Yo digo que hay que ser muy idiota, muy disminuido, muy plastilina, muy manipulable, muy sinvergüenza y muy desalmado para decir que Cuba, la isla que todos conocemos, el país donde vivimos y del que salimos en estampida migratoria política, marcha por una senda, o guardarraya, victoriosa, construye “felicidad” para todos los cubanos y tendrá un crecimiento económico de no sé cuanto por ciento el próximo año.
¡Dios mío a esos comunistas los parió el mismísimo demonio!
Para el castro-socialismo la revolución del picadillo es un derroche de “virtud”, sus máximos responsables no dicen mentiras, viven de un decoroso salario y gozan de los mismos “privilegios” que les otorga esa dictadura totalitaria al resto del pueblo cubano.
¡Qué los compre quien no los conozca o quienes quieran tragarse el cuento del paraíso proletario!
Están viviendo con esa maldita mentira desde hace más de sesenta años, persisten en la misma cantaleta, con el mismo “gato encerra’o”, en la misma pituita pero el bistec con papas fritas, o el famoso vasito de leche, no aparecen ni en los centros espirituales.
Llenan la ciudad con letreros a todo color y de todos los tamaños para tapar, para justificar la chapucería, el desastre, la “prosopopeya”, el vértigo, “los marcianos llegaron ya…” y embaucar al pueblo cubano con que la culpa de nuestras desgracias la tiene el bloqueo imperialista y la “mafia” de Miami.
¡Los carteles no se comen, malditos desgraciados!
La realidad es que esas frases maniqueas, rimbombantes y vomitivas, nada más la creen tres o cuatro imbéciles y unos cientos de miles de oportunistas y aprovechados. La concreta es que quienes único saben de verdad qué es el fidelismo, el socialismo y los “patria o muerte, venceremos”, son los seres cubanos cuando tienen que poner un plato de comida sobre la mesa a sus hijos o prepararles diariamente la merienda escolar, por sólo citar el más cotidiano y terrible de los sufrimientos.
¿Alguno de esos idiotas o aprovechados inescrupulosos saben por lo que pasa una madre cubana para comprar un par de zapatos a sus hijos?
Yo alucino con las respuestas, las defensas, los “pensamientos filosóficos” y las justificaciones de esos revolucionarios amaestrados cuando intentan “contradecir” las verdades de mis escritos.
¡Con este palo y mi moral ganaremos la emulación…!
fidel castro nunca se cansó de inventar frases “arengosas”, lo mismo hablaba de sacrificio, que de “victorias”, que de muerte, que del imperialismo y el futuro, siempre el futuro por delante, como la zanahoria colgando del hilito y el pueblo camina que te camina: “dale coño que la puñetera está cerquitica”, pero nada, el futuro pertenece por entero al socialismo y ahí mismo fue donde se jodíó la cosa, los seres cubanos, de bobitos que fuimos, pensamos que algo nos tocaría en la repartición de los “caramelos” y nunca entendimos que ese socialismo no era para nosotros, sino para ellos, para la familia castro y sus edecanes, eunucos y lame botas.
Hay que saber leer, digo, los cubanos tenemos que aprender a leer, tenemos que instruirnos y empezar de nuevo. La propaganda de los comunistas es la más engañosa y traicionera que existe, embaucó a muchas generaciones y nos puso a chapear bajito, pegaditos a la tierra, “que no quede ni una sola mala hierba en los surcos…”, cuando en la vida real quienes devoran la savia del pueblo y de la Patria son los del partido comunista.
Los cubanos necesitamos comida, viviendas, libertad, agua, electricidad, respeto, democracia, elecciones libres, humanidad, Cuba divino tesoro, hermandad, pluripartidismo, la verdad, aire, dulzura, justicia, bondad, humildad, decoro, cambios, alegría, vida, desenvolvimiento, desarrollo, unidad, fuego, lluvia y amor, no tantos carteles, tantos militares, tantos perros “guardianes” ni tanta mierda.
Tenemos que parar el robo descarado de las riquezas de nuestra nación por parte de esos dictadores asesinos. Es hora ya que pongamos freno a la desecación, a la asfixia y al maniguiti de la Patria. Resulta imposible permitir la impunidad y la desfachatez con la que actúan esos tipejos.
Pero entiéndase bien, la desgracia nos llegó con el primer cartel. El castro-comunismo usó la “alfabetización” como propaganda barata para “inmortalizarse” ante el mundo, pero las únicas palabras que nos enseñó fueron sacrificio, muerte, hambre, miseria, envidia e intolerancia: Soy comunista, toda la vida,
oh bella ciao bella ciao bella ciao ciao ciao,
Soy comunista toda la vida y comunista he de morir…
Insisto: LOS CUBANOS TENEMOS QUE APRENDER A LEER OTRA VEZ…, no podemos permitir que nos continúen engañando tan miserablemente.
Ricardo Santiago.