Déjame pensar, déjame ver…, por la del 76, ¡hay no, no, que me asusta…! por la del 2019, ¡hay no, no, que me asusta más…!
Una vez más la dictadura castrista, sus sesudos de opinión, sus costureras de falsas ideologías y sus expertos en jerigonzas de revoluciones eternas, han metido a los seres cubanos en un lodazal, en un pantanal, en un pozo profundo, muy profundo, para que un pueblo, que hace la mar de tiempo no se come un pancito con mantequilla, un simple pancito con mantequilla, discurra entre dos armatostes leguleyos, a los que hacen llamar las constituciones de fidel y de raúl, para que con su voto firme y decidido aprueben una “nueva” carta magna que les dé “socialismo” perennemente por delante y por detrás.
Yo siempre he pensado que a los cubanos se nos cayeron, de tantos andares y “desandares” por los surcos de la historia, por las trincheras de ideas y de piedras, por las misiones internacionalistas, por las guardias cederistas, por los trabajos voluntarios y por las colas pa’ coger las papas, el tornillo de amarrar la memoria y los clavos pa’ sostener la vergüenza.
Muchos han explicado magistralmente los peligros que nos acechan con este nuevo ardid que trata de introducir el régimen de…, bueno, ya no se sabe de quién, porque el General de la pamela está más muerto que vivo y el presidente-dominguín ni pinta ni da color, del tenebroso diluvio nacional que nos viene encima si aceptamos que el conglomerado económico-militar, que es quien en realidad ostenta el poder en Cuba, legalice “democráticamente”, ante los ojos de un mundo que mira pero sin ver, un panfleto que extorsiona, reprime, abusa, viola y humilla las libertades, los sentimientos, los derechos y la inteligencia de todos los cubanos.
Aun así, me voy a atrever, aunque no soy un tipo muy inteligente, a explicar mi punto de vista con palabras llenas de letras porque, como muchos saben, no me gusta hacer videos live, es decir, “abusar” de la palabra hablada pues me aterroriza que mi entusiasmo y mi rabia anticastristas me enreden la lengua, me nublen los sentidos y me hagan caer en el ridículo, en el bonche y la jodedera, por decir mis buenos disparates como, por ejemplo, aquí el que no salte es yanqui.
Pasa que ante este descomunal enredo que ha formado el castro-comunismo, ante este abuso de poder, ante esta grosera manipulación del “patriotismo” de los seres cubanos y ante este atentado contra la inteligencia humana, no queda otra que llamar bien clarito la atención para advertir que en la “acera” hay mierda, que la podemos pisar, resbalarnos, despetroncarnos contra el cemento y el chichón que nos haremos como nación pasará a la historia como el monumento más grande a la idiotez humana.
Pues bien, sin meterme en análisis “científicos” tratando de descifrar la ley pa’ encontrar la trampa, se me ocurre explicar este “fenómeno” constitucional de una manera muy sencilla, es decir, tengo en una mano la constitución vigente en Cuba, la aceptada en 1976 por la mayoría de un pueblo que en esos tiempos aun tenía su poquito de “fe en la victoria” y en la otra mano esta que está aquí, en la puntica de mi nariz, la que tratarán de validar los comunistas de la revolución del picadillo el próximo, muy próximo, 24 de Febrero.
Confieso públicamente mi pena al comprobar cómo cientos de miles de nosotros nos hemos dejado manipular y nos hemos dejado arrastrar por esta cochinada del castrismo con el jueguito del yo voto no y el yo voto sí.
¡Cubanos, el castrismo en Cuba hace lo que le da la gana pues no tiene quien controle sus excesos!
Esta farsa de urnas, pioneros, mesas redondas, digo, de votaciones y federadas marcando con una equis es para tupir “a quien le pueda interesar” invertir en Cuba y confirmarle que su money estará asegurado porque el socialismo de raúl es más respetuoso que el de fidel y quien no cumpla con eso le damos cuatro palos, lo metemos en el calabozo o lo fusilamos por traición a la patria que ahora lo dice bien clarito esta nueva constitución aprobada, casi por unanimidad, por todos los cubanos.
Ricardo Santiago.