Para nadie es un secreto que en Cuba la prostitución se disparó hasta la estratosfera con la crisis de los 90s del siglo pasado. Un hecho lamentable y triste pero intrínseco a cualquier sociedad pues las personas buscan, en el oficio más antiguo del mundo, otra manera de palear los retorcijones interiores y la exigua, asfixiada, enloquecida y martirizada canasta básica familiar.
Pasa que, y aquí nos encontramos con el primer problema, la revolución del picadillo siempre ha presumido, incluso desde el mismísimo 1 de Enero de 1959, que Cuba es un país libre de analfabetismo, de enfermedades venéreas, de cada loco con su tema, de “putas apenadas”, de hambrientos y desfallecidos, de trenes con las ruedas “ponchadas”, de piedrecitas en los zapatos y de ladillas y “ladillones”.
Si bien es triste, muy triste, que las personas se dediquen a la prostitución, es mucho más doloroso, como en el caso de Cuba, que esta “actividad” atraiga cada vez a más jóvenes que no encuentran otro futuro que no sea ese y a niños, a menores de edad, que en acciones desesperadas exponen sus frágiles cuerpos y sus vulnerables mentes al asedio de depredadores y pederastas que les pagan con las miserias del alma.
Cuando yo hablo de que a Cuba, mi país, nos la ha podrido el comunismo, también hago referencia a esta parte de la vida que está ahí, que todos la ven, que todos saben que existe pero que no se puede contabilizar porque a las autoridades del régimen no les conviene reconocer la “extensión” del flagelo y porque se saben los únicos y máximos responsables de que varias generaciones de seres cubanos se hayan visto implicados, de alguna manera, en este feo conflicto donde convergen la inocencia, la maldad, el adulterio, la promiscuidad, miles de enfermedades, los tormentos, la violencia, los condones están perdidos, la avaricia, una sociedad en profunda crisis, la dictadura criminal de los castro, un catre desvencijado, una sábana vieja y el socialismo.
Pero, en la vida real, no es a esta prostitución cubana a la que me quiero referir, no, hoy quiero hablar de la otra “putería”, de la que a mi juicio es peor, mucho más vergonzosa, más desprestigiante, más descarada y más humillante y que es la prostitución de las ideas, del carácter, del honor y de la vergüenza.
En este punto quiero detenerme un poquito porque creo que Cuba, bajo la dominación castrista, se ha convertido en un país campeón mundial en la fabricación de “putos y putas” que cambian su dignidad y decoro por apoyar a un régimen explotador, asesino, misionero del infierno, delincuente y proxeneta.
Quiero empezar, para demostrar mi teoría, y a modo de ejemplo, por el mismísimo “presidente de la república”, un sujeto seleccionado en un cuarto oscuro y que el muy cabrón, a sabiendas de la cochambre en que estaba participando, aceptó sentarse en el tibor repleto de porquerías de esa revolución vendiendo su alma, y sabrá el Diablo qué otra cosa, para “dirigir” el destino de una nación marcada por 60 años de sufrimientos, tragedias, hambrunas, derrumbes y menstruaciones fantasmagóricas.
Este sujeto pudo cambiar el destino de Cuba, plantarse en sus trece como un hombre valiente, pero prefirió prostituirse, se plegó al tirano en cuatro patas y desde el primer día en que se subió al cadalso de esa maldita mafia castrista reparte la muerte, la represión, el absurdo y la misma historia, por lo que nada lo salvará de ser fusilado.
Después el canciller de relaciones exteriores, un ministro con tetas, un fulanejo con cara de matrona al frente del burdel de las mentiras, de la chusmería y del antipatriotismo. Cada vez que el muy casquivano abre la boca se atraganta con sus propias falacias, con sus embustes y con la tergiversación de una verdad que nos hace mucho daño a los cubanos y por la que también tendrá que preparen, apunten…
Y están las “putas tristes” del castrismo, las que se dedican a mentir en las redes sociales, en cuanto espacio encuentran para esparcir su veneno y que el “gran chulo” del marxismo les premie con permisos de entrada, con considerarlos gusanos políticamente correctos, exiliados revolucionarios aptos para la defensa, candidatos a la medalla “la ollita de Amaury” y fulanos y fulanas que, aunque son una partía de desflecados y desfachatados, les son muy útiles a la doña del harén del socialismo aunque nadie pague por ellos ni dos centavos.
Ricardo Santiago.
Gracias Mayra, amiga querida, un abrazo grande.
Eso lo contamos por esta Europa libre y muchos nos tildan de mentirosos porque ese sistema hay que vivirlo para saber con certeza cuánta maldad está recubierta con el discurso edulcorado de medicina y educación gratis con el que han tenido dormido a media humanidad. Una vez más me has sacado una carcajada! Ya lo he dicho, tienes el don de poner una pizca de humor para poder digerir todas esas atrocidades que describes y que lamentablemente es el pan nuestro de cada día en la Cuba actual. Un abrazo.