Pues le ronca el pasaporte pero, en la vida real, de no ser por la alevosa noticia que está invadiendo los medios, yo nunca habría escrito sobre esta sombría mujer, la madre de los hijos castristas del che guevara, el asesino de La Cabaña, que ahora la muy “novelera” se baja con la muela de que los fusilamientos, a principios de los 60s del siglo pasado en aquel recinto amurallado, fueron bien justificados, no hubo ensañamientos y no interfirió ni el rencor, ni la sed de venganza, ni el odio de clases por parte de su cobarde primer ex-marido y gatillo alegre de aquel sangriento período de nuestra triste historia nacional.
Esta pérfida mujer ha publicado un libro, “Evocaciones”, un intento de “sálvese quien pueda”, para justificar lo injustificable de las atrocidades cometidas, en aquellos primeros años de “revolución en revolución”, uno, dos y tres que paso más chévere…, donde, con el cuento de la justicia revolucionaria, el poder del pueblo, paredón, paredón, paredón, licencias para asesinar por la libre, eliminar a los enemigos de la patria y por la envidia dominante en aquellas ratas inmundas vestidas de verde-olivo, se ultimaron a miles de cubanos por no secundar las ideas del castrismo, por oponerse a las falacias del comunismo, por descubrir tempranamente la traición de fidel castro y por, y es lo más importante, por ser los primeros en comprender a quién lanzaban en verdad sus mordiscos y sus ladridos los perros de los “pasajes de la guerra revolucionaria”.
Yo digo que los castristas, los primeros y máximos culpables del “desorden” nacional que nos ha hundido por los últimos 60 años, se saben, se sienten, fidel está presente, a las puertas del infierno e intentan, por medio de mentiras y edulcoraciones de “la gloria que se ha vivido”, “limpiarse” el c…, perdón, la porquería que tienen como alma, para que su entrada a la “paila de purgar eternamente los pecados” sea lo más suavecito, suavecito, suavecito es como me gusta a mí, y no sean exterminados, como Dios manda, por el desprestigio, la indiferencia y el asco de los pueblos.
El gran peligro que nos acecha a quienes queremos a Cuba libre del castro-comunismo, sí, porque Cuba libre es una cosa y libre de esa mugrienta dictadura es otra, es que esa pandilla de militantes de la desvergüenza no escatiman y no tienen límites para mentir sobre cómo hicieron de verdad esa maldita asonada terrorista, a la que llaman revolución, y tratan todo el tiempo de tergiversar los hechos, justificar a los principales intérpretes de aquellos cobardes asesinatos, de tupir al mundo “tupido” con las “hazañas” del asmático y apestoso “guerrillero”, de extender por “nuestras tierras de América” el fantasma de la “violencia justificada” y de presentarnos, como angelitos con culeros, a la camada diabólica de monstruos que traicioneramente se apoderó de nuestra Patria y la exprimió, la destrozó, la esclavizó y la arruinó por estos larguísimos 60 años de sangre, lágrimas y desesperanzas.
Esta “olvidadiza” donna del 26 intenta justificar los fusilamientos a cubanos, a muchos cubanos, como actos de “justicia revolucionaria”, pero no menciona las torturas físicas y mentales a que eran sometidos los detenidos y por extensión sus familiares, no habla del cobarde ensañamiento de la “tropa rebelde” contra hombres y mujeres que se negaron a ponerse de rodillas frente a ellos, de los hombres que mató con su “puño y letra” su cobarde maridito, de las burlas hacia las madres que suplicantes pedían clemencia y del sadismo de aquellos esbirros a los que fidel castro, con su infinito odio y mediocridad, les hizo florecer con el pretexto de salvar la patria y salvar su revolución.
Hay que ser muy degenerado para mentir tan vilmente e intentar justificar un crimen que aun resuena, y lo hará por los siglos de los siglos, en la memoria, en el alma, en el dolor y en la angustia de cientos de miles de madres cubanas, de familias enteras que nunca se han recuperado de tamañas pérdidas, de hijos que crecieron sin sus padres por la desidia de una “revolución” de criminales que cegó la vida de hombres y mujeres que querían una Cuba republicana, inclusiva, libre de dictaduras y de un fidel que “brilla” en la montaña…
Definitivamente aleida march vive del cuento, se aprovecha de los bobos que le creen y de la industria “guevariana” que, con el mulo y el disimulo, le produce a esa familia de sinvergüenzas históricos los buenos billetones pa’ mantener eternamente el relajo patriotero de che comandante, che guerrillero, todos los niños seremos pioneros…
Ricardo Santiago.
Gracias.
Excelente reseña de esta vividora a costilla de la asquerosa historia del chacal de la Cabaña! Dios quiera que algún día podamos a todos los que sobreviven y a los otros que lograron irse si pagar, ponerles en el lugar que se merecen: el basurero de la historia. Mientras tanto, mi estimado amigo, no desmayes denunciando y desenmascarando a todos estos sinvergüenzas…te lo agradecemos! Un abrazo.