Si según el castrismo la revolución del picadillo es un derroche de virtud, de transparencia, de igualdad, de bienestar, de solidaridad, de altruismo, de sacrificio, de austeridad de sus dirigentes y de valores superiores en un mundo “podrido” por el dinero: ¿Por qué tantos seres cubanos se han ido o se quieren ir de Cuba?
Y lo digo porque, aunque la parafernalia propagandística del régimen castro-comunista diga que a revolucionarios, a progresistas y a “humanistas” a ellos no hay quien les gane, la verdad más verdadera, la de la vida real, la de dos más dos son cuatro, es que esos hijos de fidel por delante son todo “sacrificio” y, por detrás, se han forrado con el oro, la plata y la sangre que le roban a todos los cubanos, incluyendo a sus chupa-tibores.
Otra cosa que dicen, y no se miden y la repiten hasta la saciedad, es que el pueblo los apoya y que este defiende “su” revolución hasta en la “oscuridad” de los apagones y en la cola del picadillo de soya.
Entonces, si todo cuanto cacarean es verdad: ¿Por qué tienen tanto miedo? ¿Qué quieren esconder realmente tras ese infranqueable muro de desinformación? ¿Por qué no convocan a elecciones libres? ¿Por qué tantas prohibiciones, tantas detenciones arbitrarias, tanto “socialismo” y tanta represión?
En estos temas cada cual tendrá sus propias respuestas, incluso los castro-comunistas y sus acólitos se rajarán y se gastarán en justificaciones, reflexiones, “análisis” y uno que otro viva el cambolo, somos continuidad, abajo la gusanera o al imperialismo no le tenemos miedo…
Pero, raúl castro y los poquísimos “históricos” que quedan, saben que son odiados por un alto por ciento de cubanos, otro alto porcentaje les temen, los adulan y les rinden pleitesía para ver qué se les pega y solo una mínima, pero muy mínima parte del pueblo los respeta y los admira pues aun no logran bajarse de la “nube” de la revolución del 59.
Yo no me atrevo a dar números porque en Cuba hay tanta doble moral que uno no sabe dónde empieza la cola del pan y donde termina la de la Embajada.
Los castristas tienen miedo, están aterrados, se van en diarreas porque saben que desde hace muchos años esa revolución de porquería se convirtió en una dictadura reaccionaria, explotadora, abusiva, mediocre, inoperante, corrupta, maldita y el pueblo cubano está harto de ellos.
Por eso se aferran tanto al poder, no lo quieren soltar porque saben que de hacerlo tendrán que rendir cuentas ante la justicia por todas las muertes, robos, estafas, adulterios, extorsiones, asesinatos, engaños, vejaciones y vicisitudes que la han causado a Cuba y a los seres cubanos.
El pataleo tormentoso y salpicón que tienen formado, amenazando y agrediendo a todo el que los critique, es muestra de cuanto digo. El odio visceral que manifiestan contra quienes les decimos las verdades en la cara, y no nos escondemos para enjuiciarlos por sus crímenes y atropellos, es cada vez más feroz, despiadado y es muestra de que están “apendeja’os”, como se dice en buen cubano, pues intuyen que tienen que morirse de viejos para que el pueblo no los “ñampiti” a patadas por el c…
Por eso el castrismo hace lo que sea para no “caerse”, aplica desde las tradicionales formas de represión ejercidas desde el poder y la fuerza hasta el uso de un montón de imbéciles útiles que tienen dentro y fuera de Cuba que los ayudan a reprimir, a matar, a encarcelar y a lastimar a muchos seres cubanos.
Los de adentro están jodidos porque no quieren entender que cuando el barco se hunda (y ojalá sea pronto) los capos comunistas los abandonarán a su suerte, ¡pobres diablos!, aquí incluyo a tracatanes oficiales, represores del MININT, militantes comunistas, chivatones, artistas oficialistas y a “Chucha y su Comité…”
Los que viven en el exterior son a mi juicio los más detestables, repulsivos y asquerosos. A esos tipejos, por más vueltas que le doy, no acabo de entenderlos. Esa fauna de corralillo, con sus refrigeradores repletos de pasto “fresco” y sus barrigas a punto de explotar por “los excesos del capitalismo”, se dedica a sostener con sus loas al régimen del cual una vez huyeron porque prefirieren ser meretrices estomacales en la “Yuma” que militantes del partido en la miseria y la hambruna.
Los castro-comunistas se están ensuciando en los pantalones porque la verdad sobre ellos ya no es un fantasma, ya no es un secreto, crece con la dignidad de los seres cubanos y está recorriendo el mundo como…
Ricardo Santiago.
Desgraciadamente nuestro pueblo les ha servido de experimento humano al castrismo, muchas generaciones ha sido adotrinadas.
Triste pero cierto.