Entre los rasgos más diabólicos que tienen los castro-comunistas, que son muchos, están el haber institucionalizado la mentira como estrategia de Estado, la exagerada propensión que tienen a la intolerancia, el odio infinito que muestran a quienes no son como ellos, la falsa apariencia que expresan para engañar y traicionar, fingirse los muertos para ver el entierro que les hacen, imponerse de forma violenta hasta en la cola pa’ comprar pollo, embaucar al mundo con que son una “ideología” de paz y progreso y el gusto tan grande que sienten al “hacerse los suecos” en una región del mundo donde el sol raja las piedras y le derrite “los huevos” hasta al más pinto de la paloma.
El castro-comunismo es una doctrina traicionera, maldita, hedionda, cobarde, chusma y virulenta.
Es la clásica gatica de María Ramos, transformada en el perrito sumiso de fidel castro, que nos apedreó sin misericordia a los seres cubanos, y lo ha estado haciendo sistemáticamente por más de sesenta larguísimos años, dejándonos los huesos a flor de piel, el estómago pegado al espinazo, unas ojeras enormes de tanto llorar las tristezas y una desilusión tan grande, pero tan grande, que no existen ni remedio santo, ni agua bendita, ni baño con flores blancas y ni “limpieza” con gallina prieta que nos salve de tanta penitencia.
En esencia: Esa ideología de cachumbambé herrumbroso no es otra cosa que la peor tragedia que hemos padecido los cubanos en toda nuestra historia nacional, así de simple, bochornoso y horrendo.
La dictadura castrista, con su poderosa maquinaria propagandística, se ha encargado de difundir por el mundo, como un vendaval sin rumbo fijo, la imagen de una revolución del picadillo que fue hecha por y para el pueblo y que por culpa del “rubio norte imperialista” no ha podido cumplirnos a los cubanos todas las promesas que una vez, y miles de veces, nos hiciera su cabecilla en jefe, su pistolero sagrado, el corazón antibalas, el titán sin rasguños, el cambolo de Santa Ifigenia o el Jack Sparrow caribeño más ladrón y sinvergüenza que depredó en estos benditos mares.
Y yo pregunto, así como quien no quiere las cosas: ¿Qué coño tiene que ver el embargo económico con restaurar la Constitución de 1940, convocar a elecciones libres y devolver la democracia usurpada a los cubanos desde 1952?
Porque, en realidad, por eso fue que muchos apoyaron a fidel castro, le creyeron sus cuentos en los primeros meses del 59, por eso fue que la mayoría se hizo “de la vista gorda” ante el terror, las muertes y la violencia, por eso se sacrificaron tantos y tantos seres cubanos para que nuestro país retornara a la razón, la cordura y la democracia.
Pero todo fue en vano, cambiamos a un dictador de progreso por uno, un mierdecilla que arrasó con la tierra, el aire, la vida y todo cuanto tocó con sus inútiles, puercas y mediocres manos.
El castro-comunismo mordió “las mieles del poder” y se atragantó en Cuba con las casas, los edificios, los centrales azucareros, la industria en franco desarrollo, la vida y la bondad de los cubanos. Y no nos soltó hasta que nos dejó hecho talco, inservibles e irrecuperables.
Los castristas se atragantan pero empujan pa’tra, pa’tra y pa’tra, tragan en seco aunque los ojos de ver se le llenen de espanto y la propiedad ajena, de la que se alimentan como parásitos glotones, no les quepa en sus trogloditas buches y les rompa el saco por tanta avaricia, tanto descaro y tanto suelta lo que no es tuyo.
Definitivamente estos mequetrefes alimentan su gula política con represión, corrupción y violencia contra el pueblo dentro de Cuba.
En la arena internacional ponen caras de yo no fui, con risitas afeminadas, pa’ mendigar y jimiquear y que voten a favor de ellos en resoluciones ridículas de las Naciones Unidas o les envíen barcos enteros con donaciones que después le venden al pueblo cubano en sus tiendas administradas por militares.
La mentira más siniestra de toda la historia es esa mierda de revolución social inventada por fidel castro. Fue y es el embuste mejor sustentado y más aplaudido por Presidentes, Reyes, apostólicos y romanos. Nunca se vio en el mundo un ser tan diabólico que fuera aclamado con tantas serpentinas “made in China” y vitoreado con chillidos esquizofrénicos por “inocentes almas de lejanos parajes”.
Es una realidad, pero sólo los seres cubanos lo entendemos bien, somos nosotros los únicos que sabemos el dolor tan profundo causado por la mordida castrista y que después de seis acojonantes décadas, de soportar tamaña infección, aun seguimos esperando por el vaso de café con leche y la rebanadita, una simple rebanadita, de pan con mantequilla, pa’ poder desayunar como Dios manda.
Cuando pienso en eso me dan deseos de decir, de gritar…, malas palabras…
Ricardo Santiago.