¡Qué bueno! ¡Qué maravilla! ¡Qué reconfortante encontrar a un joven cubano, a un cubanísimo joven, preocupado por cambiar, transformar y renovar su país, a su Patria, empeñado en devolverle el lugar magnífico que una vez tuvo y el que permitimos, por nuestra desfachatada cobardía nacional, que la mal sanidad, la ambición y la perfidia del castro-comunismo, nos la arrebatara!
Estas son las historias que inspiran, que enorgullecen, que nos retan a vencer todos los miedos, a derrotar la enorme superficialidad con la que enfrentamos la mala vida que nos obligaron a vivir, toda la ceguera física y espiritual que por desgracia nos domina, todo el maldito espanto que llevamos encadenado al cuerpo porque un día nos hicieron creer que a esa porquería de revolución del picadillo teníamos que entregarle la vida, el amor, nuestras esperanzas y nuestros sueños.
Por eso “Hacer a CUBA Grande Otra Vez” es más que una simple frase, es el grito batallador de todos los seres cubanos que vivimos y morimos avergonzados, dolidos, humillados, hastiados y sentidos de la destrucción, de la miseria, de la corrupción, de la hambruna, del abandono, de la improductividad y de la pudrición en la que el castro-comunismo hundió, irremediablemente, a esa isla bonita que nos vio nacer y a la que tanto decimos que amamos pero que muy pocos, insisto, quieren, de verdad, hacerla grande otra vez.
A Luis Mariano, “Luisma”, lo conocí de niño, y aunque eso cuenta, y cuenta mucho, ya no importa porque ahora es un hombre, un gran hombre, un buen hombre, un buen hijo, un excelente hermano, el mejor de los amigos “míos” que cualquiera puede tener, un ser humano que evolucionó y enfrentó solo, a “cojones”, los “tantos palos que le dio la vida” y construyó su mundo, su realidad y su alegría, rompiendo esquemas, desafiando “molinos de vientos”, venciendo el miedo y decidiendo, por sí mismo, que no es menester morir del lado de la ignominia y de la cobardía y sí vivir defendiendo el amor, la esperanza, la vida misma y los sueños.
Y lo más bonito, lo más útil y necesario, es que “Luisma” está, con su mensaje iluminador, despertando a la impávida juventud cubana, estremeciendo cimientos, cautivando generaciones, motivando almas, alcanzando multitudes, incentivando a adolescentes a creer que las utopías personales, cualquiera de ellas o todas inclusive, son realizables, son posibles y son necesarias. Una verdad reflejada en el rostro de la hermosísima joven que posa orgullosa a su lado con su “Make CUBA Great Again”.
Esta gran iniciativa “grafica” de Luis Mariano Esperón Ramírez todos los cubanos debemos reconocerla, apoyarla e impulsarla porque encierra, sin ambages, sin “adobos” y sin edulcorantes propagandísticos, ese rayo de luz esperanzador que necesitamos todos para poder caminar por nuestras calles sin tropezar y caernos, sin temor a “excrementar” los únicos zapatos que tenemos, para respirar “aire limpio” en nuestra empobrecida isla sin miedo a ahogarnos con tanta “locura”, para volver a comer caliente todos los días como Dios ordena y para bañarnos con agua calientica sin necesidad de utilizar, como lo llevamos haciendo por más de seis décadas, una lata, un jarrito y un palo…, así de simple…
Ricardo Santiago.