini deambulan hoy por La Habana como fantasmas en vida, vendiendo y conquistando almas para un comercio que, por desgracia, involucra hasta menores de edad.
Pues sí, aunque no me guste el término no puedo decir otra cosa: esta es una puta Revolución de mierda la que nos tocó a los cubanos, un martirio maldito por más de cinco décadas anunciado a bombo y platillo pero que al final no pasó de ser otro farolito rojo mas encendido en la vergüenza de los cubanos.
Así mismo pienso!…pero también es un estado proxeneta al vivir del trabajo de toda la gente que va a hacer «misiones» cobrando un sueldo claro está, mucho mayor que lo que se gana en la isla; pero que es, si acaso, el 30% de lo que le pagan esos países por cada uno a la dictadura. Asco de gente desde el vegestorio que no acaba de morirse hasta el Piojo con cara de Micky Maus que defiende esa basofia quejándose del discurso de Obama en La Habana.
de acuerdo