Hago esto porque siento que es mi obligación. Lo hago por los tantos cubanos que viven dentro y fuera de la isla y sufren por ver a nuestra Cuba marchita y en el mayor estado de miseria física y espiritual que puede tener un país sin haber pasado por una guerra desbastadora o un terremoto de proporciones bíblicas.
Lo hago por José Martí, Ignacio Agramonte, Antonio Maceo, Camilo Cienfuegos, Huber Matos, los fusilados en La Cabaña, por los pilotos derribados de las avionetas Hermanos al Rescate, los fusilados en todo el país en juicios injustos o sin ellos, por los hombres mujeres y niños ahogados en el estrecho de La Florida huyendo en embarcaciones precarias, por los tres jóvenes negros fusilados por intentar escapar hacia la libertad, por los muertos en el hundimiento al remolcador “13 de Marzo”, por los que mueren cruzando selvas malditas en Centroamérica, por las personas que agonizan de hambre y tristeza dentro de Cuba y por los que se suicidan de desesperación, de angustia y por falta de futuro en un país que pudo ser uno de los mejores del mundo para vivir.
Por Oswaldo Payá, Harold Cepero, Pedro Luis Boitel, Laura Pollán, Orlando Zapata, la lista sería interminable aunque necesaria, asesinados de una forma u otra por la tiranía comunista.
También por Guillermo Álvarez Guedes, Cundo Bermúdez, Bebo Valdez, Celia Cruz, Vicentico Valdez, Rolando Laserie, Orlando Contreras, Olga Guillot, Reynaldo Arenas, Guillermo Cabrera Infante, Heberto Padilla, Jesús Díaz y muchos otros que murieron en el exilio sin poder regresar a su patria porque los Castros le negaron ese derecho, el sagrado derecho de visitar su país aun siendo cubanos.
Por Paquito D’Rivera, Willy Chirino, Arturo Sandoval, Gloria Estefan, Andy García, Zoe Valdez y otros miles que sufren por la patria ocupada.
Por los cientos de deportistas cubanos que decidieron probar suerte en el profesionalismo y fueron injustamente borrados hasta de la memoria nacional.
Por los miles de profesionales que abandonan las “misiones internacionalistas”, cansados de ser explotados y manipulados, y les mantienen a sus hijos y familias como rehenes de ese sistema desalmado, déspota e ilegal.
Por los cubanos que decidieron partir al exilio en busca de una vida decente.
Y por mi madre y por mi padre…
Es mi deber mostrar respeto, admiración, silencio, humildad, reconocimiento, dolor y angustia hacia todos y por todos ellos, mi sagrado homenaje porque sólo se sabe de dolor cuando se ha experimentado en carne propia la traición y se ha vivido en rebeldía por las imposiciones de un gobierno cruel e inhumano.
Los cubanos sufrimos el látigo del comunismo en todos los aspectos de la vida, incluso estando fuera muchas veces nos alcanza la fusta maldita y nos marca con sus endiabladas hebras, nos lacera y nos ciega sin darnos siquiera la oportunidad de entender que aquí somos realmente libres al menos para gritarles hijos de puta.
Mi madre soñaba con viajar, con conocer algún pedazo de mundo que le mostrara otro espectro de luz, otro aire que se respirara distinto o sencillamente otro horizonte donde los ojos se le perdieran en el infinito y regresaran cansados de tanto mirar. Nunca pudo lograrlo porque en su época estaba prohibida toda posibilidad de salir y regresar para los cubanos.
Los cubanos hemos sufrido, con este gobierno comunista de mierda, la más cruel segregación humana, política, económica, social y legal de la historia, somos humillados constantemente por políticas y decisiones absolutamente policiales como si fuéramos delincuentes o bandidos que necesitan ser constantemente enjuiciados y encarcelados, sin distinciones, unos por callar y los otros por protestar, justos por pecadores.
A todos mi admiración y mi humilde respeto.