miguel díaz canel: Un “presidente” panadero y nostálgico de los nostálgicos por la patria.



Yo a veces me pregunto de dónde sacaron a ese “bárbaro” mental, a esa lumbrera de los marabúes en flor, a este dirigente-dirigido que anda por toda Cuba embaucando a los seres cubanos con el cuento de que va a resolver, para siempre, los problemas que llevamos padeciendo en esa isla, por más de 60 años, con el agua, el pan, los basureros citadinos, la reunificación familiar, el hambre, la tristeza y que, para mas joder, lo hará en un brevísimo tiempo.
Y es que este triste guitarrón que llora y llora por los rincones pa’ mí que se ha vuelto loco, perdió lo poco que le quedaba de vergüenza, está desesperado porque alguien le crea, lo respete o vaya usted a saber qué carajo es, pero ha desatado una diarrea presidencial incontrolable, fétida y repugnante, de soluciones al socialismo, que no se cree ni la madre que lo parió, en momentos en que todo el mundo sabe que el castro-comunismo está pataleando, se hunde, se pudre y se ahoga en el estiércol que ellos mismos han creado.
Porque tal parece, por las tonterías que dice en público, en privado no me quiero ni imaginar, que este espécimen de la fauna castrista aterrizó en Cuba de fly, en globo, en parapente, de “turi’ta” en este 2019, sin hacer escala temporal, y se perdió los 60 años anteriores de salvajismo dictatorial donde ya los cubanos padecíamos de todas las desgracias que él, muy sorprendido, como gallinita ciega, como la Caperucita Roja con la boca de la abuelita, descubre ahora con total sorpresa, ingenuidad y una blandenguería neuronal tan apabullante que uno no sabe si el muy comemierda es “galgo o es podenco”.
Es como si ese ridículo, caricaturesco y bufón personajillo fuera un enviado de la “providencia” para calmarnos y mitigarnos a los seres cubanos la sed y el hambre, apuntalarnos el techo de nuestras casas y reconciliarnos con nuestras familias en el Norte a las que una vez, por seguir las huellas de tus pies, comandante en jefe, ordene, despreciamos por gusanos, les tiramos huevos por escorias y chivateamos de lo lindo porque eran contrarrevolucionarios y no aceptaron, con sublime patriotismo, esa mierda de socialismo o muerte, viva fidel y viva la revolución del picadillo que les quisieron imponer.
Yo digo que la maldición nuestra tiene que ser algo del más allá, de otra galaxia, un mal de ojo internacional o de una loca dimensión que se tragó un agujero negro. Y lo digo porque en más de 60 años, es decir, posterior al 1 de Enero de 1959, primero tuvimos que dispararnos a un farsante con la cantaleta de que íbamos a ser un país más próspero que los Estados Unidos, después nos llegó un General “feminista” con el cuento de un vasito de leche pa’ to’l mundo y ahora se aparece un polichinela tropical con que si el pan no nos va a faltar, el agua nos “llegará a chorros por tuberías” y la familia bien, han engordado con este nuevo socialismo más que el cara’.
Por suerte a estas alturas de Simpson, digo, de la vida, los seres cubanos no creemos en nada que provenga de esa maldita dictadura que ha construido su poder terrenal y espiritual sobre la base de mentiras, falsas promesas, embullos recaudadores de divisas, estafas ideológicas, chantajes revolucionarios y una libreta de racionamientos que más que el hambre, la vida y la muerte, ha “descojonado” la esperanza de todos los cubanos.
Este díaz canel es otro que quiere venir a bailar en casa de las miserias y pretende jugar, como sus antecesores, con las ilusiones de una nación, la paciencia de un pueblo y la vergüenza de un país. No existe nada, absolutamente nada, que provenga de esa ineficiente dictadura que nos haga pensar que algo en Cuba podrá cambiar, mejorar o crecer.
A otros con ese chiste de mal gusto.
Los cubanos solo tendremos pan, tendremos agua, viviremos en un país decoroso, decente, pulcro y podremos reunirnos todos en familia, en esa gran familia que una vez fuimos, el día que logremos extirpar de nuestra tierra bendita a esa pandilla de criminales, esbirros, asesinos, delincuentes que se hacen llamar revolución cubana y que no son más que la vil desgracia que nos cayó porque un día, por estar medio entretenidos, le abrimos los brazos a la bestia de los infiernos.
Ricardo Santiago.



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