Cualquier idiota funcional que aun se deje convencer de que los marcianos llegaron ya, digo, que los “rebeldes” tumbaron a Batista para restablecer la democracia, restaurar un Estado de derecho, la Constitución de 1940 o empinar el papalote de la abundancia por los cielos de Cuba, es porque, o tiene un ojo entretenido y el otro comiendo mierda, porque cuando le dicen la verdad está tan ciego que no la ve, porque es un oportunista, un arribista, un sinvergüenza o un comunista, o porque, sencillamente, le parece que los cientos de miles de imágenes sobre la miseria, la destrucción y la pudrición que hoy por hoy existen en nuestro país, son un montaje, una pérfida campaña de la “gusanera” de Miami, otra maniobra de los “espías” de la CIA o los ataques de los enemigos de la revolución del picadillo para dañar el “retrato” del socialismo, de fidel o del “aguerrido” General de la pamela.
Dice mi amiga la cínica que ella cree que al General de la pamela, refiriéndose a su “carácter”, no le queda un solo “pliegue” sano para que los cubanos lo podamos seguir desprestigiando, que el bonche y la jarana que tenemos montado contra ese asesino, criminal y prófugo de la justicia, desde que “bajó” de la Sierra Maestra montado en una penca de yagua seca, es mucho con demasiado y todos los nombretes, motes y mofas, contra ese “militar” sin batallas, sin heridas y sin historias espartanas, están más que dichos, acuñados y sentenciados por el pueblo de Cuba.
Pero pasa que en nuestro país, desafortunadamente, cuando el río suena, y más cuando escandaliza desde los “afluentes” de la dictadura castro-comunista, es porque el “manantial de pasiones” que nos va a caer a los seres cubanos encima, es peor a tápate que tengo frío, más terrible que coquito con mortadela o más surrealista que se me subió la mostaza.
Ahora están corriendo la bola, soltando el run, run, dejando caer como quien no quiere las cosas, que un “nuevo” período especial amenaza con imponerse en la mesa, en las tuberías, en los bombillos, en los escaparates, en el desastre nacional, en la vergüenza, en la ilusión y en la esperanza de todos los cubanos.
Pero aclaremos una cosita bien importante para que los tontos del castrismo no se hagan, una vez más, los desentendidos, los ofendidos y los “atacados”: Cualquier situación de crisis, cualquier desgracia física o espiritual, cualquier huracán de revoluciones mal intencionadas, cualquier faltante en el pollo de la cuota, cualquier “travesura” mundial o cualquier “movimiento” extraño en la bolsa de valores de casa del carajo, solo afecta, y lo ha hecho desde el mismísimo 1 de Enero de 1959, al cubano de infantería, al cubano de a pie, al hombre, a la mujer y a los niños humildes de Cuba para los que esa maldita revolución de la indigencia es solo un peso muerto, un lastre y una agonía sobre sus vidas y sobre sus muertes.
Porque por si no lo saben, por si “échate pa’llá Tribilín sabueso”, por si me “desayuno” ahora querido compañero…, para nadie es un secreto, a estas alturas de los más de sesenta larguísimos años que nos ha tocado vivir como revolucionarios de esa revolución revolucionada, es que ninguno de los dirigentes, ninguno de los altos militares, ninguno de los mandamases dictatoriales, ninguno de sus familiares y ninguno de los miserables tracatanes, adulones o esbirros del régimen asesino y criminal castrista, se tienen “que apretar los cinturones”, aumentar su cuota de sacrificio y entrega al partido comunista o comerse, para sobrevivir, la cantidad de mierda que tenemos y que hemos tenido que tragarnos los cubanos.
Y una preguntica: ¿Cuál es la diferencia real entre un periodo “normal” y un período especial en Cuba?
Yo siempre he dicho que los “períodos especiales” que hemos tenido que soportar los seres cubanos, desde hace más de sesenta años, son una burla, una mariconada y una humillación contra todos nosotros como pueblo y como nación.
Es lógico que un país tenga algún tipo de problema y sufra un “resbalón” en su economía, pero el caso nuestro, es decir, el descaro que nos impuso fidel castro con esos absurdos, inoperantes e improductivos planes económicos socialistas, nos tienen “patinando” sobre cáscaras de plátanos, nos tienen dando traspiés en “bicicletas chinas”, nos tienen jalando la carreta de la locura y nos han mantenido deslizándonos, más de la cuenta, por un terraplén infinito repleto de escollos, de huecos, de dientes de perro, de miserias, de hambrunas, de vergüenzas y de patrias o muertes sin venceremos.
¡Piedad para el pueblo de Cuba!
Ricardo Santiago.
Tengo 87 años. He vivido, de lejos este horror que le surgió a la humanidad en los momentos en que el «despegue» de las miserias generales se plantaba en medio de la guerra. Hubo un triunfo y una derrota. Europa junto al resto del mundo democrático triunfó sobre la mayor indignidad humana, ciega y criminal, mientras la corrosión mugrosa, la sangre verde del zurdaje-nazifascista, se encarnó en los castro. ¿Cómo se cura esta enfermedad? Únicamente con el sacrificio: se levantan todos una mañana y un millón de personas cercan hasta ahogar a las sanguijuelas que los oprime. No hay otro camino.