Yo digo que quien de verdad quiera una Cuba libre, martiana, republicana, democrática e inclusiva, no puede, bajo ningún concepto y en ninguna circunstancia, pactar, aceptar, coquetear, participar, intervenir o replegarse ante nada que tenga que ver o esté vinculado a la dictadura castro-fidelista.
En Cuba jamás habrá libertad y justicia mientras exista un “comunista”, un castrista, un carterista, un defensor del socialismo, un fidelista por siempre, un esbirro, un delator o el más mínimo atisbo, tan siquiera un tin, de esa pérfida ideología que tanto daño le ha causado a Cuba, a los cubanos y a otros países también.
Por estos días el castrismo lanza otra de sus “ofensivas” revolucionarias para intentar confundir a los cubanos con un edulcorado “juego de las casitas”, es decir, la discusión del anteproyecto de la nueva constitución socialista al que muchos cubanos, sin “malas intenciones”, quiero pensar, se están apuntando para participar y opinar porque creen que la dictadura, en un arranque de debilidad democrática, les ha dado “voz” para “criticar”, sugerir cambios y enmendar una carta magna que ni es tal, ni es rectora de la sociedad cubana y mucho menos, pero muchísimo menos, va a ser respetada por esa manada de hienas dictatoriales que, en los últimos 60 años de nuestras vidas, solo ha devorado con sus feroces dentelladas a un pueblo al que han convertido en obedientes “corderos” y a un país al que se han tragado de una punta a la otra dejándolo en ruinas o en su puro esqueleto.
Dice mi amiga la cínica que en realidad Cuba es hoy un esqueleto rumbero, que aun con la miseria, la destrucción, la represión, el hambre y la tristeza que se vive por culpa de esa dictadura muchos cubanos defienden al régimen, dicen yo soy fidel, piden el último la peste en cualquier cola y si se van pa’ Miami dicen que es pa’ comer caliente pero que ellos, ¡qué va!, no tienen ningún problema político.
Pero, bien, a esa peligrosa y grosera manipulación del castrismo, es decir, al embaucamiento, o dicho en buen cubano, al intento de cogernos de comemierdas con el cuento de la “flexibilidad” participativa en el “proceso constituyente”, se suman otras “oscuras” estratagemas que están poniendo en práctica algunos “opositores” que, entre otros conceptos que defienden, abogan por un diálogo con la dictadura, festejan como una victoria que les dejen proponer “cambios” a la nueva constitución socialista y se atreven infantilmente a crear y apoyar un “gobierno” en el exilio que si analizamos bien sus fundamentos y el discurso de sus “padres fundadores”, parece en realidad una dictadura de barriga llena comandada por un reaparecido, reencarnado, defecado y resucitado joven fidel.
¡Solavaya! Al final voy a terminar creyendo que cada cual tiene lo que se merece.
Por eso siempre me he preguntado qué tenemos los cubanos que cualquier “listillo”, usando tres o cuatro palabritas lastimosas, hablando de una unidad que está para nosotros a miles de años luz, poniendo carita de sufrido y atolondrado vendedor de coquitos, soltando disparates con convicción y sin fundamentos, saludando la bandera con la mano izquierda y repitiendo como papagayo entrenado que es otro humilde y para los humildes, nos hace despatarrarnos “al combate corred…” cuando, si reflexionamos solo un minuto, un simple minutico, nos daremos cuenta que nada de lo que plantean es realizable, tiene sentido histórico, viabilidad legal, respeto a la larga lucha de este valiente exilio y que solo sirve para que otra vez los cubanos alimentemos, con nuestro sacrificio, sudor y muchas lágrimas, a un grupúsculo de parásitos que quieren vivir de las arengas sin tener que trabajar.
Así andamos y por ahí, si seguimos en la Luna de Valencia, o de Miami, para ser más exactos, nos vamos a despetroncar.
Yo siempre he dicho que el que nace pa’ pichón de comunista el hambre le cae del cielo y lo aplasta aunque el muy infeliz se esconda en el fondo de las Cuevas de Bellamar.
Pero también pienso que quien no es capaz de razonar por su propia cabeza y se deja arrastrar, embaucar, dormir, embarcar, manosear, exprimir, secar, engatusar y babosear por individuos que a todas luces no son más que unos vulgares charlatanes, la peste a mierda los alcanza aunque se escondan en el piquito de arriba del Empire State.
La verdadera lucha contra el castrismo no es una competición por una “silla”, los cubanos que queremos ver a Cuba libre de la desgracia castrista hemos de permanecer de pie y, codo con codo, dar la vida y no aspirar a otra “ganancia” que no sea la erradicación total de ese flagelo de nuestra bendita tierra.
Ricardo Santiago.
Gracias.
Hay ciertos ignorantes que cuestionan el tremendo rechazo al castrismo, y les recomiendo el cada día de » Por eso me fui de Cuba «, donde encontrarán muchísimas respuestas y todavía faltan más.
Ricardo Santiago descubre sus experiencias y otros vamos por ese camino desentrañando verdades, porque nos corresponde la denuncia nítida y sincera, real y tangible.
Quienes no siguen ese camino y buscan justificaciones, la filiación castrista los convierte en secuaces de un régimen que no se cansa de oprimir y matar.
Entre ellos se encuentran quienes proyectan
» ingenuamente «, que el nuevo reglamento pudiera tener variaciones en sus escritos… Qué ilusos y ¿ dónde han estado durante 60 años ? .
Largos años de terror desmedido, de traiciones constantes y el cubano que no lo entienda se encuentra al lado de la dinastía repulsiva, nefasta, criminal…
El único escenario posible para estructurar un gobierno es Cuba… esa tierra que no ha podido enterrar a muchos de sus hijos, y que clama JUSTICIA.