Bueno, hablando en serio, y la libertad de Cuba y de los cubanos pa’ cuando.



Confieso públicamente que hablar de este tema me provoca un dolor en el pecho tremendo porque estoy más que convencido de que la mayoría de los cubanos nos acostumbramos, nos adaptamos, asumimos y aceptamos, como lo más natural del mundo, la terrible “dictadura” que tenemos.
Es lógico pero es antinatural. Digo que es lógico porque más del ochenta por ciento de nosotros nacimos, nos criamos y nos “educamos” en un país donde, desde las primeras letras que te “enseñan” en la escuela, te meten en tu cabecita de revolucionarito hecho caca y pipi: “yo amo a la revolución”, pioneros por el comunismo…, somos continuidad, firma este papelito pa’ que muestres tu apoyo al socialismo, mi mamá no me mima porque está en la cola del pesca’o, denuncien a sus compañeritos que coman “chicle”, a patrullar los apagones pa’ iluminar nuestra infancia, apunten en una listica un numerito o un “parlecito”, digo, perdón, a todos los que se defequen en la madre de díaz canel y recuerden que a los mártires de la patria socialista se les idolatra aunque hayan sido unos asesinos, unos criminales o unos hijos de fidel.
Y digo antinatural porque los cubanos no podemos ser tan comemierdas de seguir creyéndonos el cuentecito de la revolución de los humildes cuando es demasiado evidente, porque lo sufrimos a diario en carne propia, que esa porquería de régimen, de “sistema social” o de ideología marxista-leninista, como a cada cual le guste llamar a esa maledicencia patibularia, nos ha puesto a parir, desde hace más de sesenta años, que se dice fácil pero es un tongón de tiempo, la mar de sufrimientos, de tragedias, de locuras, de frustraciones, de penitas gástricas, de miedos, de olores insoportables, de necesidades, de atropellos y de buches amargos que son más que suficientes para comprender que, lo que “cumplió fidel”, fue una gran mentira, una burda estafa y un jala-jala de cinturones que nos tiene a casi todos los seres cubanos con la vida en un hilito y hablando bajitico, bajitico cantidad.
Pero la realidad es que vivimos quejándonos de la mierda de vida que tenemos pero a la vez nos vamos a la plaza “calienta el sol” a desfilar y a escuchar “música”, digo, discursos, votamos a favor de cuanta cadena invente el castrismo pa’ amarrarnos a lo cortico, levantamos la mano por unanimidad como si eso fuera un chiste, nos “pintorreteamos” la jeta con esa payasada de yo soy fidel, le gritamos un montón de groserías a la “gusanera de Miami” y al imperialismo yanqui, no hablamos de política porque caquita te coge la corriente, no asumimos una actitud cívica como seres cubanos, el patriotismo lo tiramos en el basurero de la esquina y nunca reconocemos que el culpable, el único responsable de nuestros “calores”, del jipío que no nos deja dormir por la noche, de la boca seca, del alma desecha en menudos pedazos, de estar horas y horas haciendo colas pa’ comprar cualquier cosa, de las goteras en el techo, de los derrumbes aplastantes y de todo, absolutamente todo, de lo que sucede en Cuba, la tiene única y exclusivamente ese régimen castro-comunista que inventó fidel castro.
Por eso es mi dolor en el pecho y mi carraspera en la garganta cuando veo a tantos cubanos, pero a tantos, comiendo de lo que pica el pollo que, por cierto, está perdido…, aplaudiendo a ese régimen dictatorial que no sale de un disparate criminal para entrar en otro, aceptando ser manipulados por la maquinaria propagandística de la tiranía “proletaria” y, sobre todo, dejándose llevar por la terrible, descojonante y destructiva inercia ciudadana que no conduce a ninguna parte y es la que le ha permitido al castrismo hacer de nosotros lo que le sale de sus malas entrañas.
Los cubanos necesitamos con urgencia liberarnos del castro-comunismo. Es una realidad que no “permite espera” porque el país, es decir, esa isla que tanto decimos que queremos, se nos hunde cada día en el nauseabundo estercolero de la “economía socialista”, en el desagradable vertedero de los congresos del partido comunista, en la miseria de una ideología doctrinera y en el legado de un comandante cagalitroso que nos arrastró, a todos los cubanos, al abismo de las inmundicias, de los deshechos y del agua por señas.
Pero ser libres tiene sus cositas. La libertad no es un status que otorgan los gobiernos, no es un derecho ni un merecimiento, la libertad es una condición humana que nace del individuo hasta que se convierte en necesidad, en deseo y en virtud, de lo contrario seremos siempre esclavos de algo o de alguien.
Ricardo Santiago.



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