Es cierto, la propaganda castro-comunista, y su aliada la izquierda internacional, han fomentado, impulsado y “diarreizado” la creencia, o la falsa “verdad”, de que Cuba, o mejor dicho, la revolución castrista, es la tierra soñada y prometida, un paraíso para los trabajadores del sindicato de la bobería, una vuelta de rosca hacia la “verdadera” justicia social, un salto de propulsión a chorro para tocar el cielo con las manos, una patada en el c…, perdón, a los enemigos de la patria y una equidad mística sin parangón en toda la historia de la humanidad porque, a pesar de las necesidades, el hambre, la represión, la oscuridad, el cepo y la tortura, a los cubanos se les ve felices desfilando, apoyando y vitoreando a la revolución, al partido y a fidel.
Una estupidez tan inconcebible, tan enigmática, tan incomprensible y tan disparatada que algunas personas en este planeta, e incluso de otros tres en la galaxia cercana, nos preguntan si es que los cubanos estamos todos locos, nos gusta que nos azoten o queremos vivir eternamente con un dedo metido en…
Pero lo cierto es que a nosotros nos prometieron, el 1 de Enero de 1959, un sanguisi de jamón y queso y en la vida real, en la concreta y en la cotidianidad más espantosa de este mundo en que vivimos, nos hemos tenido que tragar, a pulso, a cun-cun y a la desesperada, un “picadillo” de soya revienta tripas que quien no ha muerto en tan injusta contienda ha quedado, como yo, trastornado para toda su vida.
Pero esa es la parte del socialismo castrista, y me refiero a las democracias mundiales, que no quieren ver, no quieren escuchar, no quieren tocar y mucho menos, pero muchísimo menos, se quieren comer porque resulta extremadamente asqueroso y, sobre todo, porque a nadie le importa las arqueadas, la repugnancia y los sufrimientos que tiene que padecer un pueblo por tal de que ellos tengan su “puntica de lanza” para hacerle la guerrita “anti-Trump” al gobierno de los Estados Unidos.
Quienes hayamos vivido el socialismo castrista sí sabemos qué significa en realidad una revolución social con sentido de dictadura del proletariado, izquierdista, de igualdad para todos, de muerte al enemigo, de pan sin piquitos, de agua de Milordo que da parásitos, de roscas “a la inversa” y de un sacrificio que no se acaba nunca y que solo le toca sufrir al pueblo mientras que la casta dictatorial “proletaria” vive como verdaderos potentados, ricachones y vaciladores del socialismo.
El mito de la revolución castrista que lo compre quien no lo conoce. Los últimos 60 años de la historia de Cuba están repletos de millones de ejemplos donde el pueblo es quien ha puesto la sangre, el sudor y las lágrimas mientras la cúpula del régimen, y sus familias, los hijitos de papá y mami mueve tu cinturita, jamás han padecido ni el más mínimo de los tormentos que nos ha tocado sufrir a los cubanos.
La cara oculta de “La Luna” el castrismo la ha sabido lavar muy bien, requetebién, con mucha maldad y con su falso periodismo. A los cubanos nos impusieron, o mejor dicho, nosotros mismos ayudamos a fidel castro a que nos amarrara en todo el cuerpo una criminal mordaza ideológica con la que hemos apagado cualquier grito de inconformidad, de rebeldía, de honor, de patriotismo y nos hemos convertido así, de alguna manera, o de todas las maneras, en cómplices cobardes del mito del pan con claria como el alimento más excelso, más alimenticio y más nutritivo que puede tener un pueblo para gritar abajo el imperialismo, viva fidel y recárgame el celular.
Pero lo que nadie en el mundo quiere reconocer y denunciar, mucho menos la izquierda de los mameyes en flor, es que la dictadura castro-comunista es un régimen dictatorial, anticonstitucional e ilegal que ha absorbido desde la raíz la sabia de la nación cubana y la ha soltado como un “hollejo chupa’o” del que solo es posible sacarle la mierda de jugo que ellos mantienen para sí, en componenda con sus amiguitos los alegres inversores europeos, para enriquecer aun más sus ya repletas arcas y sus descomunales cuentas en paraísos fiscales.
Por eso yo siempre digo que la revolución castrista es solo un gran cartel escrito con muchas faltas de ortografía, un falso mito, una degeneración de la vida que vuelve a los seres cubanos en zombis, a las vacas en recuerdos de tiempos pasados y al papel higiénico en una metáfora para demostrar que en el comunismo “las dificultades” se vencen con las manos.
Ricardo Santiago.
Gracias Adriana.
Solo no comprendi porque las vacas son recuerdos de tiempos pasados. Que quiere decir con esto?
Gracias,
Creo que nadie se importa un pimiento con Cuba porque es pequeña y todos queremos vivir nuestras vidas… y algo tan «nada» comparado a «nuestras» vidas, no llama atención. Y creo que cubanos son locos como tu has dicho, no que sean locos, pero son latinos mesclados o no, son ibéricos y esto si, nos hace a todos locos, dementes, desnorteados y «pirados» de todo. Independente de ser o no comunista, capitalista, nadista, tribalista, escambista lo que sea.
Excelente comentario Justo, muy acertado.
Hay un hecho innegable de la vida política,a todos los hombres les gusta el poder,pero en las democracias esta sentado que este poder tiene limites,tanto en el tiempo como en lo ejecutivo,,,sin embargo,existen hombres en ciertas supuestas ideologias,que se aferran a este cuando lo tienen sin medir en brutalidades de todo tipo por eternizarse en el…..el mejor ejemplo actual lo vemos en Cuba,Venezuela y corea del norte,,,,estos,después de tanto descalabro,tanta miseria y sangre traen,que los lideres e ideólogos jamás permitirían elecciones libres,sin fraude,,incluso jamás admitirán siquiera encuestas o simples estados de opinión,,,,,,son tan buenos que se horrizan ante cualquier posibilidad como estas